Con este relato inicio una serie donde la disciplina será la protagonista, relatos cortos donde los azotes puros y duros serán los verdaderos protagonistas.
Compramos gel lubricante sin anestésico, ella lo quería con y yo le explique lo que solía ocurrir con el anestésico. Recuerdo cuando mi marido me lo hizo y se untó con ese tipo de gel, a mi me dejo sin sensación y a él se le bajaba la pija, un desastre, que solucionamos cuando uso condon
Llegué a creer que lo que pasó con Javier no me había afectado, pero allí estaba yo, una madre deseando a su hijo por ser justamente eso, su hijo. Diana una buena madre.
A partir de ese momento empecé a observar lo que hacían mis padres todas las noches, follaban a veces en el sofá en la cocina donde quisieran siempre esperaban que me durmiera (y yo me hacía la dormida cada día ) cuando creían que me había dormido empezaban sus juegos.
Leyendo en este sitio, he conocido las varias denominaciones de semen: leche, lechita, juguito, jugo, mocos, leche de vida, jugo de verga, arroz con leche, fuego de tus entrañas y otros y en este escrito los voy a tratar de usar todos, para que donde ustedes lo lean, lo puedan entender...
Patricia miraba el reloj en la pared de la cocina, eran las 10.30 de la mañana y su hijo aun no se había levantado de la cama. De cuando el había regresado de la universidad, había pasado en la cama la parte más mayor de tiempo del día mirando películas o leyendo, el pensamiento de Patricia, visiblemente enfadada, era que hiciera algún trabajo de verano como sus amigos, o algo mas constructivo, según ella.
Quiero que sepan que desde que tengo memoria siempre me preste a nuevas experiencias, nunca tuve miedo a probar nada nuevo y resultado de ello es la hermosa vida que llevo ahora.
Ella se levanto se quito el camisón y dejo a la vista esas enorme tetas que tiene adorables su cuerpo estaba fantástico se acerco a mi y me rozo con sus pezones mis cabellos, te gusta así hijo, te gustas mis tetas decia mientras se las apretaba y tocaba sus pezones.
Todo comenzó hace unos 6 meses, yo tengo 19 años soy un chico normal, pero que no había tenido mucha suerte con las chicas, soy moreno, alto un tío normal, en mi familia somos mis padres mi hermano pequeño y yo, mi madre se llama María tiene 42 años y es un monumento, rubia, 1,65, unos pechos grandes y que todavía se sostienen solos y un culo increíble.
No soy ninguna enferma y gozo de mi sexualidad; así que si eres una persona mojigata, síguete de largo y no leas esto; pero si te encanta el sexo, mi historia te va hacer vibrar.
Por la noche, no podía dormir, pensaba en lo que habíamos hecho, mis pensamientos viajaban de que era algo malo y pecaminoso, hasta el temor de ser descubiertos, y al mismo tiempo imaginaba como volver a hacerlo sin que nadie se enterase, nuevamente llore por lo bajo, eso era algo que no debería repetirse.
Los siguientes días fueron un tormento para Teresa, se sentía inquieta, nerviosa, más cuando su mirada se cruzaba con la de Beto, entonces su nerviosismo contagiaba su cuerpo.
Sus veintidós años, reflejados en su cuerpo, con senos más grandes que los de hace dos años, su mirada al ver su andar sensual indicaban que las ganas de avanzar sin contemplar diferencias de edad, por las curvas de esa hermosa mujer, decían a gritos que la relación no había sido por amor
Una relación de pareja que va mal, una nueva compañera de trabajo, y la falta de sexo hacen que nuestro protagonista pierda los papeles con su hijo, o su hijo con el...
Mientas hacía esto, él insistía en besarme la boca y el cuello, en tanto que continuaba esforzándome por apartarme de él, cuando de pronto entre mi agitación y forcejeo, pude ver apenas por el rabillo del ojo
A los treinta y ocho años en esa mañana de domingo la vista del jardín de la quinta (heredada de sus padres) a la media mañana, contemplando por la ventana el parque tan bien mantenido, lleno su mente de recuerdos, cayo como otras veces desde los 19 años en la autosatisfacción
Al contarle de que el bestia de nuestro hijo se podía echar 6 polvos en menos de 3 horas, no me lo quiso creer, hasta que un día Mario muy compungido, le preguntó a su madre si debía ir al médico pues no estaba rindiendo sexualmente como siempre, y al preguntarle mi mujer porque pensaba que era así, este le respondió que le estaba costando llegar a la cuarta eyaculación.
Era la primera vez que le hacía semejante caricia. Emocionado y excitadísimo se dio cuenta que hasta en ese sitio su querida mami, cómo tantas veces le llamaba, era toda una perfección. Toda ella olía y sabía divinamente. Su vulva chorreaba excitación abundantemente y él la bebía toda.