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La dependienta

¿Cómo le quedan? En ese momento abrí la cortina. Póngase aquí que hay mas luz. "De cintura le quedan bien pero tal vez una talla mas", y llevando su mano al lado de mi paquete me dijo: "fíjese por aquí le tiran un poco" y cogiendo un poco de tela con dos dedos pero apoyando su mano en mi bulto dijo: "la pinza le queda un poco abierta", "póngase la talla 46", y volvió a correr la cortina, dejándola otra vez entreabierta.

Mi profesor personal

Entonces me dijo que hiciéramos abdominales, que empezaba él. Se estiró en el suelo y yo me agaché para sujetarle los pies. Al tener las piernas dobladas y mover su cuerpo el pantalón se le fue deslizando poco a poco hacia abajo y pude ver que no llevaba calzoncillos.

En el concierto

Luego los saqué y me los llevé a la boca, todo esto cerca de su oreja. Judith estaba con los ojos cerrados y con la respiración muy agitada. Si para mí estaba siendo excitante, para ella lo estaba siendo aún más, sobre todo cuando di con su clítoris y se lo froté hasta que explotó en un brutal orgasmo en el que gritó.

Mis recuerdos de la selva

Estaba algo incómodo, pero me inclinaba y lamía desesperado por liberarla de los calzoncillos, luego los bajaba y se los quitaba y yo me metía su gorda tranca en la boca, así inclinado con el pantalón en los muslos y él sobándome el culo mientras tenia su pene en mi boca.

Vaya con mi vecinita

Entonces dio comienzo su vaivén bucal con los labios bien apretados como si no quisiera que se escapara aquella estupenda golosina, por desgracia aquello no duro mucho porque al poco de empezar con aquel juego maravilloso sentí como de mi pene salía un chorro de leche que mi vecina no dudo en tragárselo, como luego pude comprobar.