Al terminar, tomo papel y se limpió la boca, el condón había retenido tomo mi semen, ella me lo saco cuidadosamente y vacío el contenido en el frasquito sin derramar una sola gota. Ok, dijo, listo....mientras yo estaba exhausto en la camilla. Enviare por alguien para que lo limpien.....llevare esto al laboratorio......no te preocupes,
Me armé de valor, porque dar el paso definitivo es enervante y te produce una rara sensación de que puedes equivocarte y no va a ser posible dar marcha atrás en lo que, incluso, puede acabar con tu matrimonio si no es bien entendido por tu pareja, pero estaba decidido y me puse en contacto con Alceo citándole en una céntrica cafetería.
El agua casi quemaba, tal y como a ti te gusta, la espuma y las sales con aroma a jazmines envolvían toda la bañera. Me coloqué frente a ti y te acercaste a mí, me besaste con pasión, tus carnosos labios devoraban mi boca, tu lengua bailaba con la mía en un abrazo húmedo. Colocaste tus piernas sobre las mías y te aproximaste más a mí, notábamos la cercanía de nuestros sexos.
Comencé a besar su cuello suavemente y a pasar toda mi lengua lentamente desde su base hasta el lóbulo de su oreja. En la que me entretuve penetrándola y salivándola en su interior. Ella gemía cada vez más. Su cuerpo vibraba espasmódicamente. Metí mis manos en su vestido y con mis dedos apreté suavemente sus durísimos pezones. Eso fue el factor que quebró su resistencia.
Me senté en el sofá a esperar, al transcurrir de unos instantes apareció su figura en el descanso de la escalera, su figura era hermosa. Admire la turgencia de su busto tras el diminuto sostén del bañador, deseo y lujuria contrastaban con su delgada cintura, tras la cual sensualmente estimulante se abrían paso sus redondeadas caderas. El pelo largo humedecido caía por sobre su hombro izquierdo, adoptó una postura de modelo seductora separando un poco las piernas, me miro y me dijo: hoy te voy a pagar todo el tiempo que te debo; hice un ademan de levantarme para ir hacia ella y me ordenó que me sentara, luego dijo: todo a su momento.
Marta me presentó a dos chicos de su edad que conocía de otras veces y estuvimos con ellos tomando una copa y bailando un buen rato, de repente observé que un hombre me miraba, era maduro, de unos cuarenta años, atractivo, con canas y traje caro, poco después me quede sola un momento y se me presentó, me dijo que se llamaba Luis y que le gustaría invitarme a una copa, el caso es que me aburría con los amigos de Marta y acepté.
Me di la vuelta con la verga completamente empalmada. Aun no me salía ninguna palabra y no podía creer que Rebeca estuviera arrodillada delante de mí con mi polla en su mano. -Te voy a terminar de dejar "contento", como estabas antes- Me dijo a la vez que me besaba la punta de la polla con sus turgentes labios. El beso, se fue ensanchando a la vez que mi glande desaparecía en su boca.
Pasó un mes, la chiquilla era desquiciante, se vestía muy atrevida para salir, minifaldas, pantalones entallados, escotes que dejaban ver gran parte de su grande, sabroso busto, unos pezones que se le dibujaban bajo la blusa apretada y que se le notaban paraditos, prestos para una gran mamada. Ella era muy alegre, risueña. En casa se ponía tops, pantaloncitos cortos, minifaldas, siempre mostrando las bien formadas piernas o gran parte de esas tetas sensacionales que de inmediato me ponían tieso el pene.
Ya finalizado el cortejo que da diario inicio al martirio estudiantil, nos dirigimos entre risas vagas y estupideces al salón para tener la primera de las ocho horas que ese día nos tocaba a los alumnos del quinto tercera. Yo, como todos los compañeros de mi grupo, me ubiqué en mi banco al final del salón, posición más que óptima para cualquier adolescente que se precie de tal en la misma situación.
A la mañana siguiente fue despertada por un nutritivo desayuno que Albert le llevaba en una linda charola, se alimentó, se bañó se vistió muy elegantemente, con un hermoso traje verde agua, unos hermosos zapatos de tacón a media altura, que hacían juego con la cartera ejecutiva que llevaba, que a su vez combinaban perfectamente con su piel tostada, lo que hacía que su imagen luciera mucho mejor; Salió rumbo a la universidad nacional de la Habana donde daría inicio las exposiciones del encuentro al que asistía.
Decidió darle una sorpresa a su novio y la sorprendida fue ella al ver que su vecina le hacía sentirse relajada, morbosa, excitada y muy especial mientras se probaba la lencería sexy y atrevida para su aniversario.
El marido pone un anuncio en internet buscando voluntarios para cepillarse a su esposa, tendiéndola una trampa, de todos los que contestan elige a un negrazo jamaicano y le concierta una cita a ciegas a su mujer.
Cuando llegue a mi estación salí del vagón, pero no miré hacia atrás pensando en lo tarde que era para llegar a casa. Al abordar el pasillo tan largo, comprobé que a pesar del día y la hora este estaba desierto, pero no le di más importancia y apreté el paso. Poco después oí a los chicos abordar el pasillo mientras silbaban y me decían algunas groserías, lo cual me alarmó y decidí apretar el paso.
Hasta que me sucedió esto, yo ya había tenido experiencias con chicos, no era una novata en el sexo, se puede decir que empecé muy pronto a interesarme por el tema (os prometo una historia sobre ello más adelante) incluso había un chico que aunque no lo consideraba como mi novio ya había estado con el varias veces.
Ana, apoyada en el marco de la puerta, aparecía en ropa interior. No se había desprendido de los zapatos de aguja y a Quique le dio la impresión de estar observando una página muy real de una revista erótica. Como erótica era la postura que adoptaba.
El camino se me hizo eterno y eso que sólo estábamos a unas cuadras. Al llegar recuerdo de la calentura que tenía ni escuché el monto del viaje, sólo le tire diez pesos (diez dólares) al taxista, cerré la puerta y corrí a abrazar a Caro, empujé la puerta del hotel, me acerqué a recepción, pedí la llave de mi habitación y nos dirigimos al ascensor.
En el autobús de la línea 1 tuvo una experiencia muy excitante, es una buena solución para todas las mujeres que no quieren tener relaciones sexuales, tal vez sean ninfómanas y deseen un momento de placer.
No podría decirles si fue atracción sexual o simples ganas de provocarlo, pero la respuesta con sus labios y boca, me encendió como nunca jamás me había pasado, pues ya les dijo que salvo dos noviecillos que no pasaban de besos limpios, con nadie me había besado "de a de veras".
Cuando mi palo estaba tieso, se recostó de espaldas y me indicó que se lo metiera por su rendija bastante peluda y muy reseca, tanto que hubo necesidad de utilizar una crema que ella tenía a un lado de la cama, para poder penetrarla.
Cuando escucho el correr del agua, me doy cuenta que estaba en lo cierto. Al volver, retoma el masaje ya no por mi espalda, sino por mis muslos. Recorre cada centímetro con una extraña dureza gentil en su tacto. "Este hombre es un dios" pienso, mientras mi excitación ya rayaba en el éxtasis más desenfrenado. Pensé que si él supiera lo caliente que me tenía, me haría el amor ahí mismo, sin dudarlo.
Mía es actualmente mi compañera de trabajo, tiene cuarenta años, es rubia, de pelo ondulado, tiene la piel muy blanca y un hermoso rostro de ojos verde miel, usa espejuelos pues tiene una ligera miopía, su boca es grande y tiene unos labios sensuales y muy bien delineados.
Me apretó las tetas por encima de la camiseta y jugueteó con mis pezones que se pusieron duros como una roca....; Cierra los ojos y disfruta mi amor..... Los cerré... Sentí que me hacía levantar los brazos y me sacaba la camiseta... Su lengua se dedicó a mi canalillo.... Soplándome dentro de él....
Seguí bajando por su espalda hasta llegar a su cintura y allí me detuve de nuevo, subiendo de vez en cuando recorriendo su columna vertebral. A continuación me dediqué a sus piernas, bajando rápidamente hasta hacerme con sus pies y comencé a masajearle las plantas de los pies.
Mi pene rozaba con su culo y mi erección era total, dudo que ella no se enterara porque mi pantalón tenía un bulto muy visible. Cuando llevábamos la mitad del recorrido empezó a mover su culo arriba y abajo, no tarde mucho en correrme y cada vez me excitaba más.
Una pareja de Argentina, de viaje por Mallorca, goza de la naturaleza, los paisajes, la ciudad y de las ocasiones para echar buenos polvos y probar las incursiones anales.
Yo hacía lo imposible por contener mi eyaculación cuando ella platicó que, para no hacerlo enojar, accedió a las caricias de rigor el besito en la boca, las caricias con las manos, pero que cada vez eran más atrevida, pues comenzó a pasar sus labios y lengua por el cuello y nuca, mientras sus manos lo mismo le daban ligeros apretones a sus pezones, que le masajeaba las nalgas y le hacía sentir su entrepierna, con un paquete bastante duro.
Pues bien, la maestra Belén, tendría unos 28 o 30 años divorciada, sin hijos y estaba bastante buena, razón que ha había convertido en una mujer creída y a la que muy pocos galanes le habían conocido.
Ella le empezó a quitar la camisa mientras iba bajando su boca lamiéndole y mordisqueándole por el pecho y los pequeños pezoncitos de él. Él mientras había deslizado su mano debajo de la camiseta de ella acariciándole los pechos, por encima del sujetador, unos pechos firmes ni grandes ni pequeños con un pezón rosáceo...
Los disparos apenas resonaron, amortiguados por el silenciador de la pistola. Del otro lado de la habitación, la figura ágil y hermosa de una mujer se deslizó tras un sillón buscando resguardo al tiempo que se llevaba la mano al hombro izquierdo que empezó a manar sangre.