Un día estaba navegando por internet y por pura casualidad encontré una página de incesto y de sexo con maduras. Mi impresión fue de ver algunos videos donde aparentemente salía un nieto con su abuela manteniendo relaciones.
Yo estaba sobre aquellas dos hermosas mujeres que me habían dado una experiencia que no esperaba, lentamente saqué mi pene del ano de mi tía y ella se quitó de encima de mi mamá, Marina se quitó el arnés con un dejo de agotamiento, no era para menos, los tres estábamos agotados por lo que nos recostamos un momento, yo a un lado de mi mamá que me abrazo tiernamente.
No la tenía muy larga pero su grosor compensaba la falta de centímetros, su glande rosado resaltaba sobre el color oscuro del resto de la piel, ya que brillaba debido al líquido que lo empezaba a cubrir, lo cual provocaba aquel sonido tan característicos de polla en movimiento.
Primero empezó por el glande, suavemente con sus labios empezó a bajarle la pielecilla al mismo tiempo que impregnaba con saliva toda la verga. Con sus manos iba ayudando, le rozaba sus huevos, se los besaba, se los lamía y sin parar de frotar su polla iba dándole mordisquitos con sus labios carnosos.
Era la primera vez que le hacía semejante caricia. Emocionado y excitadísimo se dio cuenta que hasta en ese sitio su querida mami, cómo tantas veces le llamaba, era toda una perfección. Toda ella olía y sabía divinamente. Su vulva chorreaba excitación abundantemente y él la bebía toda.
Desde que me había levantado el sábado, llevaba todo el día nervioso, apenas había podido comer a causa de los nervios y stress que tenía, era como un hormigueo que me recorría todo el estómago, y todo era por causa de aquella cita con el quiosquero. No le había prometido nada, pero llevaba 2 días que no dejaba de pensar en ello.
Configuré una cuenta para mi suegra, en el computador de mi novia y así hablaban cada vez que mi suegra se conectaba. A mi suegra, que tiene unos 50 años, le fascino esta cosa del internet y pasaba horas y horas metida delante del computador. Junto con enseñarle a ocupar el MSN, con cámara y micrófono, le enseñé a bajar música. El programa que utilizamos, permite enviar mensajes dentro de las personas que están en el mismo programa.
Llegamos al rastro y nos metimos en todo el jaleo, a mi me daban muchos empujones y a ella eran distintos, más que empujones eran restregones, eran mas despacio y se recreaban al pasar a su lado, algunos chicos la hacían corro y decían piropos y burradas a lo que ella contestaba con una sonrisa bastante picara. Ella estaba despampanante, sus pecho botaban sueltos y sus nalgas tenían un movimiento que volvía loco a cualquiera que estuviera detrás suyo.
Cuando termino el curso de ingles, el se fue a la fuerza aérea, aun así nos mantuvimos en contacto. Después de dos años de no vernos, quedamos en encontrarnos en un bar de la ciudad, la alegría fue grande, entre tragos y baile, la conversación subió de tono, hasta que él me reto a darle un beso, por supuesto no desaproveche la oportunidad que había anhelado, yo hasta ese día era virgen y desde que lo conocí me dije que con el tendría mi primera vez, y nunca imagine que eso llegaría.
Se quedó meditando y me dijo que se atrevía siempre y cuando existiese mucha discreción de ambos. Le contesté que no se preocupara que no iba haber ningún problema. Nos fuimos del hotel donde estábamos y busque a mi amigo Juan Pedro, un compañero de trabajo, con quien siempre hacía orgías, ya fueran buscadas por él o por mí.
Nuestros primeros años de casado fueron de gran actividad sexual y un sin número de juegos eróticos, producirnos nuestras películas eróticas, sacarle fotos desnudas en poses dignas de una estrella porno y todo lo que se puedan imaginar.
El negro se bajo los calzoncillos con la única mano libre que le quedaba y lo que apareció me paralizó totalmente. La polla del negro era en estado flácido mas grande que la de Toni y de un grosor como mi muñeca. Al instante noté como los pezones se me ponían duros y como un calor me subía directamente desde mi entrepierna a mi cuello.
La primera con un dedo durante la vuelta de la discoteca al hotel, la segunda con la lengua en el parking del hotel (en el asiento trasero del coche) y la tercera ya en la habitación con mucho sufrimiento pues ya estaba a punto de estallar de lo caliente que estaba y además ella tardó por los dos orgasmos anteriores.
Subió al cuarto de Alicia en el piso superior y, después de saludarse, se pusieron manos a la obra con los ejemplos y problemas del álgebra. Pronto estaban inmersas en mareas de fórmulas y ecuaciones, hasta el punto de casi no darse cuenta cuando Esperanza y Rodrigo (el padre de Alicia), se despidieron a eso de las ocho de la tarde.
Al principio su reacción fue de enojo pero, cuando quiso darse cuenta, se encontraba apoyada en el quicio de la puerta con la bata en el suelo, las piernas abiertas, dos dedos de su mano izquierda dentro de su coño, frotándose el clítoris con el dedo corazón de la otra.
Paso una semana y un sábado a las doce llamaron al interfono, era mi suegra. Afortunadamente Clara había quedado para comer con las del trabajo por un cumpleaños y se había ido a comprar un regalo.
Seguían viniéndole a la mente las imágenes mientras pensaba en el trabajo que le esperaba ese día. No se fijó siquiera en el cruce temerario de otro vehículo que casi le hace chocar con el semáforo.