Me había levantado de la cama a medianoche con ganas de ir al lavabo, mientras me incorporaba intentaba no despertar a María, que permanecía en un sueño profundo, con su cuerpo esbelto palidecido por los rallos de la luna, semidesnuda.
Raúl era un antiguo enamorado que apareció en la palestra hacia unas semanas y quien me había invitado a salir en varias ocasiones, invitaciones que había rechazado, pero en esta oportunidad me sentía ansiosa y deseaba sentir por lo menos unas caricias y porque no, tener sexo.
Por circunstancias que no recuerdo tuve que ir sólo, transportar el equipo ya fue una complicación. Además no me gustaba trabajar sin compañero porque, si bien la mayoría de los clientes eran recomendados, uno nunca sabe con que loco se puede encontrar.
Fabio, por su lado, no era ningún santo, y lo sabía porque habíamos follado en algunas ocasiones pero como era cliente de la empresa que tenemos mi marido y yo tuvimos que dejar de vernos, lo cual me daba una bronca bárbara, ya que él estaba muy bueno y varios de los orgasmos que tenía con mi marido se los debía a él.
Giselle; es una bellísima estudiante de Sicología de 23 años de edad, proviene de una familia inmensamente adinerada, en dos oportunidades estuvo a punto de ser secuestrada por lo que aunque no le guste, anda siempre escoltada por dos mujeres preparadas para estos trabajos.
Les voy a contar mi segunda experiencia con mi suegra. Como recordaran ella tiene 54 años y mi primera “cogida” con ella fue en su casa cuando me sorprendió masturbándome con su bombachita.
El viaje continúa y busco insolente el contacto con la piel bajo el ombligo de la otra muchacha en el vagón lleno de cuerpos sudorosos y estresados al mínimo contacto de mi mano huye de ahí.
En la ciudad de México como quizá en muchas otras grandes ciudades, el sistema de transporte colectivo se convierte en una fuente inagotable de placer al ver rebasada la capacidad del mismo para transportarnos a los que allí confluimos.
A medida que pasaban los meses las frecuencias de sexo fueron mas seguidas podría decir que era diaria y notaba que Raúl se sentía muy insatisfecho él me exigía cada vez mas hasta que llego un día en que mi madre me pregunta, que es lo que me pasa, ya que me veía muy desnutrido.
Esa calurosa tarde yo deseaba refrescarme exteriormente y calentarme internamente, llegué, me duché, abrí una cerveza y empecé a ver un video porno gay cuando llamaron a la puerta.