Capítulo 3

(En estos capítulos me estoy centrando un poco más en doña Josefa, ya más adelante yo mismo tomaré más protagonismo en el relato, todo a su tiempo.)

Los días posteriores al desfloramiento de mi amada doña Josefa fueron raros, por un lado seguíamos con nuestros arrumacos, besos, caricias, tocamientos, pero sin que hubiera más penetraciones, y por otro lado Josefa estaba muy inquieta debido a la posibilidad de estar embarazada con el escándalo que llevaría esto aparejado.

-Entiendo que no quieras que te lo haga más, pero tenemos que pensar en algo amor mío, esto no puede seguir así.

-Yo también estoy deseando repetir Pedro, no pienso en otra cosa, me estoy volviendo loca, tengo un malhumor tremendo, y lo pago con las niñas, les pego cada tunda… las pobres me tienen un miedo que ya casi me da un poco de pena.

Oír aquella palabras me pusieron muy burro, y con la excusa de tranquilizarla, la llevé al sofá, la tumbé sobre el mismo, la desvestí poco a poco mientras me la comía a besos, luego le comí sus piramidales pechos, le comí el vientre, el bajo vientre, hasta que llegué al coño, me encantó como ella misma se despatarró y se bajó las bragas.

-Si amor mío, cómeme entera, soy tuya, por favor, si.

Me la comí con glotonería, mojé cada uno de sus pelos con mi saliva, lamí su raja de arriba abajo y se fue abriendo a mi lengua, su clítoris me salió al paso, lo rodeé con la lengua y noté como se iba a venir, apretó los muslos, me agarró la cabeza, y gritó, lo siguiente fue un advenimiento de sus flujos, y aunque me costó, me los pude tragar enteros.

Ya no faltaba mucho para la Navidad cuando ocurrió un hecho que desencadenó una serie de acontecimientos muy importantes, mientras estábamos en el recreo hablando en nuestro despacho me dijo Josefa.

-Ha venido esta mañana una niña nueva, ¿te has enterado?

-No, no sé nada, ¿quién es?

-Pues no lo sé, solo sé que es una chulita, pero conmigo se equivoca.

-¿Porqué dices que es una chulita?

-Pues porque mira por el encima del hombro a todo el mundo, y tiene una cara de soleta que no puede con ella, de momento la he dejado sin recreo.

-¿Y eso?

-Pues porque le he preguntado si se sabe los ríos, y me ha dicho que sí, entonces le he dicho que me diga el Miño.

-¿Y?

-Pues que no se lo sabía, y la he puesto a que me copie todos los ríos en la libreta, y se me ha quedado mirando así un poco desafiante, con una cara de prepotencia…y entonces le he dicho que de momento se quedaba sin recreo, y que me copiara los ríos, ahora cuando vaya veré que ha hecho, pero como siga con esos humos me parece a mí que va a catar la zapatilla esta mañana.

-mmmm la señorita Josefa se va a poner dura.

-¿Crees que debo ser severa con ella, cariño?.- me preguntó sabiendo de antemano mi respuesta.

-Ya sabes que sí, señorita Josefa.- le dije con sorna, entre arrumacos mientras la abrazaba y le amasaba el culo, comiéndomela a besos.

La hora de volver a las clases llegó, y una vez más ella se fue contrariada y malhumorada por no poder terminar de apagar ese fuego interior que la consumía por dentro, a mí también me afectaba, pero menos, en aquella ocasión la vi especialmente contrariada, y pensé en que esa mañana iba a haber espectáculo en su aula, y además del bueno, y efectivamente, no me equivoqué.

-A ver, tú, enséñame la libreta.

Entonces la nueva alumna,de una forma bastante altanera empujó su cuaderno sobre su pupitre para acercárselo un poco a su profesora, sin ni siquiera dignarse a abrirlo.

-¡¡Abre la libreta!!.- bramó doña Josefa.

La chica, ahora ya un poco más dócil abrió su cuaderno, y aparecieron sólo hojas en blanco.

-¡¿Y los ríos?!

-No me ha dado tiempo, me estaba comiendo el bocadillo.-Volvió a decir con cierta arrogancia.

Entonces Josefa, estalló y en un arrebato de ira la agarró de la oreja y la levantó en peso, y en cuanto la tuvo de pie le dio dos azotazos a mano abierta que le arrancaron las lágrimas a Carlota, que así se llamaba la nueva, lágrimas debidas más a su orgullo que al dolor.

-¡¡¡Al encerado!!! gritó la maestra señalando con su dedo índice la pizarra, pero que ella llamaba encerado de una forma un tanto pomposa. En los colegios de aquella época la mesa del maestro o maestra estaba sobre una tarima, en una posición de superioridad, era un elemento más de poder que tenían,estaban muy por encima del alumno, pues bien, sobre aquella tarima era donde Josefa castigaba a sus alumnas, bien sobre su mesa, o bien sobre su regazo, pero siempre para que las demás pudieran ver bien lo que ocurría.

Esos dos azotes no surtieron el efecto deseado, Josefa esperaba que Carlota se fuera al encerado a recibir su castigo sumisamente como hubieran hecho el resto de sus alumnas, pero la chica era una orgullosa engreída que no daba su brazo a torcer tan fácilmente, así que se quedó de pie con ojos llenos de rabia y de resentimiento pero sin moverse un ápice.

La reacción de Josefa no se hizo esperar

-Pero bueno, ¿será posible? con que esas tenemos, ¿no?, ahora te vas enterar de lo que vale un peine PLASSSSS PLASSSS PLASSSS PLASSSS delante de mí PLASSSS PLASSSS PLASSSS PLASSSS.

La agarró de un brazo y con la otra mano le iba dando azotes en el culo hasta llevarla hasta su propia mesa, como la chica no quería andar, la zurra superó la treintena de azotes en al menos de 10 metros, al subir el escalón que había para acceder a la tarima, se medio tropezaron, pero sin caer, esto sólo sirvió para que arrecieran las palmadas en el culo de la pobre chica que cuando llegó a la mesa de su maestra ya había recibido una azotaina como no le habían dado en su vida, y esto no había hecho sino empezar.

La rapapolvos que recibió Carlota por parte de su maestra frente a sus compañeras fue de aúpa, entonces le habló de los valores que debía tener una mujer cristiana, del respeto a sus mayores, de la educación, el decoro, el comportamiento para terminar diciéndole:

-… y aquí, en mi clase, se me obedece a mí, que soy la maestra, y se me tiene respeto, y te aseguro que te voy a bajar los humos esos de señoritinga que tienes ( en ese momento echó su pierna derecha hacia atrás, y se descalzó como una centella) venga, apóyate en la mesa, que te lo voy a explicar con la zapatilla, ya verás lo bien que te va a sentar.

Hacía dos o tres días que le había comprado unas zapatillas a Josefa, me gustaba que llevara puestas cosas mías, ropa, calzado, y aquello no levantaría ninguna sospecha, eran unas zapatillas granates de felpa, aunque en la parte delantera estaban adornadas con una especie de flores azules y rojizas, eran abrigadas, y tenían una suela de goma amarilla que era perfecta para azotar, en la parte trasera de la suela tenía un pequeño tacón de apenas medio centímetro.

-Apóyate en la mesa

Carlota no hizo nada, siguió de pie, recta como una vela, lo que ocasionó el enfado tremendo de Josefa que se mordió el labio inferior y apretando con rabia la zapatilla en su mano derecha le dio unas dos decenas de fortísimos zapatillazos,que ahora sí hicieron berrear a la rubicunda alumna..

-Te he dicho PLASSSSSS PLASSSSSSS PLASSSSSSS que te apoyes en la mesa PLASSSSSS PLASSSSSS PLASSSSSSSSS, y cuando yo te diga, que te apoyes PLASSSSSSS PLASSSSSSSSSSS PLASSSSSSSS, te apoyas PLASSSSSSSSS PLASSSSSSSS PLASSSSSSS, PLASSS PLASSSSSSS PLASSSSSSSSS, está claro PLASSSSSSS PLASSSSSSSSS o no está claro? PLASSSSSSSSSS PLASSSSSSSS PLASSSSSSSSS

La pobre chica se tendió sobre a la mesa llorando a lágrima viva mientras su profesora la azotaba por encima de su precioso vestido estampado de flores, un poco cursi incluso para la época.

Doña Josefa por fin había domado a esa fierecilla, y miraba triunfante al resto de la clase zapatilla en mano, para que todo el mundo supiera quien mandaba allí, y quiso estirar un poco más la cuerda, y regodearse en el triunfo.

-¿Dile a tus compañeras porqué te estoy pegando?

Esa pregunta nunca la había hecho en clase porque realmente nunca vio socavada su autoridad, ninguna alumna la había desobedecido durante un castigo, y todas obedecían como corderas las instrucciones que les daba durante las azotainas, pero esta le salió respondona, y había que darle un buen escarmiento.

-No lo sé

-¿No lo sabes? Pues yo te lo diré, te estoy pegando porque no has hecho lo que te he mandado durante el recreo, y por si eso fuera poco, no me has obedecido, y te he tenido que traer aquí arrastrando… lo sabes ahora ¿o todavía no lo sabes?

La tozuda rubia no abrió la boca, algo que su maestra no se tomó muy bien, se lo tomó como una ofensa personal, apretó de nuevo su zapatilla con su mano derecha, frunció el ceño y…

-PLASSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSS, PLASSSSSSSSS PLASSSSSSSSSS PLASSSSSSSS PLASSSSSSSSS PLASSSSSSS, ¿no dices nada?

Esos 8 zapatillazos fueron dados con una rabia inaudita, esa niñata la estaba sacando de quicio, pero se juró a sí misma que doblegaría a esa altanera, aunque le tuviera que romper la zapatilla en el culo.

Como la castigada seguía sin abrir la boca, Josefa se propuso darle una lección que no olvidaría en su vida, por lo que decidió seguir con el castigo pero a culo pelado, así que de un tirón le bajó las bragas hasta las rodillas; ahora bien, lo que no esperaba fue la reacción de la chica, que al verse desnuda y con el culo en pompa, reaccionó como una centella subiéndose las bragas y huyendo de aquel cadalso en que se había convertido la mesa de la maestra.

La reacción de ésta fue de sorpresa e indignación, se dirigió a todas sus alumnas, y les dijo.

-¿Pero vosotras estáis viendo?¿Pero que se ha creído esta mocosa?Ahora te vas a enterar…

Y salió detrás de ella como alma que lleva el diablo, zapatilla en mano, no tardó en atraparla y empezar con una somanta de zapatillazos que le cayeron a la pobre Carlota por todo el cuerpo, la agarró con su mano izquierda de un brazo y con la derecha le daba azotes en la espalda, el culo, las piernas, los brazos, la cara, por donde se el antojaba.

Le pegó un palizón mientras que la arrastraba otra vez en dirección a su mesa,de aúpa, no andaba más de un metro sin darle 8 o 10 zapatillazos, tampoco paraba de increparla.

-Te juro por mi madre que te enseño a obedecer PLASSSSSSS PLASSSSSSSS PLASSSSSSSSS PLASSSSSSS PLASSSSSSSSS, pero vamos si te enseño PLASSSSSSSS PLASSSSSSSS PLASSSSSSSS PLASSSSS PLASSSS PLASSSSSSS , o me obedeces PLASSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSS o te mato a palos PLASSSSSSSSSS PLASSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSS.

Cuando por fin llegaron de nuevo a la tarima, doña Josefa para que todos aprendieran la lección, se metió la cabeza de Carlota por entre sus piernas, le levantó la falda, y le volvió a bajar las bragas.

Todas las chicas pudieron ver el estado de las nalgas de su nueva compañera, pero para que no quedara ninguna duda de quien mandaba allí, y de que a ella se le obedecía, la querida maestra les dijo a todas las alumnas.

-Vosotras ya lo sabíais, pero para que a ninguna se os olvide, esto es lo que pasa por desobedecerme… y en aquella posición, con la alumna bien sujeta entre sus muslos, y enseñándole el culo a todo el mundo le dio 10 o 12 durísimos zapatillazos que estremecieron hasta la médula a la orgullosa y altanera niña, que cayó derrengada al suelo en cuanto su maestra aflojó la presión de sus piernas sobre su cuello.

Carlota pudo ver caer la zapatilla de su maestra,que cayó a un metro de su cara, y mientras se juraba que se vengaría como fuera, pudo ver como doña Josefa se calzó su zapatilla, y subiendo la pierna para atrás se la acabó de calzar bien ayudada de su dedo índice mientras decía.

-Y ahora todo el mundo a estudiarse los ríos, y no quiero oír ni una mosca.

La mañana pasó sin más incidencia y Josefa estaba contando los minutos para ver de nuevo a su amado y contarle lo ocurrido, dar esa paliza la había excitado, pero contársela a su querido Pedro, le gustaba aún más.

-Menudo palizón que le he dado a la nueva.

-Cuéntame.

-Pues como te dije, resulta que me salió chulita, y no me ha escrito ni un río en la libreta, y me miraba con unos humos y una tontería…

-¿Y que has hecho?

-¿Qué que he hecho? La he cogido de la oreja, y después ha tenido zapatilla, pero zapatilla de verdad, le he dado una…

Pedro al oír aquellas palabras abrazó a su querida Josefa, le sobó el culo y empezó a besarla por todos lados.

-Es muy excitante lo que me cuentas, ¿es todo verdad o sólo lo hacer para ponerme burro?

-Es todo verdad amor mío, todo, y me he quedado corta, no le había dado nunca a nadie una paliza como la de esta mañana mmmmm y ya veo que te has puesto burro, mmmmm te quiero más a que a mi vida.

Entonces le metí la mano bajo la falda y me encantó sacarle las bragas empapadas, mitad por la tunda que había dado, mitad por la conversación y el magreo que nos estábamos dando, definitivamente ella iba a ser la mujer de mi vida, aún no sabía cómo, pero lo sería.

Dejamos el sexo para después de las clases de la tarde, en el descanso del mediodía no nos daba tiempo, así que una vez que acabaron las clases de la tarde nos dispusimos a desfogarnos en nuestro despacho, pero hubo una visita que nos cortó las alas de raíz, se nos bajó hasta la líbido, cuando los alumnos se estaban terminando de ir, vimos llegar a la pareja de la Guardia Civil, venían en bicicleta, y se bajaron en la Escuela.

-Buenas tardes.

-Buenas tardes.

-Doña Josefa Sánchez.

-Si soy yo qué pasa.- dijo mi querida compañera con la cara pálida y descompuesta por el miedo, como si supiera que algo malo le iba a pasar.

-Tiene que acompañarnos a casa de la Señora Marquesa, quiere hablar con usted.

-¿Pe… pero que pasa, ha pasado algo?

-Acompáñenos, ella le dirá lo que pasa.

-Esperen, yo también les acompaño, cierro esto y nos vamos.

La Guardia Civil en aquella época nunca era buena cosa, así que acompañé a Josefa que seguía blanca como el papel.

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