Últimos historias xxx:

La judoka

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Me di la vuelta con la verga completamente empalmada. Aun no me salía ninguna palabra y no podía creer que Rebeca estuviera arrodillada delante de mí con mi polla en su mano. -Te voy a terminar de dejar "contento", como estabas antes- Me dijo a la vez que me besaba la punta de la polla con sus turgentes labios. El beso, se fue ensanchando a la vez que mi glande desaparecía en su boca.

Un leve roce II

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Comencé a darle lengüetazos a aquel trozo de carne, era inmensa y estaba durísima, me metía su capullo en la boca, lo chupeteaba, le pasaba la lengua por los lados del capullo, me lo lengüeteaba como si fuese un helado, mientras apretaba sus huevos, los tenía enormes a juego con su polla. Era lo que se dice un auténtico súper, pero súper, súper, no súper light como algunos que con 20 cm se creen que son los dueños de la mayor polla del mundo, aquello era enorme no encontraba forma de poderlo coger en su conjunto, ni con la boca y las manos lograba abarcar todo el cipotón aquel.

Una historia increíble en Arequipa

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La historia que les voy a contar sucedió un día miércoles, yo nunca había tenido experiencias homosexuales en toda mi vida, era algo que para mí nunca pasó por mi mente. Aquella noche yo llegué al hotel cerca de las 7 de la noche, algo sudado del trabajo. Al entrar al pub(siempre entraba al hostal por ese lado), me encontré que estaba casi, casi lleno( algo raro para un día particular), pero era porque justo en ese momento estaba que empezaba el clásico del fútbol peruano entre Alianza Lima y Universitario

Decidieron probar algo diferente, ya que la rutina los estaba aburriendo sexualmente, lo tenían claro, se excitarían excitando a otros hombres

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Me saqué la verga y la puse a mamar a mi mujer, le cogía la cabeza y la hacía subir y bajar su boca por mi tranca, el tipo se masturbaba más, le indiqué que se sentara en la fila nuestra a una butaca de distancia y así lo hizo, mi mujer se trató de incorporar y yo la detuve diciéndole "lo hemos hablado, así que, pase lo que pase no lo arruines " siguió mamando. Alcé su falda y le mostré al tipo sus nalgas separadas por su tanga blanca, se acercó más con su verga parada y le comenzó a acariciar el culo, mi mujer mamaba más excitada entre nervios, ebria seguía chupando, la deslicé más adelante del asiento

Safari en Kenia I: Ricardo

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Ricardo hizo un par de llamadas a unos amigos y rápidamente quedó de acuerdo con ellos con respecto a lo que necesitaba, seguidamente nos encaminamos a su apartamento, los dos íbamos excitados y en cuanto penetramos en el ascensor nos abrazamos y besamos furiosamente, cuando entramos en el apartamento ya estaba semi desnuda, menos mal que no nos encontramos a ningún vecino, se armaría un escándalo. Ricardo era de una fogosidad inaudita y yo no lo era menos, los dos nos compenetramos a las mil maravillas y cuando nos lanzamos a una relación sexual somos como dos animales en celo.

La señora I

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Después de un buen desayuno y de mostrarme la que sería mi habitación, mi compañero me enseñó lo que sería mi lugar de trabajo o, al menos, dónde estaban mis herramientas. Debo reconocer que aluciné bastante en cuanto vi el parque móvil de la casa. Según Andrés vivía en ella una sola persona, pero tenía tres coches y... ¡dos motos!, eso sin contar el que se había llevado hoy mismo.

El incesto de Ana, padre e hija

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Se bañaron juntos, al salir de la ducha, no pudo evitar mamarlo nuevamente, se besaron como dos enamorados, su padre no le dijo palabra, hablaba el sexo, ambos se deseaban, ambos gozaban, sin palabras, al despertar a la mañana, el padre le hizo el desayuno, la llamo, se acercó al lecho y le dio un beso, se sentó de golpe, le saco el flácido pene, mamándolo como una profesional, lo hizo acabar en poco tiempo, trago toda su leche, y sus primeras palabras fueron , que lindo desayuno.

En una tarde de confesiones, quisieron sellar sus bocas con un pacto lésbico

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Desde que Carla, que comentó que le dijo al cura en el confesionario, que quería hacerle el amor, que se dejara de embromar, que era joven, que porque no la hacía gozar (el cura estaba lindo), en ese momento tenía 17, el cura no se dio por enterado, pero la calentura de Carla, la saciaba con el novio de su hermana (23) (esa y otras confesiones las publicaremos en otra oportunidad)

Su esposa no se daba cuenta del furtivo juego erótico que tenía su marido con la recién llegada sirvienta

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Pasó un mes, la chiquilla era desquiciante, se vestía muy atrevida para salir, minifaldas, pantalones entallados, escotes que dejaban ver gran parte de su grande, sabroso busto, unos pezones que se le dibujaban bajo la blusa apretada y que se le notaban paraditos, prestos para una gran mamada. Ella era muy alegre, risueña. En casa se ponía tops, pantaloncitos cortos, minifaldas, siempre mostrando las bien formadas piernas o gran parte de esas tetas sensacionales que de inmediato me ponían tieso el pene.