Dos jovenes mujeres que seducen a un joven, llegando a compartir el sexo en todas las varientes, una historia real en Buenos Aires.
Espera un momentito que estoy apurado, me decía metiéndose en el aseo. Vi cómo entraba todo apurado al aseo, a la vez que se iba levantando el pequeño mandil que llevaba puesto por encima del pantalón.
Aquella mañana mi jefe me había anunciado que vendría a verme una clienta a la que el no podía atender por que tenía que hacer gestiones fuera del despacho. No le di mas importancia, ya había ocurrido otras veces; pero esta sería diferente.
Tania se va de concierto con tres amigos. Todo va normal hasta que llega la hora de compartir la tienda por la noche...
La única persona ajena a la familia, pero la trataban como si lo fuera, era Jacinta, una chica que los Aldunate habían sacado de la calle, que hacía las veces de mucama y sólo atendía los fines de semana, cuando había mucho trabajo.
Salí del salón y la vi recargada en mi carro, vestía de una manera sublime, falda corta color rojo pegadita al cuerpo, medias negras caladas, zapatos de tacón alto y una blusa negra también pegada, sus pechos casi rompían los botones de la misma
Ella puso algún reparo, porque vió que la cena era algo especial, (algunas noches cuando mi esposa sale temprano de trabajar, prepara algo suculento de comer, adorna la mesa con velas y se pone alguna prenda más elegante y algo de lencería, para romper la monotonía), pero le insistimos tanto que finalmente aceptó.
La lujuria que despierta en mí ver tu cuerpo. Para vos, mujer que lees que estas líneas.
Salí al balcón a echarme un cigarrillo, la ventana de la vecina de enfrente traslúcida dibujaba una silueta sensual y abrumadora, me excitaba. Observo que tocan el timbre y sube una mujer voluptuosa , se acerca y empieza un anal, no era lo que esperaba o las copas no me dejaban ver, la noche me […]
Nuestras dos inefables maduritas y su nueva pero no menos dominante amiga más joven continúan su perverso juego con su presa casi adolescente hasta hacerle llegar a un final que no es más que el principio de renovados y deliciosos tormentos.