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Semana sexual II

Ella acercó a mi su pie derecho y se puso a juguetear con mis testículos, que seguían muy grandes pero un poco más duros, asido ya mejor a ellos mi escroto, y luego seguía con sus dedos por mi pene, haciendo que este se columpiara, logrando la tercera vez que lo hizo que este se erigiera casi en pleno.

El yerno

No pudieron contenerse de usar la cama, colocada en el borde, el embate del joven, sobre ese cuerpo totalmente entregado, no se hizo esperar, entrar y salir, entrar y salir, casi hasta el borde, hasta penetrarla toda y nuevamente la leche dentro de esa mujer.

Amor ajeno

Con el espacio que me dejaba y yo algo inclinado cogí sus duras nalgas y me movía hasta sentir una especie de huesito por debajo de su vientre que hacía contacto con el borde del mío hasta que sentí alguna contracción dentro de ella y gran desprendimiento de líquido que mojo casi todos mis bellos.

La historia jamás contada

Me sentí mas aliviado, toda la presión se desapareció, veía a mi abuelo totalmente diferente, al apreciar que tras de sus ojos verdes su rostro fuerte y su temple, existía un hombre capaz de amar con tal intensidad a una mujer que nunca la olvido y fue capaz de amar con tal intensidad a mi abuela que aun mantiene ese sentimiento a flor de piel.