Como les platiqué, Daniela era toda una maestra en el arte de chupar un miembro. Lentamente, con dulzura y delirio tomó con una mano el tronco de mi pene al tiempo que pasaba por todo el contorno su lengua de abajo hacia arriba, hasta el glande que chupaba y tragaba en su totalidad.
Un Rodríguez es aquel marido que debido, a su trabajo o a sus obligaciones (o simplemente se inventa algo), debe permanecer solo en su casa durante una temporada, mientras su familia se marcha a disfrutar de las vacaciones en otro lugar.
Tome el teléfono y marque el numero de mi esposo, el teléfono repico y repico, pero nada, era viernes en la tarde, aquí y 5 horas menos en mi país, así que supuse el estaría fuera trabajando en los negocios, que lastima me hubiese gustado oír su voz y excitarme con solo eso, lo llamaría después.
Las edades en un ser humano marcan hitos en su conducta, su formación sexual a partir de la niñez, llega a la adolescencia donde varios caminos como el celibato, la autosatisfacción hasta llegar a la entrega total en forma liberal, dominación, es para el ser humano el sexo en todas sus formas una decisión que puede ser tomadas en etapas, situaciones, encontrando a los participantes en este juego en escenarios cambiantes con efectos diversos.
En esta ocasión les contare lo que me ocurrió un día en un bar de tantos que hay en el la ciudad de México donde conocí a Carolina, una chica muy sensual, ella es de mediana estatura, morena, cabello largo lacio, delgada, piernas torneadas y senos medianos pero firmes y redondos. Además también les mando mi foto y la de Carolina.
Esa tarde antes de ir a dormir me detuve a mirarme en el espejo, y podía ver en la cara las señales que el tiempo había dejado, de hecho esa tarde yo había celebrado mis 50 años.
Comencé buscando con amigos, preguntando a todas las personas conocidas pero nada, así que después de un mes y luego de estar mas desesperada por nuestra situación, decidí buscar en Internet a ver que conseguía
Chateando en la red conocí a una chiquilla "39 añitos", después de distintos mails de intercambio y de alguna corrida virtual, decidimos dar el paso, los dos estamos casados, y no queríamos interrumpir nuestra vida familiar.
Llegamos a un departamento que utilizaba como oficina, aparcó el auto, bajó y me abrió la puerta; yo estaba como en un trance, no podía creer que estaba en un lugar distinto a mi casa, a esas horas y con el papá de mi novio.
Todo se arreglo para un lunes por la mañana en que tomaríamos el avión, yo quería ir como Julieta, pero necesitaba una identificación para abordar y tuve que usar jeans y camisa, eso sí por ultima vez.
Como voy a resistirme si has aparecido con uno de esos vaqueros de botones que te hacen tan sexy con los dos primeros botones desabrochados, con tu torso desnudo y moreno y tus pies descalzos...
El negocio anda bien. La mayoría de los clientes son mujeres. Los tipos, casi siempre, vienen con otras intenciones y sólo atiendo a los que me gustan.
Nunca antes me había interesado escribir sobre sexo, pero lo que me ocurrió fue tan raro y excitante, que sentí la necesidad de contarlo, y me hubiera dado mucha vergüenza hablarlo con una amiga.
Yo no dudaba que muy pronto se la devolvería y es que las mujeres maduras me encantan y me vuelven loco, las veo por la calle y me entran unas ganas locas de besarlas a todas.
Sandra volvió a sentarse de nuevo, pero mi vista seguía prendida en aquel bonito culo. Decidí inspeccionar un poco el resto de su cuerpo. Sus tetas, aunque no eran muy grandes, estaban bastante bien.
Su andar grácil, marcaba su juventud, rubia ojos marrones, labios perfectos, eran el blanco de las miradas de todos los hombres al caminar llevando esos jeans ajustados, 15 años escondidos tras los senos firmes y sensuales, nada decían de sus sentimientos, sus deseos sexuales, sentarse con los mecánicos del padre en el bar de la plaza, daba una imagen desprejuiciada acorde más a las amigas del tío que de su padre.
Las ocupaciones me han alejado de mi mayor placer, el sexo. Pero hoy es mi última reunión con mi asesor de tesis y tendré tiempo para vivir lo que mi vagina me pide y mi mente ha maquinado.
Después de estar por lo menos una hora ayudando al viejo marinero, cuando íbamos devuelta en el bote para el muelle; este lo amarraba en la dársena de La Coruña; me iba hablando de sexo, de que, si había que tener cuidado al hacerlo, que hacerlo con mujeres era peligroso, que se podía contraer muchas enfermedades, que hacerlo entre nosotros no nos contagiábamos, y bla bla bla.
Un día estaba navegando por internet y por pura casualidad encontré una página de incesto y de sexo con maduras. Mi impresión fue de ver algunos videos donde aparentemente salía un nieto con su abuela manteniendo relaciones.
Pero por fortuna para mi y la de mi propio marido, alcance a llegar al automóvil, donde solamente tuve que cuidarme de que el valet del estacionamiento no viera demasiado arriba por mis piernas al abordar el vehículo y pudieran así haber sido en vano todos mis apuros para procurar no enfrentarme ante la ignominiosa situación de que alguien pudiera haberse dado cuenta de todo aquel vertedero de semen que traía entre las piernas.