Siempre tuve la fantasía de estar con una dama mayor que yo, de aproximadamente unos 40 años, sobre todo porque sabía que tenían mucha más experiencia que las mujeres de 18 o 20 años en la cama...
Gracias a lo aprendido con sus otras conquistas, el Inge consigue llevarse a la cama a una vecina madurita algo cohibida, que tiene una colaza de impacto
Estando solo en mi oficina, llego la señora de la limpieza. Al cabo de unas cervezas me llevaron a meterme con esa mujer que con sus 50 años y sus kilos de más, lograron hacerme pasar un momento inolvidable.
Esta historia ocurrió el verano pasado, cuando yo aún tenía 18 años. Era 15 de enero, o lo que es lo mismo, era el día en que mi madre y yo nos íbamos a la casa que tenemos en la costa. Me llamo Nicolás y soy de
Me calmé como pude antes de cruzar la puerta de casa, me acababan de dar una buena paliza, el hijo deputa de siempre, me espero a la salida del instituto y me agarro. bruno lleva haciéndome la vida imposible desde que empezamos el instituto, me cuesta recordar los tiempos en que momo y yo éramos
Menuda polla se gastaba, larga, más de veinte centímetros y gorda, tan gorda que su mano, estaba segura, no la abarcaría. Cuando le vio meneársela, se mojó, se mojó mucho y gimió, gimió lo suficientemente alto para hacer que Ángel abriera los ojos y la viera ahí, frente a él.
Felisa, una cincuentona ama de casa, guarda bajo su apariencia de esposa tradicional una hembra en celo. Una hembra que necesita de las atenciones de su joven vecino Carlitos. El joven, cada mañana, en cuanto ve al marido de Felisa marcharse al trabajo no duda en acudir a su casa.