Un padre divorciado de 41 años es seducido y dominado sexualmente por Gabriel, el amigo mayor de edad de su hijo Santiago. Lo que inicia con un encuentro inesperado en casa evoluciona hacia una relación de sumisión total, en la que Gabriel y otros amigos lo usan sexualmente.
Mi señor me ha pedido que escriba un nuevo relato, me voy a mudar a una nueva casa que me he comprado, y como no, tendré que estrenar y probar cada rincón con mi señor.
Me estaba deshaciendo lentamente, mientras un volcán se iba formando desde mi estómago hasta mi sexo. Notaba como una fuerza extraña se apoderaba de mí y como explotaba en mi cabeza, haciendo que de mi sexo brotase un nuevo rio, una cascada interminable que seguro había cubierto a Mariano por entero
Fui enviada a un lugar secreto para ser entrenada como amante perfecta. Durante tres días, soy sometida a intensas sesiones de sexo y BDSM, observada por espectadores ocultos. mi esposo y su mejor amigo, Juan, me apoyan en este viaje de descubrimiento y placer.
Relato íntimo y explícito en el que narro mi entrega como sumisa en una relación BDSM, detallando una velada de dominación, ataduras, humillación y placer compartido, donde me convierto en el juguete sexual de mi amo ante una audiencia anónima.
Una historia un poco larga. Dos aventuras en un mismo relato con mi novio, donde mi esposo estuvo involucrado sin saber de quién se trataba. Mi novio pasa como mi amigo, mi esposo no sospecha que el fue quién lo sometió. Y se llevan bien cuando coincidimos, yo me porto como una damita frente ambos.
Aceptó una apuesta. Terminó atada, gimiendo, y pidiéndole permiso para venirse. Mario no solo ganó el juego, se ganó el control total de su cuerpo. Ahora, ella sigue sus reglas
Una escapada a una cabaña en el bosque se convierte en el escenario perfecto para cumplir una fantasía prohibida. Mi esposa, vendada y sumisa, es dominada sin piedad por dos hombres frente a mí, mientras grabo cada instante. Doble penetración, control absoluto, placer sin filtros… y cero sentimiento
Ven cerda, pasa aquí y chúpame la polla como tú sabes. Elena pasó al asiento del copiloto, mientras el taxista se iba bajando la bragueta y sacaba la polla fuera. Elena se amorró a la polla y empezó a chupar.
Le agarró por sus brazos y la follo muy, muy fuerte. Elena chillaba como una loca, presa del dolor y del placer. Ese anal le estaba matando. Eso era lo que ella quería y lo que su marido no le daba.
Dominación, pornografía, tríos y cuartetos con infidelidad y cornudos, viajes de trabajo y una cierta brutalidad. Lo escribí a medias con Marido (alguno notará que no es mi estilo habitual) y añadimos una buena capa de ficción a cosas que sí ocurrieron.
Empecé a recordar al tipo ese, la mujer obesa y el látigo. Pero no podía recordar más que las voces del tipo al correrse. Mi mente se fundía en negro después de escuchar las voces. Me dolía todo el cuerpo, para la única vez que no me habían follado, me habían dejado para el arrastre.