Capítulo 1
Hola, mi nombre es Benny y les voy a contar lo que me viene sucediendo de un tiempo a la fecha. El caso es que tengo un amigo, entre muchos otros, llamado Mauricio, que tiene una hermana que está buenísima, y varios del grupo estaríamos dispuestos a hacerle un favor, pero Mauricio siempre nos dice que lo dejemos, pues nos saca seis años a todos, y aunque ya tenemos los 18 cumplidos, ella ya tiene casi su propia vida, pues está a punto de irse a vivir a su propio piso, pero sola, lo que le hace posponerlo de forma continuada a pesar de tener ya las llaves del mismo.
Un día estábamos solos en casa de Mauricio, en unas de nuestras sesiones de cine porno en su casa, pues vivían sólo con su madre, Claudia, que se había separado de su marido hacía ya bastante tiempo. Venía de trabajar bastante entrada la tarde, así que solíamos tener unas tres horas seguras para ver las pelis, pues entre semana Silvia, la hermana de Mauricio, iba a la ciudad para hacer retoques al departamento que acababa de conseguir y se quedaba con alguna amiga, o siempre tenía algo que hacer hasta la hora de la cena, por lo que llegaba siempre más tarde que Claudia.
Pues eso, que estábamos ahí en plena sesión, cuando oímos la puerta cerrarse. Como Mauricio vive en una casa de campo un tanto alejada de la ciudad, y veíamos las pelis en el piso de arriba nos dio tiempo a recoger un poco, aunque no a que se nos relajara el músculo, por lo que no nos levantamos ninguno a saludar. Claudia que siempre ha sido una chica que no se ha cortado un pelo, cuando nos vio nos dijo que si ya andábamos pelando el plátano, a lo que no supimos que responder ninguno de los cuatro que estábamos allí. Hasta que, supongo que por el ambiente que arrastrábamos de la peli y la calentura que teníamos, Mauricio la respondió que sí y que si no le importaba que nos ayudara un poquito o que nos dejara, porque con la comida no se juega así, no se puede dejar a medias.
Entonces sí que nos quedamos sorprendidos cuando Silvia nos dijo «huy perdón, (en un tono algo jocoso), pero yo creo que si se puede jugar. Miren», se nos acercó y se sentó al lado de su hermano, y de otro amigo que se llama Luis y empezó a sobar el paquete de su hermano. Nos quedamos todos de una pieza, pero la situación no se podía desaprovechar, y después de ver como seguía sobando el miembro de su hermano y después de sacárselo para lamerlo, no aguantamos más y nos tiramos sobre ella. Prácticamente la arrancamos la ropa en menos que canta un gallo. Mauricio empezó a lamer la almeja desde atrás (estaba de rodillas frente a su hermano chupándosela), mientras que Luis y yo le comíamos las tetas desde abajo.
Luego se puso de rodillas y todos alrededor suyo desde donde empezó a mamar a todos alternativamente mientras pajeaba con las manos de la misma forma. Con la excitación que teníamos y el trabajo que ya llevábamos realizado antes de su aparición y, sobre todo desde su aparición, nos empezamos a correr en su boca. Cada vez que uno se iba a correr la cogía del pelo y la ensartábamos provocándola arcadas pero que luego redimía con una sonrisa lasciva manchada de esperma por las comisuras y barbilla. Oímos de nuevo la puerta, el tiempo se nos había echado encima, y Claudia había vuelto del trabajo. Nos vestimos todo lo rápido que pudimos (la verdad es que sólo nos tuvimos que subir los pantalones) y salimos pitando por la puerta de atrás mientras Mauricio entretenía recibiendo a su madre.
Luego, Mauricio nos contó que su hermana y él ya llevaban algún tiempo haciendo esas cosas, y que no sólo se limitaba a chupar, sino que le gustaba recibir desde todos los agujeros y desde todos los ángulos. Nos pusimos de acuerdo y decidimos quedar para otro día pero esta vez en casa de Silvia.
El siguiente fin de semana fue el día escogido, y madre mía la que se armó, sólo porque al gracioso de Luis se le ocurrió ir pregonando por ahí que la hermana de Mauricio era una puta que se la chupaba a todo el mundo. Así que para la fiestecita, a la que había accedido Silvia, a la que al principio seríamos unos cinco, se nos apuntaron unos siete chicos más, a los que Mauricio consiguió reducir a cuatro diciéndoles que sí, que era puta y como tal tenían que pagarle dinero a él, pues era el que le había conseguido el trabajo. Puso un precio elevado para reducir el número de golpe, aunque lo que intentaba era eliminarlos a todos, pues sólo quería que fuéramos los cuatro del otro día, pero los $ 1, 500 que pidió por tratarse de una orgia, estuvieron dispuestos a pagarlas cuatro de los siete, por lo que no tuvo más remedio que aceptar, aunque salió bien parado, pues eran $ 6, 000 que se sacaba por toda la cara, aunque ya le daría algo a su hermana.
Mauricio tenía llave de la casa de su hermana, así que llegamos antes que ella, los que tenían que pagar. Pagaron para entrar, y Mauricio dijo que nosotros ya habíamos pagado. Nos quedamos todos desnudos de cintura para arriba esperando que llegara Silvia.
Cuando llegó no se esperaba aquel panorama, ocho tíos esperando para cogerla. Así que llamó a su hermano y le preguntó que qué ocurría. No sé lo que le contestó Mauricio, pero se nos acercó, se puso de rodillas como la otra vez y nos dijo que hiciéramos un círculo alrededor suyo. Nos desnudamos todos por completo y empezó a chupar a uno detrás de otro.
De pronto Luis, cómo no, la levantó, a lo que le ayudaron Gerardo y Ángel, y la pusieron encima de la mesa del comedor. Allí nos volvimos a colocar alrededor de ella y empezamos a desnudarla y magrearla metiendo los dedos por su almeja y su culo, mientras ella se afanaba en chupar dos pollas alternativamente. Luego Toni la cogió por las caderas la acercó al borde y le metió de un golpe su pene, a lo que Silvia respondió con un respingo, pero sin dejar de estar llena de polla por la boca. Aquello era un panorama realmente baboso, pues había babas por todas partes, sobre todo de ella, que le gustaba dejar hilillos de saliva colgando de nuestras pollas.
Después de Toni, fue Luis el siguiente en cogerla en la misma postura antes de que nos la lleváramos al sofá, donde apoyó el pecho en el asiento, con las rodillas en el suelo, mostrándonos todo su esplendor genital y anal. Ángel se sentó y Silvia empezó a mamársela mientras nos pegábamos por penetrarla en esa posición.
Al final tomamos turnos, y la penetrábamos unas cuantas veces, luego se pasaba a la boca y después al final de la cola. A mí se me ocurrió que, ya que Mauricio nos dijo que le gustaba por todos lados había que probar todos los lados, y en mi segundo turno, después de que me la había dejado empapada con sus babas, se la metí por el culo. El gemido me puso todavía más cachondo si cabe, y empecé a embestir de forma brutal. Luego me echaron y me tuve que sentar para que me mamara la polla mientras el siguiente repetía la operación que yo había empezado.
De pronto la gente no aguantó más y nos empezamos a correr, aunque no de forma seguida, así que prácticamente daba tiempo de recuperarse. El Primero fue Toni, que llenó de su leche el culo de Silvia, luego Mauricio que se corrió en su boca, después yo, también en su boca, así casi todos. Pero como ya he dicho nos daba tiempo de recuperarnos y cambiamos de posición nuevamente. Mientras uno se sentaba en el sofá con Silvia encima suyo y de cara a él, otro la ensartaba desde atrás.
Como la posición era difícil, decidimos que se debía terminar antes de cambiar. Así que cuando se corrían los dos que estaban en el sándwich, entraban otros dos en la misma posición, y los que la dejaban, se ofrecían para que Silvia limpiara sus miembros.
Aquello era un espectáculo. Ver a Silvia chorreando semen por todas partes era impresionante. Parecía que se había dado un baño de esperma. Poco a poco nos fuimos cansando y la gente se empezó a ir. Al final quedamos Mauricio y yo solos con Silvia. La ayudamos a ir al baño, pues ella estaba exhausta del ajetreo que había tenido. Mientras estaba en el baño, nos pusimos a recoger el comedor. Aunque realmente daba asco, pero hicimos de tripas corazón, pues habíamos participado y no podíamos hacer menos. El sofá era un autentico cuadro, estaba manchado por todas partes y como no sabíamos limpiarlo fue lo único que dejamos así. Luego fuimos a por Silvia, que ya había salido y se estaba secando, no pudimos contenernos y empezamos a sobarla nuevamente, pero alguien llamó al timbre. Nos quedamos parados. Silvia nos dijo que nos escondiéramos en el cuartito de estar, se puso algo y salió a abrir. Era Claudia, la madre de Mauricio. Mauricio me miró y me dijo «¡el sofá!”. No habíamos dicho a Silvia que el sofá ni lo habíamos tocado y fue lo primero que vio la madre de Mauricio.
-Veo que te has dado una fiestecita agradable- comentó Claudia- ¿Los conozco?, porque han sido varios ¿verdad? No me creo que un solo hombre haya hecho eso sólo.
Sí, han sido unos cuantos- Respondió Silvia- y a algunos los conoces pero no te voy a decir quienes… Bueno al menos a dos los conoces bien
. Entonces nos quedamos de piedra nuevamente, yo iba flipando cada vez más con la familia de Mauricio, y se veía que el también lo hacía, pues vimos que su madre se desnudó por completo mostrando un cuerpo de escándalo (aunque no como el de Silvia, pues es más joven y eso se nota), y se sentó en el sofá con todo lo manchado que estaba.
-Silvia, hija, pudiste haber esperado a lavarte, tú ya sabes lo que me gusta el semen.- dijo mientras se revolcaba en el sofá, e incluso lamió algunas zonas que estaban bastante sucias
-Sí mami lo sé- dijo Silvia arrodillándose junto a Claudia para limpiar con su lengua el cuerpo de su madre.
Madre e hija se fundieron en un lésbico e incestuoso beso lleno de pasión, sudor y semen.