Capítulo 6

Liria VI: y Boris

Recuerdo aún el retorno de nuestro jefe después de su cumpleaños, fue una semana más tarde.

Como mi amiga dijo no recordaba nada de lo pasado, en varias oportunidades que debí ir a su oficina insistí sobre su fiesta y sólo recordó lo feliz que pasó divirtiéndose con nosotros. Lo que más lamento es que no recordara la orgía de sexo que le brindé.

A poco más ingresó un joven de dieciocho años, hijo de un antiguo amigo del abogado que trabajó en relaciones diplomáticas, para hacer trabajos de mensajería.

Este chico había pasado desde la salida de la primaria (que fue en un colegio privado para varones muy exigente en conducta) recorriendo el mundo.

El segundo nivel lo hizo en universidades de intercambio en oriente medio, por las dificultades de usar dos idiomas más diferentes del propio pasó prácticamente enclaustrado. Volviendo al país el primer trabajo que obtuvo y para poder estudiar diplomacia, a ofrecimiento del jefe a su padre, fue con nosotros.

Es un joven de estatura aproximada a un metro setenta, pelo castaño oscuro, ojos marrones, tez bronceada por el sol del oriente, complexión media, apenas el bozo asomaba en sus mejillas. Me resultó atractivo, lástima por su edad.

Muy respetuoso, nada de trato familiar, su proceder muy victoriano. Parecía un mayordomo inglés.

Liria, como es natural en ella, ganó su confianza e hizo que se mostrará con nosotros algo amistoso.

Después del aniversario de nuestro protector, las reuniones en su casa de descanso mensuales se hicieron allí. Por suerte siempre conseguíamos nuestro deseo irnos aparejadas a terminar cogiendo cada una por su lado las reuniones.

Seguíamos manteniendo en secreto nuestro hallazgo, además de alguna vez aprovechar que el jefe se iba antes de las reuniones, para dar una mirada a su dormitorio.

Esta fiesta sería la bienvenida de Boris. Esta vez el abogado se excusó por que salía a visitar al padre de muchacho que estaba en otra ciudad, dejando a Liria la libertad de usar igualmente la casa de descanso.

El día señalado se inició la reunión tempranamente como era costumbre, aunque esta vez estábamos más distendidos por la ausencia del anfitrión.

Los entremeses y el licor comenzaron a correr entre todos de manera más libertina, por lo que los efectos se adelantaron. Yo ya había tomado a una pija cuyo dueño había estado tocando mis muslos.

Por allá alguien asomaba sus zapatos y pantalones hincado detrás de una cortina mientras que una de mis amigas escondía su piernas abiertas hacia el lado del escondido. Otros habían desaparecido de la escena.

En un sofá mi pequeña diosa charlaba entretenidamente con nuestro héroe del día, mientras él observaba, de vez en cuando, con aire de desconcierto los acontecimientos a su alrededor, pero sin dejar de platicar con ella.

Las parejas desaparecimos por el tiempo que duró este aperitivo sexual, cuando volví estaban todos los demás preparándose para el almuerzo. Nuestra barbie junto al joven servían los platos abundantes para paliar el hambre ocasionada por el ejercicio.

El vino, aromático, de grueso paladar y exquisito, sabor acompañaba la comida en la misma cantidad.

A los postres seguíamos con el negro licor, que nuevamente comenzaba a afectar nuestros sentidos. Nuestros servidores muy rápido despejaron la mesa quedando solo las bebidas. Allí me detuve a observar a Boris, no bebía vino sino refresco, recordé también no haberlo visto antes, durante el aperitivo, con una copa.

En una ida de Liria hacia la cocina a traer más botellas de vino, me levanté para ir con ella, una pregunta me asaltaba con su conducta hacia el chico.

A solas le pregunté sobre su charla con él, me dijo «Me contó su vida hasta hoy. Nada de beber, es abstemio; sus noviazgos han sido muy platónicos. ¡ES VIRGEN…!

Cero en sexo. Como no hay manera de incentivarlo a ser menos formal, comenzaré a darle en su refresco un poco de ese licor transparente para ver que sucede»

Volvimos y comencé a seguir los acontecimientos que iba a promover mi amiga. Mientras seguí mis juegos eróticos con otro amigo que ya había hecho de lo suyo con otra de mis compañeras; todos hicimos cambio para salir de lo monótono.

Bailamos, y bebimos hasta la noche.

Luego cada pareja se fue retirando, quedamos seis, tres mujeres y tres hombres, entre ellos, Liria, Boris y yo. Antes de despedirme se me ocurrió (cosas de mujeres) hacer pipí, pues el líquido había excedido mi capacidad.

Al volver mi acompañante me había abandonado e ido con una pareja que lo había traído.

Recordé el cumpleaños del jefe con mi adorada pequeña y eso me alegró, ambas solas para una lésbica orgía aderezada con películas eróticas totalmente para nos.

Volví a la sala y Liria volcaba el licor que había ido agregando al refresco directamente en el vaso del homenajeado. Mi sueño de sexo con ella se desmoronó.

El estaba algo embriagado, pero conservaba toda la prestancia de un caballero inglés, aunque noté que su charla era más distendida.

Ella le decía «…verás que no es tan pecaminoso como te lo contaron, además pudiste ver como nuestros amigos disfrutaban con alegría» Tomó su lápiz labial se pintó la boca, vi sus labios de fuego y comencé a sentir convulsiones en mi vagina; le dio un beso en la boca muy sensual, él quedó algo sorprendido por la iniciativa.

Ella repitió la acción un poco más profunda, Boris dejó salir un leve suspiro.

«Te agradó» le preguntó, el asintió. «Deja que Sandra lo haga» le dijo. Me dirigí hacia él, la verdad es que me estaba calentando la idea de su virginidad, le estampé un beso metiendo la lengua dentro de su boca.

Esto lo sorprendió y me quedó mirando con cierto asombro. Tragó saliva, se lamió los labios y entrecerró los ojos.

Liria con una risita vivaz, tocando sus muslos lo quitó de su ensueño. Esto hizo que se relajara. Otro vaso para Boris, lo bebió totalmente. Parece que le estaba dando coraje el líquido. Involuntariamente paso su mano por su entrepierna, vi que algo comenzaba a dibujarse allí. Esto nos excitó a Liria y a mi, imaginando que habría detrás de esa demostración. Lo cierto es que el bulto decayó.

«Probemos otra vez los besos, así irás sabiendo para cuando encuentres una chica que te guste la manera de hacerlo.

Aquí las tías son muy besuconas, gustan de los que saben besar bien y otras cosillas, que, si quieres podremos enseñarte con mi amiga» dijo la pequeña con mirada de súcubo hacia el joven virgen.

«Por lo que me dices tengo mucho para aprender, realmente de las chicas no conozco nada sobre ellas ni que se acostumbra aquí. Me gustaría me pongan al tanto de todo sin olvidar nada» acotó él.

Mi cabeza, supongo que mi barbie también lo sentía, era un volcán. Sentía vibraciones dentro de mi vulva, los labios de mi concha se dilataban pidiendo verga. Mis ojos estaban nublado de deseo. Quedan unas cuantas horas de la noche pensé, eso me dio para intentar acelerar los acontecimientos.

«¿Comenzamos?» dijo. Puso los labios para recibir los besos. Contra mi voluntad sólo besé sus labios, sin lengua, varias veces. Lo dejé, Liria hizo lo mismo un poco más; lo dejó. El suspiró «Quiero hacerlo yo» dijo.

Puso sus labios en los míos y comenzó a apretar mi cuello para hacer presión sobre mi boca, dejé hacer; sentí que su lengua comenzó a lamer mis labios cerrados; la entreabrí y comenzó a introducirla hasta tocar la mía. Aprendía con rapidez. Tocó el turno de mi Safo. Ella entornó los ojos, el observó su boca anhelante y la besó con calidez. A mi me empezó a palpitar el corazón, me desesperaba la escena.

Ella pasó muy suave las manos por los muslos del incipiente galán, tratando de ver como reaccionaba. Como de descuido rozó el bulto con la parte anterior de la mano y la quitó rápidamente como si hubiera sido un accidente involuntario.

Cuando dejó los besos, ella me guiñó un ojo, dando el visto bueno por lo hecho.

«Bueno ya haz aprendido, creo que serás bueno con los besos en la boca. Ahora iremos a algo más íntimo, pero para que no tengas temor, lo haremos como en una cátedra universitaria con escenas de películas. Ven vamos a la recámara»

Fuimos los tres al dormitorio, lo sentamos en el bendito sillón directamente delante del panorámico, nosotras a cado lado de él sobre la mullida alfombra de lana. Liria tomó el control remoto y me indicó la primera cinta para que yo la colocara en la video.

Por el título, poco sugestivo además, recordé que era una con escenas de sexo poco explícito, pero estimulante.

Corrió las escenas, veíamos una pareja en un sillón comenzando la antesala de lo que sería tan solo besos de todo tipo y caricias de cierto tono sobre los sexos. La más interesante es la que muestra el bulto de la verga dura del hombre en la pijama.

«Ahora la clase si te parece» dijo Liria. El en su suave nebulosa de licor, pero también con las primeras manifestaciones del instinto sexual, asintió.

«Sandra y yo nos quitaremos toda la ropa, hazlo tu también» Procedimos con presteza a despojarnos, yo mas que nada por que quería ver los atributos del virgen. Nuestros sexos femeninos despedían un aroma peculiar por la calentura reprimida.

Al fin pudimos ver la pija del chico, estaba algo flácida. Un enorme miembro grueso y largo con el prepucio recogido dejando ver un enorme glande algo mas corpulento que el resto del pene. Imaginé el sabor de su semen, yo estaba que explotaba; Liria no demostraba nada, pero yo sabía que la celestina sentía tal igual que yo.

«Comienza a besarnos en la boca como sabes y sigue por el cuello» La práctica comenzó. Nos besó una, por vez la boca, introduciendo su lengua con cierta maestría a pesar de la inexperiencia.

Aflojé mis músculos imitando a mi amada y me dejé llevar. Con las manos, mi amiga, tomó sus mejillas dirigiendo su besos a mi cuello; «Lámeselo con ternura» indicó.

«Sigue por su pecho» Sentí el fuego de su lengua, la caliente saliva de él comenzó a humedecer el nacimiento de mis tetas. Siguió su lengua en mi pezón, luego de la magistral salva de besos en cada seno, «Sorbe el pezón con suavidad» oí. Mi cuerpo se convulsionó, comencé a dejar salir mis jugos.

Mientras Liria le acariciaba los muslos, sus glúteos. Vi cuando el lamía mi ombligo como ella le daba un beso negro haciéndolo emitir un gemido de placer. El se detuvo, ella insistió en que siguiera empujando suavemente su torso para que descendiera hacia mi concha, a la vez le pasó la lengua por el culo con suavidad. Vi las manos de ella acariciar a Boris entre las piernas, en mi posición no apreciaba el suceso, luego vi desaparecer los rubios cabellos descendiendo.

Él tenía la cadera levanta, el dorado pelo de ella surgió delante, entre las piernas del cabrón.

La verga estaba muy parada, su punta púrpura y brillante, se la tomó con ambas manos, luego desapareció parte en la boca de ella que gemía de placer al engullir la superlativa pija.

Él sumergió su lengua en mi concha lamiendo con desenfrenada pasión, sus labios apretaban mi coño, luego los labios de mi vagina.

Me hizo acabar al fin, cuando sintió el sabor de mi placer lamió más aún.

Puso sus labios en mi concha haciendo ventosa y pasó su lengua por dentro de mi, al instante me convulsioné por un orgasmo múltiple, apreté su cabeza con mis piernas en el estremecimiento y dio un grito de angustia y placer.

Boris había acabado, ambos acabamos; los tres acabamos a la vez; lo supe al oír dar a Liria un largo gemido sin soltar la verga que entraba en su boca abultando una de sus mejillas.

El ex eunuco se irguió con los ojos cerrados y gimiendo, mi amiga seguía encarnizada en la verga. Sin soltarla seguía absorbiendo la crema acompañándola con un vaivén de su cabeza, que a la vez Boris le indicaba con sus manos sobre el dorado pelo.

Él gimió a cada salida de su semen, conté tres gemidos. A la celestina se le comenzaron a abultar las mejillas, estaba recogiendo en su boca las descomunales acabadas del joven semental. Él se salió unos minutos después de la tercera y se dejó caer agotado.

Liria con su boca llena del caliente calostro, vino a mi, posó sus labios sobre los míos en un excitante beso, abrí la boca para que depositara parte de la leche que contenía.

La cantidad era formidable, de gusto y aroma fuertes que invadió mi pituitaria. Mi amante dejo el beso y se puso recostada a mi lado, lentamente ambas abrazadas comenzamos a tragar el semen saboreándolo y acabándonos a la vez.

Boris había perdido parte de su virginidad con el doble placer de sentir como se acaba y como es el sabor del jugo de una concha deseosa de sexo.

Luego de un intervalo, mi pequeña reinició los juegos de sexo que comenzaron con la demostración de un sesenta y nueve entre ella y yo. Se inició con besos en la boca, con las lenguas buscando en las salivas el gusto de la mezcla de jugos apasionantes.

Nuestras conchas tenían los labios abultados por el deseo, sus coños asomaban refulgentes de calentura. Las manos los recorrían en una vorágine de placer. Los dedos mojados los lamíamos con gula.

Nos cruzamos los cuerpos y avanzamos sobre las tetas, los pezones eran chupados, siguieron lenguas en el ombligo, el monte de Venus. Por fin casi al borde del orgasmo alcanzamos nuestros coños.

Los chupamos hasta que nos llegó un orgasmo múltiple a ambas, acto seguido libamos los jugos hasta el agotamiento.

Nos recostamos y miramos hacia Boris, sus ojos estaban desencajados y brillaban con un brillo libidinoso. Se hinco con una pierna a cada lado nuestro, vi la pija en todo su esplendor. Esta vez me tocaba beber el cremosos licor directo de la botella, así que la tome del gollete.

Con una mano a continuación de la otra agarré la enorme pija, su cabeza quedó lejos de mis dedos, tenía la forma de una palta sólo que su color era púrpura brillante.

Al instante su agujero se dilató dejando salir muy lento un poco de leche que se desplazaba como lava ardiente por la ladera de un volcán. Mi excitación estaba casi incontrolada, deseaba que saliera poco más, contuve mis orgasmos.

Cuando creí suficiente con una mano comencé a extender la crema por la verga, eso me excitaba. Liria le hizo contener a Boris una soberbia acabada diciéndole «Trata controlar tu sexo, evita acabar, concentra tu mente en tu espina dorsal haciendo que ese placer recorra tu cuerpo y podrás hacerlo» Realmente fue magistral la acotación, pues, el orgasmo de él quedo en suspenso y su pija se puso mas tiesa aún.

De tanto frotar la leche con mi mano sobre la verga se convirtió en una crema muy espesa, blanco amarillenta, el aroma era muy fuerte; otra vez mi pituitaria fue invadida, mi sexo emitió sus jugos en un orgasmo.

Mientras mi bella aprovechaba para lamérmelos besando con pasión mi concha caliente in extremis.

Abrí la boca haciendo que la palta púrpura se perdiera en ella, apreté con mis labios en la unión del prepucio y pasé mi lengua rodeándola. Boris gemía tratando de controlar la salida de su leche y por el placer que mis lengüetazos le causaban.

Mi chica seguía hurgando mi fuente, me llegó otro orgasmo, ella lo sintió lanzando un gemido de placer y replicando con otro; al mismo tiempo apreté con mis labios la pija, desplacé su forro para sentirla mas dentro de mi boca y Boris me lanzó una bomba de leche caliente que llegó hasta mi garganta.

No podía creer la cantidad, me sacó de este pensamiento otra brutal acabada y otra seguida. Mi boca estaba llena a tal forma que dilataba mis mejillas. Boris cayó después de minutos a mi lado.

Comencé a saborear, tragando muy lento, la leche. Guardé un resto que pasé a Liria de la misma forma que ella lo había hecho conmigo. Luego un poco de reposo para seguir acabando en silencio a medida que el sabor seminal se diluía. Me abracé a mi amiga y dormimos. Boris ya dormía el sueño del guerrero.

Una voz me despertó «¡….sigamos!» escuché, abrí los ojos. Mis compañeros de orgía estaban despiertos, no supe quien despertó primero de ellos. Boris sobre Liria mostraba su pija mientras con la otra mano le tocaba el sexo metiendo un dedo en su concha.

Le quité la mano que agarraba la enorme verga y comencé a tratar de hacer que le saliera un poco de su leche, a medida que le salía mis masajes la fueron convirtiendo en crema blanco amarilla. Mi amiga adivinó la intención.

Se puso al borde de la cama en posición perrita en celo. Con el chico tomado de la verga lo movilicé hasta que quedó de pie sobre la alfombra.

Apunté su pija a la concha de ella, previamente besé los labios vaginales para que enviara sus jugos. Acerqué la enorme palta púrpura al agujero rosa brillante de la perrita, cuando sintió el calor la concha se dilató abriendo el camino.

La pija empujó su cabeza dentro, a medida que penetraba los labios se estiraban tratando de tragar el enorme bulto. Vi salir jugo fuera con un poco de leche ante el frenético empujón que hundió la cabeza y parte de la curva cimitarra.

Cuanto la cabezota penetró, Liria emitió un corto quejido de placer, a medida que el gusano entraba en su cueva el gemido se hizo mas prolongado disfrutando del avance de la penetración.

Ella forzó hacia atrás para sentirlo en toda su dimensión. «Dame lechita, ahhh, así…» murmuraba.

El se paró, arqueó su cuerpo hacia atrás y la verga entró un poco más.

A la vez la penetrada dejó caer cabeza y hombros sobre la cama, elevó su cadera, tomé sus nalgas abriendo la hendidura, vi como diez centímetros de pija aún fuera de la funda que le brindábamos. Él tomó sus nalgas apretando mis manos,

comenzó a levantar y bajar las caderas de la caliente barbie hamacándola sobre su enhiesto y duro palo mayor. Cada vaivén hacía que salieran los jugos que había dentro de mi muñequita de placer, sonidos y líquido salían de la ocupada cueva bañando la pija.

El espacio entre el agujero de la gozosa y el cuerpo del delirante joven era suficiente, puse mi cara tocando glúteos de un lado y abdomen del otro, abrí la boca y bebí la leche que escurría junto con los jugos vaginales. Pasé mi lengua cual la del camaleón, dando latigazos a lo largo de la ardiente candela hasta llegar al culo de ella.

«Quiero mas leche…, dame más…, empújala mas adentro» oía, «Toma pija, verga, leche» replicaba «Alcanza mi punto G, así…., así….» volvía la primera

Entre frases y sonidos me acabé varios orgasmos múltiples.

El joven sacó la cimitarra de su funda después que Liria se estremeció con el tal orgasmo. Su arma seguía queriendo desgarrar carne. Yo estaba a mil, no, diez mil. Me puse como perrita en celo y tomando la punta del mandoble lo puse en mi concha. El sintió el calor y envió a guardar la pija dentro de mi.

Cuando la palta abrió mi cueva de placer, mis labios se estiraron a rasgarse, sentí un breve dolor que me dio más deseos de poseerla.

Empujé mi cuerpo hacia atrás con fuerza, a la cabeza siguió el cuerpo de la verga. Lancé un alarido de gozo, varios orgasmos salieron tropel, mientras la leche desbordaba mi concha.

Comenzó a hamacarme sobre la descomunal pija y yo a acabar, a cada movimiento me daba un envión de leche y yo una salva de jugos.

Cambió el movimiento en un adelante y atrás muy rápido, me puse a esperar el huracán; sentí los huevos pegar contra los labios vaginales, al tenía toda hasta el nacimiento.

El robusto tronco me penetraba una y otra vez. Se detuvo, sentí moverse el gusano dentro y arrojar toneladas de leche, abría las piernas para que mi cuerpo quedara colgado de la verga y tres orgasmos múltiples me enviaron a la lona. Para terminar la juerga me monté sobre Liria y nos mandamos un descomunal sesenta y nueve.

Nos dormimos festejando la victoria. Liria cerró diciendo «Reprimirse en el sexo es causa de trastornos emocionales e infelicidad, hay que darle…..» y se durmió plácidamente, Boris roncaba profundo, yo seguí.

Continúa la serie