Al cabo de un rato, ella me dijo “ya basta, insecto, debes tomarlo con calma de ahora en adelante si quieres volver a besarlos tendrás que hacer todo lo que te ordené”, a lo cual respondí por supuesto.
Al llegar y luego de los preparativos, de sacar la silla, sentarla, comprar la entradas, etc, elegí la película que hacía ya varias semanas que estaba en cartelera, así supuse que iba a ser menos la gente que la iba a ver, y al entrar a la sala
Empecé a notar que alguien se corría en mi espalda y otra vez y otra así unas cuantas veces, luego se corrió el que tenía en la boca luego el que me la metia por el culo sintiéndome toda mojada por dentro y fuera, estaba empapada en semen, no se cuantos se habían corrido ya en mi, y empezaron a metermela por el coño
Puedo ser la mas puta de la ciudad,y puede que la gente me lo llame y que incluso me guste, pero tu eres mi hijo y no te lo consentiré.
Seguido a este momento de placer me senté en el asiento cuando recibí en mi boca un cálido y húmedo beso e hincándose de frente a mi, me tomo por la cintura y con sus manos me fue quitó el bikini poniéndolo a un lado, tomó mis nalgas y me jalo hacia ella dándome solo un beso en el pubis mientras olía mi sexo diciéndome lo rico que le parecía el olor y que necesitaba un corte y recorriendo mis labios mayores con su lengua
Con las chicas hicimos una amistad que parece de toda la vida… los varones, salvo Emiliano, mi novio, son medio cuadrados, todo tiene que ser de una forma y hay alternativas…
Unos segundos después, ambas alcanzaron un orgasmo violento y tan prolongado, que se retorcieron al unísono, mientras el consolador, untado completamente en los jugos de Andrea y Sofía, se deslizó fuera de los cuerpos para caer empapado sobre la colcha.
Cuando el terso cutis de sus mejillas y párpados fue asomando, Carlos se tranquilizó, se movió suavemente, sin empujar, acompañándola, solo para recordarle que estaba allí, dentro de su culo, y volvió a buscar su mirada. Ahora había abierto los ojos: los tenía en blanco.
Entonces, no pudiendo aguantar mi excitación, puse la cabeza hinchada de mi pene en su rajada, y de un certero puyazo la penetre completamente. Que rica era mi hermana, no me equivoque al pensar que era un verdadero manjar.
Ella se movía su clítoris la hacía gozar y yo me fui acostumbrando hasta que por fin el dolor se escondió detrás de lo sublime. Y volvimos a gozar los dos… Mara estiró su mano derecha y tomo mi polla, y eso solo fue suficiente para que mi leche estrellara contra las sabanas…