Relatos eroticos maduras

Relatos de sexo con maduras.

240 relatos

La excitante e inalcanzable vecina

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Sin ningún tipo de malicia y más por un acto de demostrar mi solidaridad tome a Olga y la abrace nunca había tenido una demostración de afecto con ella mucho menos un abrazo sin embargo como lo hice fuertemente su conchita quedo en contacto con mi verga y pude sentir perfectamente su raja

Alicia

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Baje su bombacha y pude sentir los vellos de su intimidad, mojados por el agua y el sudor, unos vellos negros azabache, crispados y revueltos... introduje mi dedo índice y pude sentir su calor, intenso, comenzaban los jugó a fluir... mi cerebro no pensaba en otra cosa que en ese monumento de mujer llamado Alicia...

Madurita calentona

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Ya estando allí me encontré con una amiga de mi barrio la cual me presentó a su tía que había venido de Neuquén, grande fue mi sorpresa cuando la vi, era una mujer de unos 39 años, tez blanca, pelo castaño corto, de 1,60 de altura aproximadamente, con una cola espectacular y unas tetas el doble de mejor, pero lo que mas me impactó fue su mirada (de seguro se reirán por esto) ya que tenía una mirada de "come-hombres" que mataba.

Mujer madura I

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Comencé a besarle los pies, subí por sus piernas, amagué el pantanal de amor, continué clavando mi lengua filosa en el pequeño ombligo, deslicé aún mis papilas por su plexo, llegué a las sinuosidades esponjosas, saboreé los picos del volcán que se teñían en arenas rojizas cual lava en erupción, escalé con esmero y dedicación esas serranías, las conocí como la palma de mi mano, viajé más adelante y dulcemente probé su encandilante cuello hasta producirle un estremecimiento que por poco me desequilibra, llegué a su lóbulo y escudriñé en su oreja.

Ligando en el hiper

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Llegó a la cafetería y me encuentro con Rosa, ha ido al peluquero, se ha puesto guapa, charlamos cálidamente, me cuenta sus intimidades, la escasez de relaciones sexuales y la poca calidad de las mismas, cada vez está más zalamera y coqueta, parece una mutación, la resignada ama de casa desahogandose con un desconocido, pero el desahogo no había hecho más que comenzar.

Doña Luisa

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Se nos unió en la charla, la pasamos bien hasta que llegó el momento de irnos a dormir, por costumbre me baño antes de ir a dormir, pero como no sabía cómo emplear el nuevo baño llamé a Diego pero Luisa me escuchó y fue quien me atendió, apareció portando una bata rosada delgada sus pezones se sobresaltaban, una abertura a la altura del abdomen mostraba un abdomen trabajado, plano y firme, al parecer le gustaba mantenerse.

La vecina de enfrente

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Un día, cuando estaba dándole a la manivela (he de decir que no gasto esos tamaños que abundan por estos relatos; mide unos 15’5 cms. y eso en su máximo esplendor) con la tranquilidad de que su marido se había marchado y también sus hijas, vi cómo se acercaba a casa.

En penumbras

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En un momento del diálogo ella dice si es bueno pero no pasa nada, a pesar de tener cierta confianza no hablamos mucho de sexo, solo algunas bromas, ella siguió diciendo que ni la lengua usa, yo pensé y a mí que es lo que más me gusta, en eso sentí una mano en mi muslo y que mi pene se levantaba y marcaba en el pantalón.

Con una tía

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No hubo necesidad de decir más; la abrace, le apoye la espalda en la muralla, tome sus piernas las puse en mi cintura y puse sus pies en el borde de la tina, y empezamos de nuevo, yo le metía mi pene con toda mi fuerza, era un animal en ese momento, y a ella le gustaba, se apretó a mi cuello y me pedía más, me pedía que se lo enterrara con mucha más fuerza, entre sus gemidos y mis empujes terminamos nuevamente.

Silvia

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No hay dudas, todos saben lo que ella es, estuvo pensando si aprovechar o negar la situación, no pudo con su nueva vida, el goce se apodero de ella, esa misma tarde anocheció en otra quinta con otros participantes.

Mi compañera de trabajo madurita

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Yo por mi parte continuaba explorando su cuerpo y seguí desnudándola, le quite la falda y pude mirar nuevamente ese par de piernas que tiene, y vi esa hermosa cuca a través de sus pantys, llena de bellos, así como a mí me gusta, por la posición en que estábamos podía observar su magnifico culo, el cual me dedique a sobar mientras ella me daba una mamada sensacional.

Clarisa, violación para el aplauso!

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Estando la vieja consciente, volví a arremeter con mis dedos en su ano, mientras le metía los dedos, fui vaciando lo que quedaba del pomo de crema, y le terminé abriendo el ojete, hasta que en medio de sus desesperados movimientos comencé a meterle la mano completa, !como se veía ese agujero!

Una vecina muy cariñosa

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Noté como se le hinchaba el clítoris y se hacia grande, y entonces me ayudé con dos dedos para acariciarlo más deprisa, ella mientras no dejaba de mirarme mientras se acariciaba los pezones y soltaba resoplidos.

Algo increíble

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Alicia era una belleza espléndida. Tenía 29 años (era significativamente menor que mi madre), medía 1,70 metros pero con las sandalias de tacón que usaba aumentaba unos 5 vitales centímetros más que la ponían a la altura de mi metro noventa..

Ven conmigo

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Ayer iba camino a casa cuando me pasaste, ibas caminando venias de tu trabajo también por la forma en que vestías, una mujer madura de unos 40 años, con una blusa beige, un saco negro y una falda negra corta, un poco arriba de la rodilla, tacones negros y altos; tienes una piernas exactamente como a mi me gustan, justamente cuando me rebasas me queda tu perfume en mi, el aroma de ti y tus piernas

El Cartero

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Para sorpresa de Jazmín y mía se la saco y dijo que sé tenia que ir porque se le había hecho muy tarde, ella le rogó que le acabara adentro y que luego se fuera, el tomo su ropa y le contesto que la única forma que se quedaba un rato mas es si le dejaba darle por la cola.

La gorda que hacía el aseo en la casa de mi novia

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Con una mano me corrió el prepucio asía atrás y se lo metió a su boca mientras con sus manos seguía masturbándome. Me lo chupo tan fuerte que en minutos mi verga esta dura. Me subí completamente sobre su boca y empecé un mete saca en su boca. Ella se la tragaba hasta mis bolas.

Doña Mercedes la del décimo piso I

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Acto seguido ella se ubicó en el sofá colocando su culo hacía afuera de manera que quedaba a una buena altura, mi verga que se había bajado un poco debido a la corrida anterior, inmediatamente tomo sus dimensiones y apunto directo a aquel culo que parecía llamarlo.

Carmen la nueva vecina II

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Con lo que procedí, a masajear sus senos, y tomarlos con la mano y llevármelo a la boca, eran dos enormes esferas, que al contacto con mi boca mi lengua parecía desaparecer, luego de eso, nos dimos un largo beso, y la tire contra la cama, y ella se recostó

Carmen la nueva vecina I

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Al escuchar eso, me calenté un poco más, luego le di la vuelta y empecé a tomar sus caderas y ella empezó a moverse también  y gemía mas fuerte cada vez mas, como una puta, empecé con mis manos a abrir un poco sus nalgas mientras ella pasaba uno de sus dedos por su culo.

Un día en las rebajas

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Fue con su novia a las rebajas, mientras ella se probaba una falda, nuestro protagonista no podía apartar la mirada de otras mujeres que se estaban probando lencería fina y muy sensual.

El cambio de marchas automático I

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Esta vez si aprecie su cara, realmente bonita para dicha edad, cuando se dirigía a atender al respetable mi mirada se dirigía a su culo, precioso alto y respingón entallado en un vaquero ajustado cuya costura se perdía por la raja de su trasero.

Mi madura vecina

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En lo que terminó la reunión se paro todo el mundo y yo estaba tan excitado que no me podía parar me quede sentado y ella se me acercó y me dijo en el oído que era un mirón y que le había encantado, que se imaginaba lo que yo iba a hacer esa noche.

Concha abre su concha

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Pese a que sus bañadores eran pantalones bastante más largos de lo que me hubiera gustado, cuando salían del agua la tela se les pegaba a la entrepierna y podía comprobar que sus aparatos en desarrollo estaban muy bien, no del todo en reposo como a ellos les gustaría.

Una clienta diferente a las demás

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Ella empezó a gritarme que le diera más placer, así que apoyé sus muslos en mis hombros y nuevamente nos pusimos en postura, yo se la metía y sacaba, pero solo el glande, pero ella en un arrebato de deseo me apretó con fuerza con las piernas haciendo que nuevamente la penetrara.

Que bueno que Bety me lo presento

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Entonces Luis se levantó y me puso una mano en mi trasero y comenzó a acariciármelo, me mantuvo inclinada y con su dedo pulgar me frotaba en medio de las nalgas y por encima del vestido; comencé a sentirme muy caliente y le sonreí.

Mi alumno preferido

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Me masturbaba a menudo pero no era suficiente, necesitaba un hombre, sentirme deseada y querida. Como dije estaba bien físicamente así que notaba las miradas de compañeros y hombres por la calle, aunque yo soy recatada en el vestir.