Al ver a las pendejas chupandose enteras me puso loco en eso veo que Paolita la mas chiquita saca un preservativo y de abajo de la almohada saca una zanahoria de dimensiones grandes calculo unos 28cm o 30 pero un tanto fina le puso el preservativo que no cubría toda aquel vegetal y mientras le chupaba la chochi a su hermana se la empezó a meter en la concha Leonor al sentir esto empezó a gemir mas fuerte y si cabeza perdí el control se movía para todos lados ya de la calentura me la saque y empecé a masajear la pija que la desconocí de lo grande que es y durísima tanto que me dolía.
Hice un pacto con ella a partir de ese día mama no trabajaría mas yo seria el sustento de casa y ella será mi mama y mi mujer en la cama, como yo gano muy bien en mi trabajo antes el dinero me lo patinaba en un montón de cosas innecesarias, ahora ya no, tengo una excelente mujer y una casa que sostener digamos que deberé hacer la vida de casado y la verdad vale la pena.
Siempre supe que mi pija era muy pequeña ya que parada no mide más que 4 cm. Pero cada vez que me hacia la paja me salía muchísima leche y pensé que eso seria suficiente. Bueno comenzamos a coger como desesperados y mi pijita apenas entraba en su concha ya que por el tamaño no llegaba a desflorarla. Pero como nos amamos ella se conformaba y hacia lo mejor posible para pasarla bien.
Su culo se cerro de inmediato y un gemido de placer salio de su boca, pero en ese instante le separe las nalgas y comencé a chuparle el ano, despacito por el costadito mientras ella pedía por favor que no lo hiciera hasta que empece a cogerla con la lengua y se la metía lo mas adentro posible, su ojete se dilataba lentamente y empezó a gemir de placer, le introduje un dedo en el culo y la empece a pajear.
La di vuelta a Graxiela y le ordené que me limpiara bien mi pija con su boca, al terminar me cambié enseguida y decidí irme, pude ver como la colchoneta donde dormía su esposo está llena de mi leche y de sus jugos, ella enseguida volvo leche de su hijo sobre las manchas y salió a limpiarla como para no levantar sospechas.
Llego al auto, que de paso lo había dejado al último, se veía la casa y los cuerpos bailando, como a media cuadra, me senté en el asiento delantero de mi coche, dejando la puerta abierta, prendo un cigarrillo y veo el cielo estrellado, y comienzo a pensar en lo hermoso que sería poder en estos momentos estar cogiendo con Andrea o Fabiana, o sea antes que calmarme, cada segundo me calentaba más.
Esta historia comienza con los viajes diarios para llevar a mi hija al colegio, con el chófer que nos lleva diariamente iniciamos una buena amistad, todo comenzó con un juego de palabras, palabras eróticas en inglés, piropos por mi corta pollera, por mis pantalones sumamente ajustados en los cuales siempre duda si tengo ropa interior.
Es un poco fuerte saber que la madre de una está revolcándose con el mismísimo amante de una y en la propia cama de una ¿cierto?. En esas dos horas que les dí tuve un millón de orgasmos en el cerebro; si caminaba, el rozar de mis piernas me era insoportable, montada en un taburete de barra de un bar casi me corrí y huí presa de pánico y en el cine en el que me refugié dejé el asiento encharcado. Por suerte, a esas horas de la mañana no había más de tres o cuatro personas aisladas en la platea.
Ahora me dice que cuando recompongamos nuestras vidas y yo vuelva a la casa a vivir nuevamente juntos no lo verá nunca más, yo la verdad que cuando me cuenta lo que hizo con el fulano ese me agarro tal calentura y ella también, que nos damos con todo, me chupa la pija con tal devoción, la verdad es que se ha vuelto una maestra, ya que se la traga toda y cuando eyaculo me saca hasta la última gotita ya que aspira la pija a más no poder.
Primero comencé en sus hombros por encima de su blusa, pero luego al ver que mis manos no resbalaban bien le pregunte si podía correrle la blusa, no me contesto así que inocentemente la di vuelta para desabrocharle la blusa, y al hacerlo pude ver sus hermosos pechos apretados en su corpiño, eso me causo de pronto una excitación terrible, nunca me había imaginado estar en esa situación.
No presté más atención al asunto pero con el correr de los minutos me di cuenta que el perro buscaba insistentemente a mi hermana olfateando por cualquier parte del cuerpo que le quedara a mano. Al principio interpreté esto como un pedido del perro para salir pero luego me di cuenta que apuntaba su nariz directamente a la vagina de mi hermana aprovechando que ella tenía puesto unos pantalones cortos de jean.
Mi hermana es profesora de matemática y ocurrió la casualidad que Agustina, la novia de mi enemigo, tomó clases con ella. La novia de él iba al quincho de la parte de atrás de mi casa donde mi hermana le daba clases. Algunas veces ella venía más temprano.
Al despertarme, así desnudita como estoy voy al baño, y luego de hacer pis, parada en puntas de pie frente al espejo miro mis tetas, las levanto aún más con mis manitas y viéndolas así, turgentes, infladas, pienso: cuántos hombres darían lo que no tienen por chuparlas; parece que fueran de una chica mayor, muy duras y firmes, con unas oscuras aureolas y en su centro dos protuberantes y rojos pezones. Luego observo mi cola paradita, aún más por estar en puntitas de pie, mis nalgas se contraen haciéndolas más redonditas.
Era una sensación única el ver mi pija atrapada firmemente entre esos dos montículos de carne coronados por dos pezones que en ese momento me parecieron más erectos y puntiagudos que nunca; el ver como mi glande aparecía y desaparecía salvajemente de entre esas moles, momentos los primeros donde de tanto en tanto recibía uno que otro lengüetazo por parte de Sandra. Mis manos entre tanto se hallaban o proporcionándole placer a su ya prominente clítoris o, igual que antes, enfrascados en el intento de introducir aunque más no sea un dedo en el único orificio que restaba explorar.
Mi camisón era un estorbo así que colabore en los movimientos para despojarme de él. Ahora estaba boca abajo en mi cama solo cubierta por la tanga cola les que era mi única prenda y siendo recorrida por unas manos fuertes pero que sabían tratar a una mujer