Con la punta de su lengua lamió mis labios voluptuosos e hinchados aún por el placer, dibujó mi clítoris sonrosado y recorrió cada milímetro de mi vagina con su lengua y saboreó casi desesperado mi coño húmedo y ensoberbecido.
Este relato es la historia que vivió Miguel García, un lector de mis relatos, el cual me escribió pidiendo si podía escribir sus recuerdos de cuando fue desvirgado, a sus recién cumplidos 20 añitos. Fue en Alicante donde estaba realizando el servicio militar, y fue su capitán quien lo desvirgó, convirtiéndolo luego en su putita.
Si ya iba caliente y excitado, el ver cómo le entraba la verga por el culo al chaval aquel, hizo que mi polla se pusiera tiesa al momento, recorriéndome por todo el cuerpo una sensación extraña de placer, excitándome aun más de lo que ya estaba.
Después de un rato mas baile y cervezas y mas jugueteo llego un punto en que ni ella ni yo nos conteníamos y después de besarnos le propuse que si nos íbamos y pasábamos a mi casa
Como voy a resistirme si has aparecido con uno de esos vaqueros de botones que te hacen tan sexy con los dos primeros botones desabrochados, con tu torso desnudo y moreno y tus pies descalzos...
He decidido escribirte estas líneas para contarte una fantasía que he tenido contigo, bueno, que llevo teniendo mucho tiempo y que me resulta muy excitante cuando la pienso.
Mi padre, después que ya dejó de sacar leche, me levantó la cabeza de en medio de las piernas de la Tata, sonriéndome me dijo si me había gustado probar su leche y lamer el coño de la Tata; que me había parecido aquello que había visto y si me gustó.
Empezó haciéndome una paja de maravilla, casi no pude contenerme y estuve a punto de venirme en sus manos, ella se dio cuenta de ello y paro, yo solo atinaba a manosearle su culo, sus tetas y su concha que aunque sobre el pantalón notaba que la tenía húmeda
Empecé por la espalda y me entretuve un buen rato en los costados de sus tetas y ella decia, que gusto la crema en mis pechos, los tengo tan grandes que me duelen, sobre todo los pezones y se moví o para dejarme darle crema en los pezones dentro del bikini.
En la penumbra de la sala de cine pude ver que abría su bragueta y me mostraba una deliciosa verga gorda y cabezona que brillaba por el precum, eso me calentó al máximo.