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18 relatos

Femdonia II

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Sigue las andanzas de nuestro protagonista en un mundo donde manda la mujer, y las azotainas, la Dominación, y la Disciplina doméstica están a la orden del día.

Maletas con sandalias sabor salado

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Cuando tenía aproximadamente 18 años la empleada doméstica de mi casa pidió repentinamente su renuncia, pero debido a que nuestra familia siempre la trató muy bien, ella se puso en la tarea de encontrar una sustituta para evitarnos la molestia de buscar y encontrarnos con una desconocida en casa.

Un relato masoquista I

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Para mí es algo totalmente nuevo.Nunca me he colocado zapatos de mujer. Nunca he tenido un delantal puesto. Y nunca había sentido un objeto extraño entre mis nalgas. Y por añadidura, muy poco he aseado cuartos, ni siquiera el mío.

Lujuria por mi suegra

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Entonces saqué fuerzas de donde no creí tener y le conté todo lo que sentía con lujo de detalles, sin retroceder un solo paso para mantener con su cuerpo una distancia de impacto.

Adoración y sumisión total a una diosa II

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Detrás de mi cabeza está sentada mi Ama, de modo que me da a chupar sólo sus puntiagudos tacones. Disfruta haciéndome sufrir, ya que retira sus tacones en ocasiones, o bien me los acerca a la boca con la suficiente distancia para que no llegue a ellos mi lengua extendida, creciendo así mi ansiedad.

Castigo final

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Las esclavas esposaron mis extremidades a una cruz en forma de aspas que se encontraba plantada en el centro de la habitación sobre una tarima; pasaron una soga por mi cintura de forma que mis caderas quedaran inmovilizadas sobre el madero y mis genitales sobresalieran generosamente expuestos a una altura de metro y medio del suelo.

La historia de Ricardo quien por obra del destino cae bajo la tutela de sus dominantes tía y prima

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El tiempo pasaba y estos fantasmas fueron aventándose, pero al mismo tiempo mi esclavitud se acentuaba no solo por la forma en que me trataban sino porque yo demostraba cada vez una mayor sumisión y aceptación de mi lugar en la casa. Me fui convenciendo de que no tenía ningún tipo de derechos y que era lógico que así fuera ya que ellas eran distintas y superiores a mí y les debía estar agradecido sirviéndolas lo mejor posible.

Zapatillas usadas

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Nuestro protagonista siente, ya desde pequeñito, una auténtica fascinación pos las zapatillas deportivas usadas y los pies sudaditos.

En la zapatería

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Después de leer el relato, todos los lectores habrán conocido lo insospechado y gratificante del placer que se puede obtener gracias a los pies

Reporte a mi amo

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Una fiel sumisa obedece ciegamente las órdenes de su amo. Exhibiéndose primero delante de hombres y mujeres y luego alcanzando la autosatisfacción a partir del fetichismo de un zapato.