Mi mamá tenía 35 años, era de tez morena. Nunca había imaginado cosas malas con ella, pero a esa edad algo comenzó a cambiar. La empecé a ver como mujer, tenía unas nalgas muy apetecibles, no eran extremadamente grandes, pero eran espectaculares, unos senos pequeños, y una cara como dirían mis amigos de puta.
Esta historia ocurrió hace muchos años. Yo era joven y mi madre veintiocho: morena, de curvas pronunciadas y un culazo de infarto.
Agosto en la playa, un piso alquilado, el calor pegajoso de la costa.
Un amigo de la oficina va a contraer matrimonio, amigos de la oficina deseamos realizar una despedida de soltero. no se en qué momento terminó metida mi esposa en todo esto.