Me llamo Guillermo y trabajo en un bar los fines de semana para poder pagarme los estudios universitarios tengo 19 años. Vivo con mi mama Vanesa que es una mujer espectacular de 44 años de pelo castaño que cualquier hombre
Rápidamente los besos se volcaron a una sesión de sexo en la que nuestros clítoris se tallaban uno con otro, Andrea rozaba su panocha contra la mía haciendo un delicioso ruido, resultado de la mojadez de nuestras vulvas...
Mi hermanita Gloria dice que quiere venirse a casa con mi marido y conmigo. Anoche pensé en qué condiciones ponerle, mientras mi marido y yo nos pajeábamos con su tanga mirándole el culo.
Si en el primer capítulo nuestra protagonista es abusada por un cura, en este pruebe las mieles de Lesbos, mezcladas con el sabor de los azotes de su jefa, un cóctel insuperable.
Marcela viajaba por la ciudad rumbo a la casa de su amiga Julieta agobiada por el estrés laboral, la escuela de los chicos, su separación con el boludo de su futuro ex marido, estaba llegando a su destino, un edificio de la calle san Juan.
Mi nombre es Mariana, soy una chica de Argentina, tengo 22 años y un cuerpo muy bien formado, no soy una top model pero no paso desapercibida para hombres y mujeres, me encantan mis senos turgentes y la dureza de mis piernas y nalgas, realizo bastante ejercicio y me encanta vestirme muy sexy, por razones de mi trabajo viajo constantemente y esto me sucedió en mi último vuelo de regreso de New York a Buenos Aires, con escala en Ciudad de México.
Había decidido pasar las vacaciones en un pueblecito de la costa catalana, Tossa de Mar, para estar relajada y pensar en los acontecimientos vividos últimamente. Alquilé un apartamento que estaba a pocos metros de la playa.
Esto me ocurrió hace unos 8 años, yo tenía 25 años y terminaba mis estudios en la universidad, cursaba Económicas y lógicamente realizamos un viaje de fin de curso, el destino: un crucero por el Mediterráneo, con salida y regreso en Barcelona. Visitábamos ciudades como Roma, Mallorca, Túnez y el viaje duraba 2 semanas.
Me llamo Marta y tengo 33 años, alguna de vosotras ya me tendréis presente por explicar alguna experiencia mía en esta comunidad. Para los que me leen por primera vez, sólo comentaros que mi primera experiencia lésbica fue a los 17 años con una chica de servicio interina que había en mi casa, y que supuso una relación de más de 2 años.
Me gustaría compartir con vosotras mi iniciación y convencimiento de mi lesbianismo. Vengo de una familia burguesa bien posicionada de Barcelona, es decir, educación eclesiástica (Colegio de Monjas) y poco ó nulo contacto con chicos.
Había llegado de USA el día anterior de pasarse un año en internado, tenía 18 años era una chica preciosa pero a mi no me caía muy bien, me parecía una engreída, llena de suficiencia y pagada de sí misma.
Yo me encontraba de pie junto a la cama totalmente desnuda, y la rubia pequeña empezó a tocarme las tetas desde atrás con sus dos manos, mientras la morena se arrodilló y empezó a pasar su lengua por mi ombligo, bajando, bajando hasta llegar al clítoris. Me puse como nunca. Todavía no habíamos empezado y ya estaba a punto de correrme.