Poema erótico dedicado al cunilingus.
Me estaba dando por el culo mientras con sus manos se aferraba a mis caderas y con su boca, me besaba la espalda, luego con una de sus manos, me agarraba la polla, haciéndome una suave paja.
Después, la coloqué entre las palmas de ambas manos y suavemente se la fui frotando. Aquello parecía encantarle. Me fui acercando aún más y con la lengua saboreé los últimos líquidos que salían de ella, le pasé la lengua por todo el glande recorriéndolo de arriba a abajo hasta llegar a sus huevos que con delicadeza introduje en la boca. Finalmente, muy despacio, recorrí su polla nuevamente hasta que de golpe la introduje toda en mi boca.
Los sábados y domingos tomo mucho sol ya que mi casa tiene parque y piscina, así que tengo mi cuerpo tostado, con mi esposo tenemos una muy buena relacion sexual, les voy a contar como soy y después comienzo a relatar lo sucedido hace 1 mes aproximadamente.
Mi madre se quedó unos instantes mirándome de arriba a abajo y clavando su mirada en mi falo en erección, mientras se oía abajo un portazo apresurado. Y salió del cuarto para entrar en el cuarto de baño.
Era delgada, alta y bastante bonita. Llevaba unos pantalones ajustados, de esos donde la cintura empieza justo un cm encima del vello púbico, ceñidos como si fueran de goma a un culo carnoso y redondo. Llevaba una blusa blanca transparente, y un top ajustado, que marcaba unos pechos grandes, erguidos y perfectamente esféricos.
Mi mujer Adela, y yo vivimos solo en un viejo y amplísimo apartamento de la costa, donde acostumbramos a vivir casi todo el año, entregados al trabajo de cada uno y después a los mil juegos y placeres de la Erótica Universalis.
Pero sabía que ese era un pensamiento muy vano y muy vacío, aun así mi realidad se trastornó, aquel momento me sentí como una mujer libre que podía satisfacer todo lo que quisiera, es cierto que pecaba de vanidad y que no razonaba las cosas pero mi sentido erótico era demasiado complejo y urgente como para ponerme a razonar, la única situación que me incomodaba era lo que pudiera pensar mi hijo.
Estos manoseos hicieron acabar rápidamente a mi esposa que es de muy rápidos orgasmos, la que una vez recuperada a su vez procedió a desnudarlo sacando primero su camiseta y luego su pantalón para proceder a recostarlo en la cama y empezar a besarlo por todo el cuerpo, a todo esto mi esposa es muy hábil con la lengua y le encanta hacer gozar a los hombres de esta manera.
Así cuando esculpas en el mármol carnal mi cuerpo, cuando tus dedos recorran las incógnitas de mi torso, y me moldees como si fuera arcilla, sentirás como nacen de tus senos las auroras, como tus pezones se agitan y se convierten en pétalos irisados, en flores nocturnas, en madreselvas.