Últimos relatos gay:

Curso de pintura

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Pasaron varios meses cuando una tarde llevé a mi hija se desencadenó una fuerte tormenta. Llovía torrencialmente y creí prudente quedarme hasta que parase un poco, porque era peligroso conducir con semejante lluvia.

El guitarrista

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El guitarrista estaba a mil y para ayudarlo un poco más, la mano que estaba jugando con sus testículos, la pasé un poco más allá y le metí un dedo al culo, el guitarrista gimió de dolor y de placer al mismo tiempo, entonces se lo metí hasta el fondo y mientras volvía a gemir, de vino en mi garganta.

Subasta

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No hay hombre por la calle que resista a mirárselas. Esto al principio creo en mi una sensación extraña entre celos y morbo pero al final me he ido acostumbrando e incluso he empezado a sacar partido de las situaciones.

Estíbaliz

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Contemplé sus pezones sonrosados y me abalancé sobre ellos succionándolos con avidez. Ella me acariciaba el pene y sobre todo el glande con suavidad, llevándose la mano a la boca lamiéndolo provocativamente y con ganas mientras se dejaba arrastrar por mis lametones y apretones en sus senos. Bajé la punta de mi lengua por su esternón, su estómago, su ombligo, su coño depilado en una sugerente línea de pelos cortos.

Verano del 98 I

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Después ella se acostó de espaldas, boca arriba. Levantó sus piernas y le he sostenido arrodillado al final de su cuerpo y apoyando el otro brazo en el piso. La penetré dominando y poseyendo el control. La postura me permitió variar el sentido de la penetración y la apertura de las piernas. Ambos cuerpos corrían juntos la carrera para llegar al orgasmo y reflejábamos en el otro los más variados gestos de placer y lujuria.

El mejor amigo de mi esposo

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Se lo recorrí íntegramente con mi lengua húmeda y escuché entusiasmada como escapaba un suspiro de los labios de Juan cuando me acariciaba el pelo mientras le lamía el duro tronco. Utilizaba mi lengua lentamente hacia arriba, hasta llegar al glande, metiéndola en su agujerito de la punta y luego volviendo nuevamente a la base. Llegaba hasta los testículos y los mordía muy suavemente, lo quería excitar al máximo.

Cambio de gustos

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Creo que ella se sentía apurada al notar mi erección bajo el bañador. Me la jugué a una carta desde el principio porque estaba muy excitado y le pregunté si quería tomarse una copa conmigo. Sus excusas las fui echando abajo y conseguí que se pusiera su pareo y me acompañara al coche.