Poco a poco fui viendo su abundante pelambrera. Parecía su coño una selva de lo frondosa que estaba. Pelos rizados, abundantes, negros y duros. Metí la mano por debajo, un poco a ciegas, y noté que estaba encharcada. Dio un alarido espeluznante. Le había rozado la vagina.
Cuando llegue del trabajo me lleve una sorpresa, la casa estaba con la luz apagada y yo desde afuera no sabia si ella estaba dentro, cuando entre en la casa me lleve una sorpresa, ella estaba en el sofá esperándome, llevaba puesta una vestimenta que yo no había visto jamás, era alucinante toda extraña, unas botas de tacón de aguja, que le llegaba hasta la rodilla, unas medias negras cogidas por un corsé muy ceñido
Se quedó como un tronco. Aproveché ese momento para sentarme encima de él moviéndome como si cabalgase , sobre su pene de 17 centímetros, elástico, gordo y firme, pero no totalmente erecto. ¡Que placer! Me volvía loca.
Una fantastica noche en la gran manzana que terminamos mi marido y yo en el asiento trasero de la limo, observados!! por Frank el chofer.
Todo comenzó una noche, que parecía ser una noche cualquiera, yo tengo solo 18 años, y mi madre 38, ella me tuvo a sus 19 años, soy hijo único, y mis padres se separaron hace ya un poco de tiempo.
Al ratito se fue el doctor, y el chico joven me hizo pasar a una habitación contigua. "Bájate los pantalones y los calzoncillos y túmbate en esa camilla". Yo hice lo que me dijo. Él se puso unos guantes y comenzó a bajarme lentamente el prepucio.
Ahora la situación era mas crítica. Sabia que ella era cómplice, pero mis manos no podían ir mas allá de donde estaban. Rocé nuevamente sus pies y ella me correspondió con los suyos. Iniciamos una apasionada caricia de pies debajo del agua mientras escuchábamos las odiseas del Olimpo.
No lo recordaba con exactitud, pero algo así como "Hombre joven, sano y guapo dispuesto a dar placer sexual a mujeres vía chat y dispuesto a cualquier cosa que surja más". Una chorrada así. Dejó su dirección de correo electrónica y esperó.
Su cuerpo le dolía, la extraña posición de brazos y piernas obligadas por las esposas y la presión de su espalda contra el suelo. Pero su confianza se resquebrajó cuando Bill, el armario negro se desabrochó los pantalones. No había visto en su vida una polla tan grande y ni siquiera usado un consolador tan descomunal así que se dio cuenta de que aquello iba a dolerle.
Lo que se le cruza a una por la cabeza en menos de un segundo pensé que tendría la concha totalmente depilada pues no se le veía un solo pendejo y lo otro que pensé que tomaría sol en bolas, pues no tenia una sola marca y estaba bastante bronceada.