Una aclaración antes de empezar: en las líneas que siguen hay momentos que son narrados por Chiara y otros que son narrados por Julio César, trataremos de indicarlo, sin embargo, si se nos pasa alguno, por favor determinen ustedes quien es el que escribe. Recuerden que, por lo vivido, por lo disfrutado, por lo compartido, nosotros somos cómplices.
Un afrodisíaco que una pareja amiga nos dió, provocó mi primer intercambio. Aquel fin de semana habíamos sido invitados a pasarlo en el chalet de nuestros amigos, Nuria y Alfredo, a los que habíamos conocido tiempo atrás, con los que congeniábamos muy bien.
Un delicioso e inesperado intercambio. Una pareja es invitada a una cena y casi sin darse cuenta están participando de lleno en un intercambio que les reporta un placer inesperado.
Primero nos citamos en una confitería los dos, me pareció una chica muy agradable, tenía 31 años, soltera, pelo castaño claro con rulos, ojos marrones, muy buen cuerpo, profesora de gimnasia, unas tetas hermosas, y un culo bastante agradable, me contó que había formado varias veces tríos, y se mostró intrigada en mi idea.
La típica muchacha treintañera a la que cualquier hombre caballeroso lo ofrece un libro para que lo lea, por pura amistad, y ella enseguida se da cuenta de que lo que quiere es acostarse con ella.
Si tuviera que describiros a mi esposa, os diría que es una mujer bastante atractiva, es morena con pelo largo y rizado, ojos verdes y figura delgada, con unos pechos muy bonitos y bastante firmes, aunque si tuviera que resaltar alguna zona de su cuerpo sobre las demás, sería su hermoso culo.
Ambos me hicieron venirme de nuevo, y volví a gemir fuertemente; me mordí los labios y sentí que mi concha se abría y cerraba atrapando la macana de Carlos, lo mismo que mi culo apretaba y aflojaba no dejando escapar la verga de Luis.
Lo cierto es que luego de mucho esperar por volver a repetir una rica sesión de sexo entre los tres, por fin se llegó el día en que nos volvimos a encontrar y nos dispusimos a entregarnos a la pasión sexual por tantos días reprimida, ya que nuestro amigo vive bastante lejos de la ciudad donde residimos y además es una persona bastante ocupada.
Ya me disponía a entrar al mencionado café cuando al frente de mí se estaciona un vehículo que coincidía con la descripción que aquel caballero me había hecho por teléfono y en el vehículo pude ver a un hombre desesperado tras del volante, quien empezó a hacer sonar la bocina del auto, como para llamar la atención de alguien que pudiera estar esperándole.
Es mi historia de luego de 8 años de matrimonio y 2 años de haberle confesado a mi esposa mi fantasía y deseo de ser #cornudo me entero de que me hizo cornudo cuando éramos novios.
Luego, mire a mi mujer que estaba aún a cuatro patas, con la cara colorada por el orgasmo y el coño rebosante de mi semen y le dije: Bueno, ahora cual iba a ser mi recompensa?
Ella puso algún reparo, porque vió que la cena era algo especial, (algunas noches cuando mi esposa sale temprano de trabajar, prepara algo suculento de comer, adorna la mesa con velas y se pone alguna prenda más elegante y algo de lencería, para romper la monotonía), pero le insistimos tanto que finalmente aceptó.
Durante todo el día siguiente estuvo Valle coqueteando con Antonio de manera descarada, incluso se puso en top-less y tanga, algo que nunca hacía en la piscina cuando había algún hombre.
Me llamo Carmen, soy española y quiero relataros la forma en la que ha cambiado mi matrimonio y mi vida. Este si os gusta puede ser el primero de muchos relatos que os puedo contar y cantar las excelencias de lo que mas me gusta: El sexo.
En la cena debido al vino y a los chupitos, acabamos hablando de lo de siempre la cama, Andrea que era amiga de mi mujer tenia un cuerpo normalita pero desprendía ese deseo sexual que desprenden algunas mujeres, Jorge su marido era un chico normal aunque su mujer siempre alardeaba de que estaba bien armado.
Viendo esto, se despojó del pantalón y le preguntó a Caroli si le gustaba lo que veía, y esta asintió, pero argumentó que se tenía que quitar todo. Me sorprendió muchísimo esta respuesta, pero era todo tan raro que no dije nada.
Ella insistió en que mientras yo la amara y la quisiera a mi lado, ahí estaría. Reiteración que yo necesitaba desesperadamente, pero también reconoció, que no se había esperado que Lalo fuera tan buen amante.
Mi esposa tendría la última palabra en lo referente al sexo, se haría lo que ella aceptara o rechazara, no podría Lalo forzarla ni yo impedir ninguna acción. Yo sería meramente figura decorativa, mi función se limitaría a cubrir las apariencias y transportar a mi esposa.
Yo la verdad es que no sabia que hacer, la intentaba animar, en casa procuraba hacer todas las faenas, incluso le llegué a comentar que si no se sentía bien que se fuera unos días sola para pensar y relajarse.