relatos eróticos Dominación

45 relatos

El sabor de la venganza I

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Se preparó para salir, para ella era toda una odisea. Tenía que, subir a la pequeña furgoneta, sacar la rampa para poder subir su silla, anclar bien está para que no se moviese dentro de la furgoneta. Volver a subir la rampa, y salir con la furgoneta después de cerrar su puerta.

El padre Ángel X

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Sus ánimos eran un gran estímulo y ese culito era una delicia, apretaba mi polla con suma presión. Era un gusto rozarse con esas paredes y como poco a poco se iba abriendo al paso de mi polla. Macarena cada vez gemía más alto y subía y bajaba su cuerpo todo aquello que le dejaban sus ataduras.

Día a día VI

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Él se sacó la polla ya erecta y ella se sentó encima. Volvió su cara y se besaron mientras ambos contraían y expandían sus sexos. Las manos de Pablo apretaban sus pezones y frotaban su clítoris, en lentos círculos. Sus dedos rápidamente se impregnaron con los fluidos de Ángeles   

Posesión

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Sin tener la más mínima idea de cómo ni cuando ha llegado hasta allí, se encuentra en una situación que, al menos en sus pensamientos más profundos, no anticipaba en absoluto. Es como si el destino la hubiera llevado a un lugar que nunca había imaginado

El anuncio V

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Una vez firmado el contrato, las dos chicas comentaron todo lo sucedido y lo que estaba por llegar, aprovechando la comodidad de esa limusina y abriendo una botella de champán que tenían a su disposición. El chofer dejó primero a Ángela, que salió del vehículo mostrando una pose de rica, no muy aún

Día a día III

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Le pasé la mano por la espalda, pero esto solo hizo que temblara más. Se dio la vuelta y me dijo Méteme la polla todo lo duro que puedas. Casi mejor recogemos y vamos a casa que está cerca, aquí la arena es un coñazo.

El anuncio IV

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Mordiendo la mano del camarero empezó a gemir fuertemente apretando al tiempo los músculos de su vagina y descubriendo lo que era correrse de la forma más extraña y placentera del mundo. Ángela tuvo uno de los orgasmos más largos y deliciosos de su vida

El padre Ángel VII

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Yo dejé las braguitas en el cajón de la cómoda y salí hacia el bar, ya era la hora de mi cena. Miré dentro, había otras dos mesas ocupadas, me dirigí a mi mesa y me senté en ella. La sola idea de ver aparecer a María en cualquier momento me tenía tenso y excitado

El anuncio III

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Al cabo de un rato, llamaron a la puerta, y la propia Silvia se encargó de abrir, encontrándose con una impresionante rubia de unos 25 años, de cerca de 1,80 de altura y con unas impresionantes curvas que resaltaban sobre su vestido de lycra color beige. Ambas mujeres se miraron de arriba abajo

En el cine porno

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Se desabrochó la bragueta de forma sincopada hasta que el tirador llegó al final. La mano izquierda de ella buscaba todavía una cremallera mientras que la derecha encontraba un promontorio sobre una tela de algodón. Unas manos nudosas levantaban las costuras de la braguita.

El anuncio II

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Ana le chupaba el culo y el coño por detrás con total dedicación. Para ella era una sensación extraña, totalmente novedosa, empezar a chupar esa polla gorda, mientras recibía un intenso placer con una lengua y unos labios en su retaguardia.

El cartero en ocasiones llama dos veces

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Abrió los labios para formar un anillo y lo deslizó desde el glande hasta la base del fuste. Se la mamó durante un buen rato hasta que, al intuir el inminente orgasmo —la respiración agitada de León, sus ronroneantes gemidos, la elevación de sus caderas—, apartó la cara y agarró la polla para...

El anuncio I

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Se precisa mujer seria y respetable, para experiencia poco habitual. Debe ser atractiva y tener entre 30 y 40 años. Preferiblemente morena, con un mínimo de 1,65 de altura y una talla de pecho superior a la 95, cintura estrecha, buenas caderas y muchas ganas de experimentar

Ángel o demonio IV

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María gritaba y sus piernas se le doblaban con cada una de mis acometidas violentas. No paré, seguí metiéndosela con todo el vigor que mi movimiento de cadera me permitía, haciendo mover su cuerpo contra el sofá y que su cara chocara con el respaldo

Bruno

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Me calmé como pude antes de cruzar la puerta de casa, me acababan de dar una buena paliza, el hijo de puta de siempre, me espero a la salida del instituto y me agarro. Bruno lleva haciéndome la vida imposible desde que empezamos el instituto.