En cierto momento, al separar sus nalgas un poco para ayudar a mi polla, vi el ojete de su culo y pensé que seguro que por ahí no había entrado ni una mosca, moje mi dedo en saliva y comencé a acariciarlo con mucha suavidad, ella no dijo nada, no se si por corte o por lo excitada que estaba; con disimulo metí un poco mi dedo en el interior y procedí a masajearlo; vaya vaya, sigue sin decir nada, solo gime que te gime y yo ya tenía mi dedo metido por completo en su culo.
Realicé tales embestidas que notaba como mi glande se aplastaba contra lo más profundo de su garganta, de forma frenética, ¡nunca había sentido nada igual, tan maravilloso! Me la estaba follando por la boca, y mientras lo hacía de su garganta solamente salían gemidos ahogados, intentando suplicarme que parase. De sus ojos salía un río de lágrimas.
Me miró y yo le asentí. Movió su miembro cerca del ano de Mar, rebozándola contra sus nalgas y por los labios de su coño, para a continuación abrirlo y de una manera suave, limpia, entrarla completamente. Este movimiento hizo que Mar volviera a tensar sus piernas al mismo tiempo de separarlas más y emitir un sonido casi de admiración.
De la palma de la mano que acariciaba la vulva se separó el dedo corazón que se dedicó a castigar el clítoris. Pronto la niña estaba lista para otro orgasmo pero de pronto todo se paró. Las manos que la hacían tan feliz abandonaron su cuerpo y aquel orgasmo que estaba a punto de disfrutar se desvaneció y esto no le gustó.
Clara despertó de repente y se sorprendió de lo que estaba sintiendo por que creía que era un sueño, pero había alguien que le estaba chupando deliciosamente el clítoris y su orgasmo fue muy fuerte, gimió, de placer, aunque no sabia quien le había provocado esa sensación la disfruto enormemente.
El dedo de Gema se dedicaba a prodigar los más tiernos estímulos en el clítoris de Adriana y comenzaban a humedecerse, cuando se deslizaba una y otra vez, apenas sin introducirse, en el sexo de su hermana, que había dejado de menearse, pero seguía tensa, muy tensa, sin querer mirar a los ojos a Gema, que aprovechaba para morderle la oreja y lamer su interior y luego el cuello y morderle la comisura de los labios.
Mari no aguantó más y se puso por detrás de ella, lamiéndole el culo con ansias, descendía por su raja para continuar con el tronco de mi polla cuando salía en medio del vaivén, y finalmente se detenía en mis huevos que chupaba afanosamente, para luego desandar el camino, terminando con su lengua medio introducida en el culito de Miriam.
Oí que alguien había abierto la puerta y al cerrar le había puesto el seguro, si era mi prima Ximena, entro al baño y abrió la puerta de la regadera donde estaba yo y me dijo que era su turno de verme desnudo, le dije que no era justo porque yo la había visto con ropa interior y ella me estaba viendo como Dios me trajo al mundo.
Me fui al baño me duche rápidamente y después me apetecía estar un rato metido en la bañera disfrutando del poder relajante que proporcionaba el agua y cerrando los ojos para estar mas concentrado en aquella sensación, me recosté hacia atrás.
Patricia cogió el preservativo y lo abrió, se lo puso en la boca y me lo enfundo en la polla, casi se metió toda mi polla hasta la garganta, luego se puso encima de mi, yo temblaba como una hoja, ella maniobro como una experta, y en unos segundos tenia toda mi polla en su sexo, fue tan rápido que no se ni como ocurrió , ella saltaba encima de mi, sus pechos saltando como dos enormes globos