Una noche recorriendo unas de las ciudades de la playa, nos metimos los tres a un bar, y después de estar tomando bastante el se quedo totalmente borracho entonces nos fuimos al hotel lo acostamos, y nosotras nos fuimos a la alberca ya que hacia un gran calor nos parecía bueno estar en el agua fresca, como no había nadie alrededor empezamos a jugar nosotras y así estuvimos tocándonos abajo de nuestros bikinis, al irnos a los vestidores me encontré con dos amigos también guías y recordé que ellos me habían hecho trampa para que tuvieran relaciones conmigo
Total, un conjunto de infarto, una chica risueña y muy jovial por añadidura muy amiga de mi madre y el objetivo final de mis pajas, la muy zorra siempre se metía conmigo y si podía pasaba su mano sobre mi paquete riéndose y diciéndome que sabía que en ese lugar existía una especie de tesoro que algún día ella tendría que descubrir, cuando Elvira me hacía eso la paja la tenía que hacer de inmediato o estallaba.
Una rubia de ojos claros y mirada penetrante, le comía el rabo a un negro mientras este le acariciaba los pezones. Por un momento me quede parado por mi sorpresa, pero después reaccione y pensando que no vendría nadie debido a la lluvia, podría cerrar la puerta con llave para que nadie pudiera sorprenderme, así que lo hice, cerré con llave y cogí una silla, me baje los pantalones, me senté y acogiéndomela a dos manos empecé a chascármela como si nunca hubiera sentido el placer del sexo.
Me moví con mucha suavidad, para intentar que el placer se sobrepusiera al dolor. Y debí conseguirlo, porque, a no tardar mucho, sus piernas se abrazaron a mi cintura haciendo aún más estrecha la unión de nuestros sexos. Y todo su cuerpo se vio sacudido por las oleadas de placer de su primer orgasmo.
Sin exageración, sin intención alguna ella iba derramando sensualidad con cada paso. Lo que la hacia aún más atractiva no era la inocencia de su hermoso rostro, o los cautivantes ojazos color miel, ni esos labios carnosos; sino que se podía ver por la espontaneidad de su mirada, su bella sonrisa y amigable conversación que no sabía remotamente lo atractiva que era.
Me rodeo con sus brazos, espera Nacho, por favor compórtate. No te preocupes no va a pasarte nada de lo que no te hallan hecho ya me dijo en mi oreja, mientras la besaba, no aguante más y.yo le correspondí abrazándome de su cuello y abriendo mis labios para besarnos, él introdujo su lengua y que deliciosa la sentí, se la succione con mis labios y empece a jugar con ella con mi lengua; mientras él me apretuja contra su cuerpo, acariciándome mis nalgas sobre la falda, no tardo mucho en levantármela y acariciarme sobre mi pantis, mientras nos seguíamos besando.
Le desabroché los pequeños pantalones de deporte que llevaba puestos y de una sola bajada le despojé también de sus calzoncillos, mostrándose enhiesta y altiva su monumental polla, que ya estaba dura y rojiza. Esa visión me puso más desbaratada si cabe, se la toqué, se la meneé durante unos segundos, pero yo necesitaba otra cosa, era pura necesidad, no eran ganas ni deseo, era total urgencia de tener dentro de mi cuerpo ese pedazo de picha gigante.
Con fruición, con deleite, con toda la pasión que era capaz de sentir y con toda mi experiencia concentrada en ese acto, comencé a basar ese coñito, primero por los lados recorriendo con mi lengua sus frágiles pliegues y tratando de abrir esa delicada caverna con mi lengua que progresivamente y como un niño busca la teta materna, buscaba su precioso botón hasta encontrarlo allí, expuesto, palpitante, rosado y delicado, para iniciar tal ves la mejor faena que recuerde en lo que a succionar, morder, deleitar y saborear un clítoris había hecho en mi vida.
La obediencia y sumisión de todas las hembras es absoluta, ya que ante la más mínima desviación la aplicación de correctivos psíquicos y castigos físicos es implacable. Estos se desarrollan en una sala especial, dotada de los más apropiados y sofisticados aparatos, como de potros y sistemas de suspensión, así como de todos los instrumentos necesarios e inimaginables.
El sábado, Lover nos pasó a buscar por mi casa, con Ana estábamos vestidas muy sensuales las dos, ella llevaba minifalda azul muy corta y ajustada y un top blanco sin sostén, yo llevaba un vestido negro ajustado al cuerpo, muy corto y tampoco llevaba sostén, llevaba una tanga negra, tipo hilo dental, igual que Ana.