Llegó a la cafetería y me encuentro con Rosa, ha ido al peluquero, se ha puesto guapa, charlamos cálidamente, me cuenta sus intimidades, la escasez de relaciones sexuales y la poca calidad de las mismas, cada vez está más zalamera y coqueta, parece una mutación, la resignada ama de casa desahogandose con un desconocido, pero el desahogo no había hecho más que comenzar.
Aunque no lo he comentado hasta ahora, Sonia es una mujer espectacular, tiene unos pechos perfectos y grandes pero no exagerados, un vientre duro como la tabla de una mesa y un culo de chica de desplegable de Playboy.
Mientras me acomodaba ya que ella se había sentado ella se bajo el brassier y pude ver sus enormes tetas de verdad, eran inmensas para su edad, y con todo gusto se la chupe mi primo a todo esto ni siquiera miró.
Dicho esto salió de la habitación dando un portazo, así que el angelito porfin había sacado las uñas, me levanté del suelo y me dirigí al baño me vi en el espejo y revise el corte que tenía en el labio inferior pero no solo mi cuerpo estaba roto sino también mi corazón.
Se nos unió en la charla, la pasamos bien hasta que llegó el momento de irnos a dormir, por costumbre me baño antes de ir a dormir, pero como no sabía cómo emplear el nuevo baño llamé a Diego pero Luisa me escuchó y fue quien me atendió, apareció portando una bata rosada delgada sus pezones se sobresaltaban, una abertura a la altura del abdomen mostraba un abdomen trabajado, plano y firme, al parecer le gustaba mantenerse.
Un dia fui llevada a una peluqueria, alli me depilaron por completo, coño, axilas, cejas y por último y lo más doloroso y vergonzoso para mi, mi cabellera, mi hermosa melena rubia a la que tantas horas y tantos piropos habían dedicado, una lágrima cayo por mis mejillas.
Estoy en la etapa más feliz de mi existencia, y me siento una diosa llevando a mi hijo a la hermosura del amor, del sexo y del placer, ambos nos sentimos lujuriosamente felices, como jamás lo habíamos experimentado. Siento que me acaricia no solo físicamente sino también con su mirada y hasta con su sonrisa...
Ahora me toca mirar a mi y tu te dejaras hacer lo que yo quiera, quieras o no quieras estas a mi merced, eso me estaba poniendo de los nervios no sabia que hacer, y para colmo de pronto pude observar como con las otras esposas hacía lo mismo con mis piernas, desde luego ya no podía hacer nada, ya que estaba indefenso y ella podría hacer lo que quisiera conmigo.
Se quitó el sujetador para permitirme libertad de movimientos sobre sus pechos se los chupe los dos con deleite, despacito disfrutando de ellos como de dos frutas maduras, comencé mi descenso hacia su cueva del placer, baje por su tripita bronceada, y empecé a besarla las braguitas de su bikini
Mi esposa gritaba de placer rogándole a Larry que se lo meta, "Métemelo Larry, por favor métemelo" Mientras Larry, con la ayuda de Irma, empujaba su inmensa verga, mi esposa colocó una pierna hacia atrás sobre las piernas de Larry y con su mano ayudaba a empujar su cadera contra ella.
Se dio la vuelta y allí estaba él, le pareció un hombre atractivo, sobre todo muy elegante, con mucha clase, no era joven, por lo menos 40 años, se conservaba bien, delgado y fibroso, se notaba en sus manos, surcadas de venas, con dedos largos, acabados en uñas grandes, bien formadas y bien recortadas, perfectamente limpias, fue lo primero que le atrajo de él, sus manos.
Uno de los mayores placeres que se puedan tener en la vida, es descubrir la intimidad de una mujer hermosa, ser un verdadero voyeur, y adentrarse hasta en los secretos más protegidos.
Sintió su sangre correr con frenético alboroto y se le paró el poroto sin poderlo contener ante un cuerpo de mujer tan esbelto y desnudo, tembló su alma de cojudo y su cipote morrudo y mientras Eva estaba quieta se lo metió en la cajeta como a la cueva del peludo.
Estaba sumamente excitado y a la cuarta o quinta embestida noté que me iba a correr por lo que cumplí mi promesa, sucia de sangre y heces se la saqué del culo y se la metí en la boca hasta tocar sus amígdalas.
El muy desgraciado con el pretexto de descansar un poco dijo que fuéramos al cuarto que la tenia arrendado que tomábamos algo y salíamos... pues yo como un idiota no le vi nada malo y acepte..
Mientras me bombeaba yo seguía lamiéndole la verga al otro, logrando con esto sentir un orgasmo que me provocó risa y llanto a la vez. Daba gracias por el tipo de trabajo que tenía mi marido, ya que así yo podía gozar de cuanto macho supiera cómo lograr que le abriese las piernas.
El culo de Nacho estaba más que preparado, y estaba suplicando que no lo hiciéramos sufrir más ,que era un delirio que tenía consigo y no lo soportaba, que tenía que clavársela inmediatamente, porque no soportaba el tener que esperar.
No lograba entender cómo era posible que ella no percibiera esta fuerza que a mi juicio invadía todo el ambiente, como no notaba mis miradas a veces casi descaradas, como no percibía mi perfume de mujer en celo que yo expelía en forma permanente y que a menudo inundaba mi oficina sin poder evitarlo.
Caliente y morboso, cerré la puerta del gabinete, me arrodillé y le propiné una rica mamada, aquel pedazo de verga no alcanzó mi golosa garganta, pero sí me obligó a abrir mi cavidad bucal al máximo.
Y estirando un brazo le toqué el bulto sobre el pantalón de tela que traía puesto, y antes que Seba reaccione con mi otra mano le apreté la pija sobre el pantalón, y como me lo imaginaba, ya estaba dura.
Nos besamos apasionadamente, la lengua de mi suegra se metió en mi boca...... fue un beso completamente mojado, nuestras lenguas se enredaban mientras yo no paraba de ensartarle la verga en el coño.
Seria un sábado por la tarde noche para disponer de tiempo, lo haríamos en la casa que aún conservaba el profesor en la provincia donde mi novio/amo y yo vivíamos y que fue donde me sometió mi novio al profesor por primera vez, y al chico de las pizzas, que es un chalet pequeño, en una zona de casas similares, con altos setos en el jardín, y alejada de las otras casas aunque en una zona urbana, un sitio perfecto.
En varias oportunidades me daba cuenta de que alguien había estado mirando mi colección de fotos en la compu, pero no podía saber quién era pues mucha gente utiliza el computador, temía de que mis padres me hayan pillado, pero nadie mencionaba nada de mi obsesión.
Un día, cuando estaba dándole a la manivela (he de decir que no gasto esos tamaños que abundan por estos relatos; mide unos 15’5 cms. y eso en su máximo esplendor) con la tranquilidad de que su marido se había marchado y también sus hijas, vi cómo se acercaba a casa.
Pepi, me quito los pantaloncitos que llevaba, y mi pené saltó como una vara, he inmediatamente empezó a masajearla, primero con mucha suavidad y cada vez más deprisa, la tuve que decir que parara un poquillo, por que si no se abrirían las válvulas de escape y sería un desastre.
Esa noche habíamos quedado encontrarnos en el departamento que me alquila, eran las 20 horas aproximadamente temprano, siempre era así porque el se iba a su casa, llego cansado, problemas, complicaciones, con olor a cigarrillo en su ropa, me beso en la boca y me pidió un café, puse la cafetera a trabajar y me senté con él en living, me extraño su postura, porque anteriormente siempre íbamos directo a la cama
Diego se acomodó mejor para facilitarle la tarea a su amigo, que sin dudarlo un instante cuando vio el culo de este bien abierto y disponible, le enterró la cabeza de su pija de golpe, para luego, tomándolo de la cintura, metérsela hasta el fondo.
Un interesante viaje, Gato se queda solo en una habitación con uno de los monitores que le confiesa su pasión por una de las chicas, aunque quien sabe lo que pasará, lean.
Puso un cojín debajo de mi estómago y separó mis piernas. Comenzó una chupada antológica de ano. Me folló el agujero con su lengua, que no sé cómo endureció y parecía una pequeña polla que me jodía placenteramente.
Tras breves momento me abrió la puerta Pepi, que tras verme, me echó los brazos al cuello y me estampo un beso a caballo entre los labios y la mejilla, detrás venía Nacho, que me dio un fuerte abrazo como si hiciera año que no me veía, y lo cierto es que hacía diez días que faltaba de la ciudad.