Cierto día a decir verdad en mi cumpleaños 17 mi mama me organizo una fiesta en mi casa, para esto yo ya tenia bastantes amigos y amigas lo que antes nada de nada, en fin, en esas fiesta también había familiares tíos, tías, primos, etc.
Luego de mucho discutir con ella sobre la publicación de mi segundo relato, y tomando en cuenta la gran cantidad de correos que recibí, me he decidido a contarles lo que ocurrió en mi segundo encuentro con mi tía.
Veo que ya acabaron, se escuchó la voz del viejo en la puerta, estaba vestido con un pijama. Que rico te cogieron putita, es increíble cómo te la tragaste toda.
Se veía un jovencito en un Sling como el que tenía el viejo en el cuarto, gemía como desesperado con la verga de un negro en la boca y otra en el culo, aquella verga le entraba hasta la garganta mientras el otro negro le introducía su gran verga hasta los huevos, los tres pujaban como locos.
Primero fue un shock para mi, pero luego viendo como ella comenzaba a meter sus manos dentro de su pollera eso me volvió mas loco que nunca y comencé a moverme mas rápido dentro de mi hermana.
Todo comenzó cuando Valeria y yo teníamos 12 años, ya había pasado un mes de lo que me estaba pasando con ella, Valeria en ese entonces era una chica muy linda, rubia de ojos celestes, era mas bajita que yo.
La verdad es que al principio la idea no me agrado, la posibilidad de vivir con alguien pendiente de mis movimientos no me hacia ninguna gracia, pero cuando la señora me enseño una casita coqueta en la segunda planta, con entrada independiente y ante su cara de angustia y necesidad, acepte.
Yo había llegado hacia buen rato a un sauna con amanecida que al en el sur de Cali y estaba en el patio de atrás en el jardín pegándole una mamada a un negro lindo cundo en esas llegan allí al jardín dos pelaos bien sardinos que después me dijeron que venían de Manizales
Mi cuñado volvió al living queriéndome explicar algo y cuando vio semejante escena me miro , lo miré y cerré los ojos con una guiñada como para darle el ok de todo lo que estaba pasando.
Del coche patrulla salió Cristina, era policía del pueblo y se portaba de manera severa con estas pequeñas infracciones de trafico que otros compañeros no tenían en cuenta.