Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux, que una vez llegaron hasta la tienda del consejero de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Azul, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
Desde que era adolescente, Juan fantaseaba intensamente. El se encontraba en un paraíso tropical, en un penthouse con enormes espejos, paredes de vidrio y un enorme domo de cristal que permitía ver un cielo estrellado y en el horizonte, la inmensidad del mar. Allí, cada noche, una decena de mujeres desnudas mostraban su belleza y cualidades para ganar el privilegio de ser elegidas por este joven ardiente.
No obtuve ninguna respuesta. Tan solo le vi levantarse y dirigirse a una habitación. Su silencio me puso aun mas nerviosa, y decidí seguirle hasta la habitación. Todo estaba oscuro, me costaba ver lo que tenia delante.
La verdad es que al principio la idea no me agrado, la posibilidad de vivir con alguien pendiente de mis movimientos no me hacia ninguna gracia, pero cuando la señora me enseño una casita coqueta en la segunda planta, con entrada independiente y ante su cara de angustia y necesidad, acepte.
Desde aquí os propongo un ejercicio bastante interesante para iniciar a vuestra pareja en las relaciones de dominación, ya que un masaje bien dado en los pies puede despertar la vocación de ama de vuestra mujer.
Pues si allí estaba Carmen su mujer con su mejor amigo Ricardo fallando como posesos en el sofá de su propia casa y aun teniendo tantas soluciones pensadas no le vino ninguna a la mente, solo se quedo perplejo, agacho la cabeza y se marcho llorando, ninguno de los dos le siguió para darle alguna explicación, todos se quedaron mucho y Fernando salió por la puerta tal y como había venido.
Con las copas aún en la mano sólo sentía como con su boca me succionaba como muy pocas veces me lo habían hecho. Casi le entraba entera, la mojó muy bien, haciéndola llegar hasta su garganta, mientras con las manos me quitaba el cinturón y desabrochaba el pantalón para dejarlo caer al suelo junto al slip. Su amiga no perdía ni un momento de la escena.
Allí pasaron horas, él continuaba en la misma posición. Por su cabeza no transcurría nada, simplemente estaba en blanco. Era como si le hubieran arrancado la vida, su cuerpo se mantenía (a duras penas) activo, pero su mente permanecía dormida.
No hay hombre por la calle que resista a mirárselas. Esto al principio creo en mi una sensación extraña entre celos y morbo pero al final me he ido acostumbrando e incluso he empezado a sacar partido de las situaciones.
Mi mujer tenía poco juego y yo sabía que él generalmente no mentía así que le aconsejé no jugarse dado la carta que había tirado pero lo hizo y aceptó el juego. ¡Ganó!. Yo no podía entender cómo con esas cartas había ganado. Lo que había sucedido era que él mintió pensando que un perdedor como yo y una mujer inexperta no subirían la apuesta y perdió.
Ya nunca un hombre es el mismo cuando ve como su propia mujer está acariciando a otro hombre, cuando ve que la concha de su hembra se abre, húmeda y predispuesta, para acoger en su interior la pija de otro hombre. Cuando ve a su mujer entregada, subiendo y bajando con frenesí sobre la pija de otro hombre.
Empezó a chuparme las tetas mientras me acariciaba mi coño con su mano. Yo estaba que me moría de placer, entonces cogí su polla y comencé a mamársela. No lo había hecho nunca pero me gustó mucho tener esa verga enorme en mi boca.
Cada una tenia lo suyo, todas eran bonitas y bien formadas, sus cuerpos responden a cualquier regla de buen gusto o lascivia , en esos meses decidieron estudiar en Buenos Aires, pero la crisis golpeaba, lejos podrían pensar en vacacionar, las reuniones en la casa María Luisa les dejaba lejos la única solución de salir de la chatura del pueblo, una estrategia, un camino a seguir , buscar una oportunidad de poder ser profesionales, las unía aún más.
Creí que se vendría rápidamente, pero a cambio de eso la sacó, me dio vuelta con suavidad y quedé completamente boca abajo. Se puso sobre mí, aplastándome con el peso de su cuerpo, y con una mano me abrió las nalgas. Con la otra guió su verga hasta apoyar la cabeza en el agujero de mi ano.
Una vez atrapadas las miradas, nuestros labios se juntan y adormecen y explosionan los besos, multiplicándose hasta el infinito, recorriendo, milímetro a milímetro, el espacio interior de nuestros cuerpos, allí donde es imposible que lleguen los labios, allí donde no alcanzan las caricias.
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El uso de fundas para el pene fabricadas con diversidad de materiales tales como lienzo, calabaza, cuero, seda, papel aceitado, vejiga de pez o carey, ha sido conocido en numerosas sociedades desde la antigüedad más remota.
El que la culeaba comenzó a morderle el cuello desde atrás mientras le hincaba duro y el pelirrojo, quiso rematar lo que casi ya no podía imaginarse. Le pidió a mi esposa que comenzara a decirme cochinadas porque quería ver mi polla de nuevo dura y echando la leche por segunda vez.
Los otros que se habían corrido aprovechando que mi esposa estaba a cuatro patas y sus pechos colgaban como los de vaca, se situaron cada uno de ellos dos, en cada pecho de mi mujer y comenzaron a ordeñarle literalmente la leche de sus colgantes tetas, cayendo literalmente de sus pezones a sus bocas abiertas.
Sus pechos se pusieron como globos a causa de su producción lechera y no era extraño que en más de una ocasión, por la noche, me vieran mamando sus tetas porque, como ella decía "había tenido una subida de leche y le dolían mucho".
Esa noche la cena era soja, como en días anteriores, un clic en la mente de Silvia le llevo a ver su realidad, tan fuera del día que había pasado, verdaderamente se encontraban pobres, sus padres le habían escondido que sus estudios y estadía en Buenos Aires lo pagaron con los últimos pesos de la indemnización, las lagrimas de su madre, la trajeron al mundo real, la luz enganchada, el teléfono cortado hacía ver que esto le pasaba a ella.
Terminaba de salir de mi trabajo... eran las tres de la mañana, como de costumbre, fui a dar un paseo antes de acostarme a dormir, no imaginaba la experiencia que viviría aquella noche...
Palpé con mis manos su sexo e introduje una de mis dedos en el solo para darme cuenta que sus jugos orgásmicos aumentaban, eso me animó mucho más, pues incluso su respiración ya acelerada aumentaba mucho más, cuidadosamente introduje mi lengua para beber del néctar de su sexo, era una exquisitez, un jugo de reyes, no dejé escapar nada todo lo bebí.
Un nudo en la boca del estómago parece borrar de mi mente toda referencia a lo que ocurrió anoche. Mi conciencia, tan maltrecha como mi cuerpo, masculla en voz baja que quizás en mis entrañas se esta desarrollando ya, el problema mas grande de mi vida.
La fricción de semejante pedazo en las paredes de mi vagina... forzada por mis rotaciones para apurar la penetración... queman por dentro la suave piel de mi sexo como el chorro de un lanzallamas.
La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: ¿que si un lago cristalino? ¡hay ideal para la belleza!; ¿que si la rendija de un árbol? ¡perfecto para la timidez!; ¿que si el vuelo de una mariposa? ¡ o mejor para la voluptuosidad!; ¿que si una ráfaga de viento? ¡magnífico para la libertad! Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol, el egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... eso sí, sólo para él.