Ese fin de semana, cuando ya estaban trabajando los hombres, tuvimos mucho sexo a manera de despedida. Como yo soy bastante ruidosa al hacerlo, cuando bajamos de la habitación después de haber pasado buena parte de la tarde cogiendo, los albañiles nos miraban con curiosidad y sobre todo a mí.
Cuando le confesé que en esa oportunidad había tenido el mejor sexo desde hacía bastante tiempo y le pedí que no se ofendiera por mis palabras, pero que siempre había fantaseado con ello y que estaba feliz porque lo había concretado y compartido con él se puso contento ya que dijo que le gustó poder cumplirme ese deseo oculto
En ese momento los otros dos tipos se acercaron y empezaron a tocarme las nalgas y las tetas; a lamerme la espalda, los hombros, en voz baja me decían que tenía un culo rico, que era súper atractivo mi cabello recortado y que querían comerme la conchita.
Les grité a los visitantes que se marcharan, que eran unos degenerados al igual que mi marido y no que era una puta dispuesta a hacerles favores. Me puse a lagrimear y les pregunté por qué me hacían esto a mí e indirectamente a sus esposas que eran mis amigas. Por qué me humillaban de esa manera si nunca les había dado motivos para ello.
Mientras disfrutaba sintiendo como se tragaba todo ese pedazo continuó chupándosela al otro hasta que acabó dentro de su boca y no solo no se resistió a ello sino que no dejó escapar ni una sola gota, utilizando su lengua para terminar todo rastro de lo que allí había ocurrido.
Instalada en el departamento frente al mar sus días transcurrían entre la playa, donde aprovechaba para broncear su bien proporcionado cuerpo pese a los casi 50 años que tenía (le hubiera gustado hacer "topless" como cuando viaja al exterior pero ya se sabe que en el país ello no está permitido en cualquier playa) y las salidas por el centro de la ciudad donde generalmente cenaba antes de ir al cine o a otro tipo de espectáculo.
Por lo que supusimos que podían ser desde el novio de mi hermana dándole una sorpresa.. o que incluso podrían ser violadores (por la belleza de nuestras hermanas, y como hay mucho salido por la vida..). El ruido procedía de las habitación de las chicas, y descartamos la posibilidad de tan solo un pareja haciendo el amor, si no de 3 (distinguíamos varios sonidos).
Me levante temprano esa mañana. Cuando me incorpore me sentí húmeda. Pase mi mano entre las sabanas enredadas y toque mi bombacha. Estaba mojada. Me saque lentamente la bombacha y me toque la vagina. Ni bien llegué a mi clítoris recordé lo que había soñado. Recordé que te chupaba la pija una y otra ves mientras vos me acariciabas todo el cuerpo.
Pero nuestro vecino, Jaime, no venía para quejarse, al contrario, llegaba a mi hogar en señal de gratitud. Le dijo a mi esposa que apreciaba el favor que le hacía a su niño. Ella dijo, que no se hiciera problema. « Sabré como tratarlo, no tiene nada que temer ». « No lo pongo en dudas, pero me gustaría estar presente ». La petición le pareció descomunal a Florencia, pero los hizo pasar y colocó una silla al pie de la cama para que el padre de Hernán tomara asiento.
Sobre todo porque todos pronto comenzamos a sentirnos incómodos. Yo sabía que Enrique me deseaba, pero yo nada quería saber con él, ya que su esposa era mi amiga. Manolo, en cambio, le tomó afición al rabo de Gastón. Al comienzo no trajo problemas. Venía los domingos, como siempre y se sentaba a mirar el partido.
Así pensé que sería. Una vez que llegué a Madrid, Florencia se mostró fría, desangelada. Me recibió con indiferencia y cuando quise relatarle los diferentes episodios que había vivido en el extranjero, ella se levantó y se fue a la cama. Pensé que era aconsejable tomar el toro por las astas.
Corrimos todos hacía las tiendas y colocamos las toallas y sacos de dormir abiertos cerca del fuego. Nos tumbamos entre besos, abrazos y toqueteos. Mi novia se tumbó boca arriba delante de mí y se abrió de piernas deseosa de que la lamiera entera.
Empezó a revolverse como un toro y a gritar como un poseso pero lo único que consiguió fue que le pusieran una mordaza en la boca y le ataran los pies y lo dejaran en el suelo a unos diez metros del camión.
Carlos le había comprado una lencería muy especial, totalmente sensual. Era un conjunto Burdeos medio transparente, con bordados, sujetador, braguitas tanga y liguero. Encima, una blusa negra de gasa totalmente transparente.
Se puso de pie y sus senos comenzaron a encogerse con el viento; caminó despacio hacia la orilla, con toda la naturalidad de la que fue capaz, y se metió en el agua. No pudo hacerlo de golpe, estaba demasiado fría, aunque quería hacerlo lo antes posible dado que sabía tener clavados muchos ojos.
Estaba siendo follada a un ritmo fuerte por mi chochito, mientras se preparaba mi culo para ser perforado por el pollón de la noche. El tercero en discordia, se conformaba de momento con recibir mis lametones en el capullo cuando las embestidas de mi potro salvaje lo permitían.
Faltaba ya media hora, así que se apresuró a marcharse para llegar a tiempo, aunque con un poco de retraso, a su excitante aventura que se estaba atreviendo a ejecutar. Su jefe, Sr. Arkin, le estaba esperando, le sonrió y la acompañó hasta el vestíbulo.
Yo estaba muy nerviosa porque sentí que me jalaban del sujetador y me lo arrancaban. Intenté taparme, pero me sujetaron los brazos y me comieron las tetas dos cabezas. Eso me puso muy cachonda y cuando sentí que me bajaban las bragas me dejé llevar.
Su jefe también se sentó y la miraba con intención incluso de perturbarla, de que pasara vergüenza; lascivamente su mirada se centraba en sus senos y en su sexo, incluso en sus ojos se reflejaba cierto desprecio que pretendía mostrar hacia ella, desprecio a su cuerpo provocador y a sus ganas de follar.
Cuando en junio escuché en la tele que en Inglaterra se tomaban a las Islas Canarias como un paraíso sexual no le di ninguna importancia y me pareció una exageración las quejas de una persona encargada del turismo porque menospreciaban todos los encantos de las Islas.
Se fue hacia ella, con la mano en la polla masturbándosela, y la obligó a que se sentara en la mesa, le subió hasta la cintura la falda y la abrió bien de piernas; Lorna se reclinó levemente para poder abrir aún más sus piernas y recibir toda esa polla en su coño, la cual no podía dejar de tocar y mirar anhelándola.
Hace una semana, lo que era un baile se convirtio en una noche de placer para mi y mis nuevos amigos... mmhhh...rnrnEspero que disfuten como yo lo disfruté...
En ese momento comprendí que todo estaba ya planificado y yo, sin saberlo, era parte de esos planes. Sin pensarlo dos veces mi amigo levantó a la morena por la cintura y la cargó hasta la orilla depositandola en la misma sábana que estaba acostada cuando llegamos.
A pesar de tener una vida sexual excelente, no me sentía totalmente satisfecha; al comentarselos a mis amigas ellas me recomendaron que tuviera un amorío con alguien que no fuese mi marido...
El primer grupo en organizarse fue el nuestro, el primer profesor mocionado para acompañarnos al viaje también, pero con un criterio de juventud, saber, respeto , los padres en las reuniones como en años anteriores se negaron, pero predominó, por basarnos en la falta de confianza de nosotras y a los chicos los convencimos que quizás le acercara algo, entraron y fue elegido.
Mi mujer Adela, y yo vivimos solo en un viejo y amplísimo apartamento de la costa, donde acostumbramos a vivir casi todo el año, entregados al trabajo de cada uno y después a los mil juegos y placeres de la Erótica Universalis.
Mi hambre de sexo, que en principio debería de estar completamente saciada, crecía por instantes y cada pocos minutos, mi mente comenzaba a imaginarse fantasías de todo tipo, con la peculiaridad que yo podía hacerlas realidad con tan solo pedirlo.