El protagonista comparte a Susana con los vecinos. Cristina la toca y la provoca, el joven se corre en su boca, y finalmente el viejo la penetra salvajemente en el baño, desatando gemidos intensos que confirman su entrega total al morbo compartido.
Susana descubre el dildo en el baño y lo usa frente al cristal, excitando a los vecinos. Cristina provoca, chupa el juguete y termina dándole una felación al joven, mientras el marido, al borde del límite, contempla la escena incendiaria.
Un esposo descubre que, tras una remodelación en su baño, los vecinos pueden ver a su esposa Susana, de 38 años, desnuda sin que ella lo sepa. La visión lo perturba y excita, abriendo la puerta a oscuros deseos prohibidos.
El esposo descubre, por accidente, que los nuevos ventanales permiten a los vecinos ver a su esposa Susana desnuda en la intimidad del baño. Entre sorpresa, celos y excitación, comprende que guarda un secreto capaz de cambiarlo todo.
Ella poco a poco estiró las dos manos hasta agarrarle la verga por la mitad; el cuñado solo se recostó en la cama y ella lo comenzó a masturbar lentamente mientras se acercaba para mirarle la verga, muy de cerca.
Cristina, recatada pero ardiente en secreto, vive una noche de música, miradas y excesos. Entre el deseo por su marido y la entrega a un desconocido, descubre un placer prohibido que guardará como su mayor secreto.
Desde su llegada, Cristina se convierte en la obsesión de Don Raúl, un hombre de 60 años, barriga prominente, y apariencia seria. A pesar de su fachada, Raúl no puede evitar fantasear con ella.
En plena transición española, Claudia Giner, una reputada periodista y mujer casada de dos hijos, ira conociendo aspectos sobre sí misma que desconocía cuando un nuevo vecino acude a su edificio.
Habíamos alquilado una casa quinta, invitamos a mi hermanito para que venga, ver como estaba todo el día re puesto al ver asu cuñada en tanga, me dió morbo e incentive a mi esposa para que se acuete con él
Mi esposa se llama Carla y su apodo de mi esposa es Regalito, ella es una mujer hermosa, su piel es blanca, sus ojos son verdes, sus gruesos labios, sus grandes tetas y sus nalgas apetecibles, han sido el deleite de varios hombres, en este primer capítulo, ella asiste a un concierto.
Después de que mi esposa me fuera infiel con nuestro amigo y de que eso fuera lo que me faltaba para dar el valor de contar mi fantasía, mis deseos ahora eran que mis cuernos crecieran pero en complicidad con Liz, empecé a pedírselo negándose pero en la intimidad recordar lo sucedido la calentaba.
Soy un hombre de cincuenta año que vivió una experiencia sexual con la sobrina de su esposa, una joven de nombre Karoll de 22 años, fue algo extraordinario, todo sucedió cuando fui con mi esposa a visitar a su familia y allí conocía a esa bella joven.
Cecy se paró rápidamente y se sentó en la verga de mi esposo que seguía caliente, seguro también le gustaron las tetas de Cecy y ella me tomó del antebrazo para acercarse a mí y darme un beso francés
Días después de que mi esposa se dejara coger por mi amigo, él vino a casa, me agradeció por haber hecho que pudiera coger a mi esposa, y me manifestó que deseaba cogerle el orto, como sabía que ella no iba a acceder, force la situación para que él le llene el culo de leche
Después de el día en que hice que mi amigo espiara por las rendijas de la persiana de la habitación, como mi esposa cogia con su amante, el no paró de acosarla para cogerla el también, hasta que con mi ayuda lo consiguió
De joven pensé que era muy celoso, pero con el tiempo me di cuenta de que en realidad lo que quería era ser cornudo. Acá les cuento como lo entendí y los primeros pasos con mi esposa, animándola a ser exhibicionista.
Cuando sucedió esta historia teníamos unos 40 años, quince de casados y dos hijos aún pequeños. Se trata del encuentro con dos hombres que cogieron a mi esposa frente a mí.