Una escapada a una cabaña en el bosque se convierte en el escenario perfecto para cumplir una fantasía prohibida. Mi esposa, vendada y sumisa, es dominada sin piedad por dos hombres frente a mí, mientras grabo cada instante. Doble penetración, control absoluto, placer sin filtros… y cero sentimiento
Dominación, pornografía, tríos y cuartetos con infidelidad y cornudos, viajes de trabajo y una cierta brutalidad. Lo escribí a medias con Marido (alguno notará que no es mi estilo habitual) y añadimos una buena capa de ficción a cosas que sí ocurrieron.
Abril y Kassandra deciden continuar el juego en un escenario aún más provocador: Se ponen a prueba con un reto de exhibicionismo frente a desconocidos:
quien reciba la propuesta más sucia de un extraño, gana. La perdedora deberá cumplir la fantasía del ganador.
Sin excusas. Sin reglas suaves. Solo dos mujeres desnudas, de pie, dándose golpes en las tetas como verdaderas putas guerreras. Cuatro golpes por turno. La última, una doble patada en el pecho. Gana quien no se rinda. Y cuando Kassandra cae de rodillas, Abril cobra su trono con la verga adentro… y l
Ella es tuya. Pero también de las miradas.
Abril no solo se desnuda del cuerpo. Se entrega con los ojos, con las piernas abiertas, con cada gemido que lanza sabiendo que alguien más podría estar escuchando.
Este libro no es ficción.
Es un viaje erótico, íntimo y brutalmente honesto por las fantasía
En el primer capítulo, la pareja se atreve a revelar sus fantasías más ocultas. Entre risas nerviosas y miradas cómplices, surge la primera confesión: verla mostrarse ante otros. Es el inicio de un juego íntimo que cambiará todo.
Se lo puso en la boca, me hizo una mamada en la cual, me puso el preservativo, hasta ahí, era nuevo eso para mi, pero entendí lo de, quiero que te corras pronto, y mis temores o deseos se hicieron realidad. Se lamío la mano, recogió el lubricante que había inundado su coño, se lo puso en el culo, cogió mi polla, mas tiesa que nunca y apunto a su culo.
Me estaba gustando, eché un vistazo a la cama de Bruno para asegurarme que siguiera en la misma posición, mis amigos no estaban pero había alguien que podía presenciar lo que estaba haciendo, mi respiración se entrecortó por el pensamiento que tuve, decidido, bajé un poco más las cobija, ahora a la altura de la cintura, tragué saliva, ahora mi mano estaba acariciando desde mi abdomen hasta mi pecho, tocando la musculatura de mi cuerpo, el apretar mi verga ya no me era suficiente, lo estaba disfrutando mucho así que decidí arriesgarme por completo, bajé rápido la cobija hasta donde terminaba mi bóxer, sin importar que mi hermano pudiera verme.