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Iniciación zoofílica IX

Dos meses después y con una serie de retoques dados por Luis y Sole emprendí viaje a mi nuevo destino, Madrid había sido la ciudad elegida por la organización que me había adquirido, como lugar de entrenamiento y rodadura para posteriores viajes al extranjero.

Mi prima Elisa

Elisa es mi prima en ese momento tenia 17 años y un año más que yo, ella no sabía de mis relaciones con mi padre (todavía creo que no las sabe), el momento , nuestra empatía, esa facilidad de escuchar confesiones, secretos o simplemente su necesidad.

Julia, una chica dominante X

Lo hice grandecito, de unos ocho dedos de largo aunque un poco delgado. La capa de pintura le había quitado grosor. Le quité con una cuchilla las rebabas en las líneas de unión. No me pareció muy bien hecho entonces. Efectivamente, se despegaría si le daba mucha caña, así que lo envolví con esparadrapo, que coloqué estratégicamente. Lo envolví en un preservativo y lo escondí, tirando cualquier otra cosa que me pudiera delatar.

Julia, una chica dominante VIII

Paula cogió con su mano el pene postizo de la mujer que tenía detrás. Sentía en su vientre, entre sus muslos, medio caído,, el semiflácido miembro de goma de la mujer de delante, y ahora las mujeres, como si siguieran un plan cuidadosamente ensayado, se ponían en cuclillas y le lamían el vientre y los lumbares y luego, las ingles y la parte baja de las nalgas. Mi hermana aparecía como la cúspide de una pirámide.

Julia, una chica dominante VII

El segundo fornicador acabó con su cometido, empujándola vigorosamente mientras eyaculaba. Se puso entre las piernas el tercer follador. El chico que se comía sus pies comenzó a restregar su pene por una de las tetas, que aún estaba limpia por su parte de abajo. El otro chico que era masturbado por Eva se vació acercándose al cuerpo de la esclava y recibiendo en sus costillas, vientre y caderas el elixir del placer.

Rodhesia II – Final

Me coloqué detrás de Margaret, de manera que su trasero se incrustaba en mi ingle y comencé a decirle en voz casi imperceptible sugerencias. La agarraba de las caderas y le cogí el pene de marfil para agitarlo entre las piernas cerradas de Ivonne. También le ordenaba a Ivonne, que suponía aún que era yo la que la tocaba y besaba.

Julia, una chica dominante III

La cogí del cuello y la eché contra mis hombros. Sentí su boca en mi clavícula. La tenía agarrada del cogote. En ese momento introduje un par de dedos en su sexo, posando la palma de mi mano sobre su clítoris que asomaba entre los labios abiertos y comencé a sacar y meter mis dedos dentro de ella. La sentí vibrar contra mí, tiritar, frotar sus pechos contra los míos. Entonces la agarré de los pelos y le dí un beso fuerte, casi una penetración de beso.

Julia, una chica dominante II

Había pasado quizás un cuarto de hora. Le tocaba fregar la salita. Debía estar por allí. La sentía por allí. En el frutero había un plátano de Canarias y otro, un largo plátano verde y amarillo, de esos de Costa Rica. A mí personalmente me gustan más los de Canarias, pero para lo que lo quería, prefería el caribeño.

Su primera vez

Ya en ese lugar, Mario se sentó en un sillón mientras mi mujer y yo esperábamos sentados al borde de la cama matrimonial. Por fin llega la juvenil Amanda vestida con un hermoso y liviano vestido corto, Mario se ve excitado al igual que todos nosotros, sólo Amanda luce algo nerviosa y mira a mi esposa para que le diga qué hacer.

Noche de invierno II

Sus caricias aumentan y una de sus manos llega a mis bragas para tocar ardientemente mi sexo por encima de la tela...luego sus dedos quedan piel con piel con mi sexo, juega con mis labios, y los entreabre suavemente para penetrar delicadamente mi intimidad y centro de mis mas dulces placeres.

Mujer necesitada de sexo cuenta sus métodos de autosatisfacción

Una vez me masturbé detrás del mostrador, me saqué las bragas discretamente y con la mano izquierda empecé a masturbarme, ese día había mucha gente en la tienda esperando para comprar pero yo erre que erre con la manita, al rato la saqué de mi vagina chorreante que desprendía un olor muy fuerte y de tan perceptible que era ese perfume de sexo tuve que ir a lavarme al mano a la trastienda