Era mi prima pequeña de 20 años, una adolescente de pelo rojo como el fuego y rizado, igual que el mar enfurecido, sus ojos verdes intensos que atraían hasta el hombre mas cabal, su cuerpecito dulce, tierno, suave sus curvas, provocativas acariciadas por aquel vestido blanco que dejaba entrever su lindo pubis, con una piel blanca pura sin pecas sus labios carnosos.
Dejé de observarla y me concentré en su vagina que ya se encontraba anegada con sus líquidos y mi saliva, continué pasando mi lengua por sus labios y luego por su interior hasta dirigirme directamente a su clítoris.
Para mí es algo totalmente nuevo.Nunca me he colocado zapatos de mujer. Nunca he tenido un delantal puesto. Y nunca había sentido un objeto extraño entre mis nalgas. Y por añadidura, muy poco he aseado cuartos, ni siquiera el mío.
Los dos sincronizados empezaron a bombear dentro de mí cuando uno la sacaba de mi coño el otro la hundía hasta las entrañas en mi culo, me sentía desfallecer por el inmenso placer que estaba teniendo, no podría decirles cuantos orgasmos a la vez tuve, pero fueron muchos.
Sin piedad alguna, y mientras yo le susurraba "para, por piedad, para", mi amante multiplicaba sobre mis nalgas un diluvio de golpes que me provocaban un escozor atroz.
Desde hacia tiempo queríamos repetir la experiencia de compartir una noche de placer en trío formado por nosotros dos y otro caballero, sin embargo diversas circunstancias no nos lo había permitido e igualmente no habíamos logrado contactar la persona idónea.
Volví a introducir la polla dentro del coño de Verónica y comencé a bombear buscando mi corrida, no podía aguantar más. Mientras metía y sacaba mi polla del coño, que parecía como si la estuviera metiendo en un barreño lleno de líquido espeso y caliente, magreaba sus tetas con ansia.
Ya no solo me pajeaba con sus bombachas, sino que seguía todos sus movimientos, revisaba los cajones en los cuales guardaba su ropa interior, y oliéndolas me la imaginaba y terminaba acabando sobre sus prendas.
Se conocían desde pequeños y habían ido a la misma escuela, por ello nunca se había fijado en ella como una chica a conquistar sino como una amiga, a pesar de que era una de las más hermosas y calientes del colegio según comentaban sus amigos que le envidiaban por su relación con ella.
Tras marcharse, vi que Bazir había logrado soltarse y enseguida vi sus intenciones: él también se había dado cuenta que a Judith le gustaba disfrutar a tope con el sexo y ahora quería hacerlo él con ella, así que se quitó la ropa, se acercó a Judith y empezó a sobarle tocándole el culo y las tetas.
En algún momento nos cruzamos con Monica en la cocina y ella acarició suavemente mi mastil al pasar, con lo que casi me corro sobre el pantalón (hubiese sido un verdadero papelón), el hecho que ni Claudia ni Raul se dieran cuenta de la situación alimentaba de sobremanera mi morbo.
Mi deseo sexual había hecho, a esas alturas, irrupción plenamente en mí, haciendo que mi pubis se levantara para buscar una todavía mayor penetración de la polla que horadaba mis entrañas, con movimientos lentos y profundos que se hicieron más rápidos al sentir mi pubis buscar una mayor penetración y oír que mis suspiros subían de volumen y mi cuerpo agitarse cada vez más intensamente.
El roce con su piel me hizo vibrar... con un poco de esfuerzo y su voluntad lo logré... al instante ella se dio vuelta y nos mostró sus pequeñas tetas erectas... se apoyó en mi hombro y lo usó de bastón para sacarse la tanga y dejar al descubierto ese hermoso culito que yo había notado al entrar y mucho antes en la oficina. Volvió a virar y la pelambre de su pubis me deslumbró.
El segundo día me propuse disfrutar y lo pase bestial la escena consistía en besos, abrazos y mamadas con un tío macizo nunca pensé que comer una verga sería placentero nos la comimos de tal forma que el director tuvo que cortar pues no podíamos corrernos.
Yo tengo una amiga (para esta historia la llamare Catalina, no vaya a descubrirme que relate lo ocurrido) de mi misma edad y siempre me iba a ver a mi casa nos tomábamos unos tragos y charlábamos bastante rato.
Entonces uno a uno fueron haciendo una completa revisión manual de mi cuerpo, magreando mis esplendidas tetas a través de la rejilla, pellizcando y penetrando mi culo con manos y dedos y finalmente palpando bruscamente mi sexo húmedo. Incluso alguno me besó en los labios y me mordió los pezones.
Cuando abrí la puerta el sábado, me quedé asombrada, Elena llevaba un vestido súper ajustado que marcaba su figura y hacía que sus pechos aparecieran aún más grandes de lo que son y para rematarlo su escote era tan grande que casi podía verse su ombligo.
La marca del bikini en contraste con el intenso bronceado del resto del cuerpo junto a las gotas de agua que le corrían por el canalillo ejercieron de imán de forma que no pude apartar la vista de sus senos.
La historia que voy a contar sucedió un Sábado por la noche que decidimos salir a dar una vuelta, pero no nos apetecía ir a la ciudad y nos acercamos a una discoteca cercana donde suelen tener música de baile de salón y aunque no sabemos bailar, nos entretenemos mucho viendo a la gente bailar mientras tomamos unas copas...
Al rato de estar hablando Miguel dirigiéndose a mí, me pidió que con ayuda de María, podríamos poner el biombo que había en el salón comedor el cual separababa la habitación en dos partes, como digo podríamos subirlo a la habitación donde teníamos que dormir ya que no deseaba que Roberto tuviera que ver como yo tenía que ayudarle en todo; desnudarlo, ponerle el pijama, meterlo en la cama y por la mañana a la inversa.
Empezamos a chupárnosla en serio. Yo le repetí lo de que no se corriese en la boca. El asintió con un "Vale". Yo podía con media polla de la suya, él, a pesar de mis 21 cms. se la tragaba entera. De pronto, empezó a farfullar, "Córrete, córrete". Jo ! No me faltaban ganas. El retiró su rabo de mi boca y empezó a lapar como un loco. Yo quise retirar el mío, pero no me dejó.
Unos compañeros de su mujer iban a ir a su casa para terminar un trabajo. Allí ella se pasea desnuda sin ningún complejo, y su marido delante imaginandose de todo...
En este momento me sentí injusta e intenté comerle ese coñito rubio tan excitante; pero ella no pudo esperar, antes de que mi lengua pudiera llegar a su vulva la inundó su propio orgasmo, entonces me cogió con sus manos por mi cabeza y me llevó a sus labios.
Todo empezó hace unos diez o doce años cuando una noche de amor con mi esposa le dije que me encantaría hacerle el amor a Elisa, su propia madre, viuda desde hacía muchos años.
Me coloque sobre el suelo y ahora las tres mujeres me tenían a su disposición, Marta quería sentir mi lengua y rápidamente se coloco sobre mi en una especie de 69 inconcluso, Laura desecho su verga de plástico y se introdujo mi verga en su panocha de una forma brutal que casi me hace venirme al sentir su caliente y húmedo coño, empezando con un movimiento loco de sube y baja sobre mi órgano.
Me recreo tanto en ti, que casi me olvido de la firmeza y sensualidad con la que tus manos se deslizan por mis ingles, del calor de tu espalda mientras la restregas, borracha de placer, contra mi pecho, de tus labios chasqueando en el lóbulo de mi oreja...
Carlos es un chico de piel blanca, como de un metro ochenta centímetros de estatura. Es de cabello ondulado, tiene una boca carnosa y unos ojos café que te cautivan. Es uno de esos tipos que enloquecen a cualquier mujer con solo hablar con ella.
Al poco tiempo ya estaba mi esposo sacando mis pechos del sostén y al rato estaba yo con el vestido completamente abierto mostrándome en sostén y bragas, y mi esposo quitándome el sostén para que viera la caída del seno, en este momento yo estaba completamente mojada y al agarrarme mi esposo e iniciar sus masajes en mis senos quede a sus ordenes, hasta que sentí que mientras mi esposo me besaba y acariciaba mis tetas Luis estaba bajándome las bragas
Desde ya hace algún tiempo, descubrí que me excita muchísimo imaginar que mi esposa tiene una relación sexual con otro hombre y las primeras veces que le comenté mi fantasía, me dijo que estaba loco - que ¿cómo le podía proponer eso?
Dos noches después, nos encontrábamos en la habitación que se nos asigno a mi amiga y a mi, discutiendo y analizando la información de las actividades del día y una vez que concluimos el reporte, Ricardo propuso que jugáramos a la botella, le dijimos que eso estaba bien para jóvenes, pero que nosotros debíamos intentar algo diferente