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Hermanos

2 de junio / Armando.

La habitación estaba completamente vacía, la pintura del techo y parte de la pared se veía resquebrajada por la humedad y aún caía un poco de agua cuando yo recogía una cobija seca del armario, habían quitado todos los muebles debido a la inundación de ayer, la mayoría se había estropeado, era normal que en día de lluvias cayeran un par de gotas pero anoche azotó una tormenta infernal. Por ello mis padres decidieron que por el tiempo que durara la reparación tendría que compartir cuarto con mi hermano. ¡Fantástico! De haberme preguntado habría preferido la sala.

Con desgana me dirigí a la habitación de Bruno, escuché un ligero murmullo de un videojuego, envidiaba su cuarto por eso, el sonido se ahogaba gracias a la forma de la casa. Al entrar, encontré a Bruno acostado en su cama, completamente despatarrado mientras hablaba con David por chat de voz.

– Apaga esa cosa que me quiero dormir – no estaba de humor, él me ignoró por completo.

Dejé mis cosas encima de la cama improvisada que preparó mi papá y pasé a su baño, como el televisor estaba a un lado de la puerta y Bruno seguía jugando su maldito juego, oprimí el botón de apagado, al instante mi hermano me lanzó una almohada, yo solo me empecé a reír porque cuando pudo encender nuevamente la tele ya lo habían matado, era divertido ver sus reacciones.

Con un jalón me deshice de la playera, me quité el cinturón, desabotoné mi pantalón y cuando estuve a punto de quitármelo recordé que estaba en el cuarto de mi hermano, volteé a verlo, ya había apagado la consola y estaba preparándose para dormir, yo solía andar solo en bóxer cuando estaba solo, pero no me sentí en confianza como para andar semidesnudo con Bruno, decidí parar ahí y me lavé rápido los dientes. Fui directo a mi cama y al acostarme me cubrí con las cobijas para quitarme el pantalón. Bruno, algo fastidiado, ya se había acostado en su cama dándome la espalda.

– Armando, ¿Cuánto crees que se tarden con tu cuarto?

– No lo sé hermanito – le fastidiaba que le llamara así.

– Yo digo que va a ser más de un mes – trataba de hacerme sentir mal, ¡Pobre ingenuo!

– Pues ese mes me lo pasaré aquí contigo, Brunito – Era como le decía mi tía a mi hermano, odiaba aún más que le dijeran así – Cállate y duérmete.

Así nos quedamos en silencio un buen rato, Bruno dándome la espalda y yo boca arriba, mirando el techo, pensando en lo que había dicho… un mes aquí sería una tortura, sin poder hablar libremente con mi novia, sin poder echarme a dormir tranquilamente al llegar de las prácticas de atletismo, sin poder estar semidesnudo a mi antojo, sin poder ver porno… ¡¡¡ha!!! No había pensado en eso, quién lo diría, el comentario de Bruno sí había logrado hacerme sentir mal. Ofendido, le di también la espalda a mi hermano. Antes de dormir veía porno y me masturbaba, era una manía que tenía y la complementaba con mis amigos pues siempre solíamos presumir los vídeos que veíamos y el número de pajas que nos hacíamos, de vez en cuando hasta mandábamos fotos presumiendo la cantidad de leche que sacábamos. Recuerdo que una vez nos retamos a probar nuestro propio semen, a media noche teníamos que enviar al grupo un vídeo cumpliendo el reto, pero solo un amigo lo envió y fue muy explícito, todos vimos cómo se corría en su mano para después pasar a primer plano y mostrarnos como lamia sus mecos. A todos nos dio asco ver eso, pero igual seguimos compartiendo nuestras experiencias en el grupo, estando ahí, en el cuarto de Bruno no iba a poder hacer nada de eso.

No podía dormir, me acosté boca abajo, otra vuelta, ahora de lado, luego boca arriba, hasta me tapé la cabeza con las sábanas, nada, no podía dejar de pensar en masturbarme, mi mente sólo pensaba en el lujurioso placer de ver las tetas de una mujer en la pantalla de mi teléfono, del morbo de ver como un hombre le metía la verga hasta el fondo mientras gemía. Desde que me metí a la cama mi bóxer estaba medio abultado, quería masturbarme como fuera. Volteé a ver a Bruno y el muy ingrato seguía en la misma posición, él no sufría lo mismo que yo. ¿Ya habrá conocido el placer de masturbarse? No lo creo, la vez que se me acabó el desodorante fui rápido a su cuarto para robarle el suyo, entré sin llamar y él había salido de bañarse, estaba completamente desnudo parado frente a mí, tenía una verga pequeñita y una mata de pelo realmente ridícula. Una sonrisa se dibujó en mi rostro al recordar eso, nunca olvidaré su expresión.

Volteé a verlo otra vez, estaba dormido, roncaba como un bebé. Tras reflexionarlo un rato supe que podía saciar mi sed sin que se diera cuenta, solo tenía que ser silencioso. Saqué la mano de las cobijas, tomé mi celular rápido y reproduje el primer vídeo que vi, no importaba que era, solo quería venirme lo más pronto posible. El vídeo era de una chica rubia a la que le estaban lamiendo los pezones, la lengua del chico rodeaba su pecho una y otra vez haciendo círculos mientras enfocan la cara de la rubia. La imagen produjo un salto en la cobija, estaba tan urgido que se me paró de inmediato, mi mano se dirigió a la abertura de mi bóxer y saqué mi miembro completamente erecto, no podía masturbarme como siempre lo hacía, así que rodeé mi pene con la palma de mi mano y empecé a apretarla con movimientos sutiles. Ahora el hombre empezó a bajar lentamente hasta su pequeña tanga, encima de ella empezó a lamer toda la prenda intentando comérsela por completo. La tenía completamente dura en la palma de mi mano, eché la cabeza atrás cerrando momentáneamente los ojos, imaginando el aroma de su coño.

Cuando volví a ver la pantalla el actor estiró la tanga dejando ver por completo un lindo coño rasurado que de inmediato fue penetrado por su lengua, dándole un gran beso entre sus labios mientras la rubia gemía. Era increíble lo que estaba viendo, imaginé a la rubia en el set, con una micro tanga, abierta de piernas dejándose manosear al antojo del actor, pero sobre todo me imaginé cómo se sentiría aquel actor completamente desnudo, presumiendo su marcado cuerpo, metiendo su lengua, chupando y lamiendo el coño de su compañera, rodeado de otros hombres que solo miraban deseando ser él. Volví a cerrar los ojos poniéndome en su posición, imaginando el morbo de hacer algo así enfrente de mis amigos, haciéndole un oral a mi novia mientras ellos observan, no… mejor aun, estar completamente desnudo enfrente de ellos, obligando a mi novia a chuparme el rabo, alardeando enfrente de todos, con una sonrisa en mi boca y empujando con mis manos su cabeza metiéndole más mi verga mientras ellos ríen asombrados.

Un ronquido fuerte de mi hermano me hizo volver a la realidad, me detuve en seco y no hice ningún ruido, mi corazón estaba acelerado, ¿por la excitación de mis pensamientos o por ser sorprendido por mi hermano?

Tenía la verga dura, estaba demasiado excitado así que mi corazón aceleró de inmediato cuando bajé la cobija a la altura de mi pecho, volví a apretar mi verga con una mano y con la otra empecé a acariciar mis pezones, no sabía lo que estaba haciendo pero estaba dando resultados, me estaba gustando, eché un vistazo a la cama de Bruno para asegurarme que siguiera en la misma posición, mis amigos no estaban pero había alguien que podía presenciar lo que estaba haciendo, mi respiración se entrecortó por el pensamiento que tuve, decidido, bajé un poco más las cobija, ahora a la altura de la cintura, tragué saliva, ahora mi mano estaba acariciando desde mi abdomen hasta mi pecho, tocando la musculatura de mi cuerpo, el apretar mi verga ya no me era suficiente, lo estaba disfrutando mucho así que decidí arriesgarme por completo, bajé rápido la cobija hasta donde terminaba mi bóxer, solté mi verga y puse los brazos de bajo de la nuca, me vi por completo, mi cuerpo era esbelto y marcado, con los brazos abiertos se podían ver mis axilas con el reciente vello que me había crecido unos meses atrás, percibí el olor a sudor que emanaban así que acerqué mi rostro y dios, apestaba a hombre, bajé la mirada y pude ver como mi pene sobresalía de la abertura del bóxer completamente erecto, la punta de la cabeza brillaba por el liquido que brotaba de ella, estaba tan excitado que, si seguía oliendo el penetrante aroma de mis axilas podía venirme así, sin tocarme, imaginando que alguien me descubría semidesnudo.

Pero para que imaginarlo si Bruno podía descubrirme, sin pensarlo empecé a masturbarme como dios manda, haciendo el mayor ruido posible en el acto, quería que viera mi verga a todo esplendor. En ese momento mi hermano hizo un ligero movimiento, lo logré, lo había despertado y me estaba mirando, me gustó tanto imaginarlo que el orgasmo vino de inmediato, en completo silencio sentí como los chorros de leche caían sobre mi pecho y mi vientre, uno tras otro, nunca me había venido tanto, era una mezcla de excitación y morbo por saber que aquello estaba mal. Me quedé tumbado unos minutos hasta que reaccioné, volteé a ver a Bruno, seguía dormido, no vio nada. Aquello estaba mal. Me limpie con mi playera, me acomode el miembro dentro del bóxer, le di la espalda a mi hermano y decidí dormir. No sabía de dónde había venido ese arrebato, pero no volvería a hacerlo.

16 de junio / Bruno.

– Ve a la derecha yo voy por la munición.

– Va, yo te cubro – Dav era mi mejor amigo y el mejor jugador de RapidFire que conocía pero, gastaba balas a lo bestia.

– Oye ya son las diez y cacho, ¿Tú hermano aún no ha llegado a joder?

– Naa, estaba haciendo una tarea en la compu, aunque pienso que en realidad se anda mandando besitos con su novia por Skype – escuché la risa de Dav en el auricular.

– Ya quisieras hacer lo mismo con Amanda – fue un golpe bajo y él lo sabía – no, no, no, no… – Renn_b0y69 le había disparado por atrás.

– Mejor concéntrate y deja de decir tonterías – Intenté salvar mi honor.

Dav sabía muy bien que me gustaba Amanda, y también sabía que a Amanda estaba loca por mi hermano porque siempre se paseaba por la escuela con su ridícula playera sin mangas, sus escuálidos brazos le encantaba a las chicas, solo porque se le ven un poco marcado, ¡bah! si lo vieran sin playera se desmayarían de la emoción, pero la verdad es que se ve desnutrido, parece una lombriz con pequeños bultos en todas partes.

– ¿Brun? ¿Brun? ¿Dónde estas? – Me perdí en mis pensamientos, Dav necesitaba que lo salvara de ser liquidado otra vez por el estúpido de Renboyo cara de mis nalgas 69 o como quiera que se llamara el tipo.

Se abrió la puerta de golpe, ¿porqué siempre entra así Armando? Mi cuarto tenía algo raro que hacía que todo el sonido desapareciera al cerrar la puerta, era frustrante. Una vez mi hermano esperó todo el rato a que saliera de bañarme para jugarme una broma, abrió la puerta de golpe y me encontró completamente desnudo con los brazos levantados secándome el cabello, no supe cómo reaccionar así que me quedé parado completamente expuesto en la misma posición, viendo como Armando bajaba la mirada hacia mi pene mostrando una sonrisa burlona, humillándome una vez más. A mi papá le dijo que fue por desodorante porque ya no tenía, pero yo sé que todo fue planeado.

– Ya llegó el Águila besucona, repito ya llegó el Águila besucona – Dav se volvió a reír ––Sólo termino esta partida y la apagó – Le dije a Armando, él respondió con un, ajá.

Del primer día hasta ahora ya habíamos avanzado algo, el me dejaba terminar mi juego sin interrumpir y yo lo dejaba dormir cuando él llegaba de sus practicas de atletismo, no era mucho pero era un avance. Terminé de jugar y me despedí de Dav, cuando ya me estaba acomodando en mi cama Armando estaba saliendo del baño, presumiendo su torso desnudo ¿no podía ser más ridículo?, me acosté en mi cama y le di la espalda como siempre.

– Buenas noches Águila besucona – Era un ritual que ya habíamos adoptado, insultarnos cada noche antes de dormir.

– Buenas noches BRUUUNN.

Me reí tras las cobijas, el pensaba que me enojaba que repelara a mi amigo, pero la verdad es que era mejor que me llamara Brun a Brunito. Ay mi tía, ya tengo pelos en el culo y seguía diciéndome Brunito. Seguí pensando en mi tía y en que algún día le gritaría que detestaba ese diminutivo… pensando en que… mi hermano nunca dejaría… de molestar… Pensando en Daaav… cómo… superarlo… pensando…

Un ruido me despertó, parecía el de un gato arañando el sofá, no le di importancia, intenté volverme a dormir pero el sonido persistía, abrí un poco los ojos, ¿de dónde venía ese sonido?, medio adormilado me di cuenta que estaba acostado boca arriba, una débil luz se proyectaba en el techo, volteé y vi que mi hermano estaba con su celular viendo algo, molesto por haberme despertado decidí reconciliar el sueño, pero de repente reconocí el sonido, no era un gato sino personas gimiendo, sorprendido, me obligué a despertar por completo y le presté más atención a mi hermano, la cobija solo le llegaba a la cintura y por como subía y bajaba era evidente que se estaba masturbando.

Ya sabía que era y como se hacía, una vez Dav me trajo una revista porno, la vimos juntos y dijimos un montón de cosas, pero nunca hicimos nada. Es por eso que me sorprendí tanto, era la primera vez que presenciaba algo de ese tipo, no podía dejar de mirar, ni siquiera porque me daba asco mi hermano.

Armando volteó y yo cerré los ojos, no quería que me sorprendiera, no sabía que podía hacerme si descubría que lo estaba espiando, escuché el sonido de la tela al deslizarse, ¿qué estaba pasando?, ¿me habrá descubierto?, ¿se habrá tapado el cuerpo? Me ganó la curiosidad, abrí los ojos y vi que, al contrario de lo que pensaba, mi hermano se había quitado la cobija, podía verlo todo, desde la punta de sus pies hasta su cuerpo desnudo, lo único que tenía puesto era su bóxer, pero ¿que?, su verga salía por completo, totalmente parada. El estaba acostado con las manos sobre su nuca sin tocar su verga, solo estaba… ¿oliéndose las axilas? Cerré los ojos, eso era asqueroso, volví a abrirlos ¿qué me pasaba?, la curiosidad me ganaba, tenía que verlo todo.

Después de un rato de estar en la misma posición bajó los brazos, con uno empezó a masturbarse ahora si, y con la otra fue acariciando su cuerpo, siempre supe que era un ególatra, pero debo de admitir que esta vez pude ver lo que las chicas veían en Armando, la ligera luz de su celular que aún reproducía el vídeo porno, dibujaban las siluetas de sus músculos, sus piernas estaban bastante peludas y torneadas, hasta sus axilas ya tenían pelo, al ver a mi hermano así me dieron celos, y pese a mi hombría, debo admitir que me también sentí una ligera excitación. Mi respiración se detuvo cuando vi que mi hermano se estaba quitando el bóxer, ¿pero que carajos? De un jalón se quedó completamente desnudo en mi cuarto, mi verga tomó vida propia, ante aquella imagen, quiso romper a presión mi trusa, pude ver sus huevos y la madeja de pelos que tenía sobre su verga, imponía respeto. No se si era por la excitación pero deseaba tocarla.

Abrió las piernas como en posición de loto dejó de acariciarse el cuerpo para volver a olerse las axilas y empezó a masturbarse, ahora si de verdad, se masturbaba con tanta fuerza que parecía que quería arrancársela, yo ya no lo podía aguantar y sin hacer ruido puse mi mano sobre mi trusa, apretando mi bulto suavemente, mi hermano estaba empezando a gemir, estaba haciendo ruidos fuertes, yo también quería gemir, vi como su cuerpo se tensaba, estaba disfrutándolo mucho, no podía dejar de ver su verga, Armando estaba decidido a correrse así que empezó a hacer los movimientos más violentos, su cuerpo se contrajo y exhaló un gran gemido, la leche salió disparada hacia su pecho, fueron tres descargas completas, yo me quedé embobado, su cuerpo se tensaba con cada orgasmo que tenía, sus gemidos eran silenciosos pero denotaban el inmenso placer que sentía, después de un rato se relajó y se quedó unos acostado, yo no podía separar mis ojos de su cuerpo manchado de semen, luego se paró así desnudo, se metió al baño y cerró la puerta. Al instante saque mi verga de mi trusa y bajé mi prepucio todo lo que pude, nunca lo había bajado tanto y tampoco la había tenido tan dura, así me quedé estirando mi prepucio hasta que una violenta sacudida recorrió todo mi cuerpo, mi corrida estaba manchando las sabanas pero no me importaba, nunca había estado tan excitado como esa noche. No se a qué hora salió Armando del baño, pues, después de venirme me quedé completamente dormido.

Después de esa noche, Armando ya no se quitaba su playera en el baño, sino que inmediatamente al entrar a la recámara se desnudaba dejándose solo el bóxer. Yo no le reclamé nada, al contrario, me quedaba despierto esperando el momento a que empezara a masturbarse.

21 de junio / Armando

El cuarto olía a pintura fresca, por fin habían terminado mi cuarto y había quedado perfecto. Era la última noche que dormiría en la recámara de Bruno, debería de estar alegre pero el rato que estuvimos juntos empezamos a tratarnos mejor. Era divertido insultarnos antes de dormir, pero sobre todo lo que más extrañaría era el inmenso placer de exhibirme ante él. Era raro, siempre que terminaba decía que era la última vez que lo hacía, pero, era tan adicto a aquella sensación que volvía a repetirlo la noche siguiente, sobre todo después de saber que me espiaba. Ya no necesitaba hacer ruido para despertarlo, él me esperaba, creía que yo no me daba cuenta pero veía como se soba el pene bajo las cobijas y eso me excita aún más, no por que sea gay sino por complicidad, algo así como hermandad, podía saciar mi sed en frente de mi hermano y el no diría ni una sola palabra, es más, hasta me comprendía.

Abandoné mi recamara y fui al cuarto de Bruno, seguía jugando con Dav, ¿Cuándo empecé a llamarlo Dav? Abrí la puerta y lo encontré como siempre, solo que ahora, como yo ya me había desinhibido y paseaba en bóxer enfrente de él, empezó a hacer lo mismo. Estaba acostado en su cama semidesnudo usando solamente un bóxer largo, completamente despatarrado. Era una imagen un tanto curiosa de ver, un pre adolescente con su cuerpo desarrollando musculatura, casi tan alto como yo con unas piernas gruesas que ya le empezaban a salir pelos. Me sorprendió el primer día, pues, usaba una trusa blanca que le marcaba desde sus huevos hasta la punta de su pene, de hecho Bruno estaba un poco nervioso ese día, no me burle de él pues de hecho me gustó saber que entre nosotros no había pudor. Solo cuando nos acostamos le hice la observación de lo lindo que se veía con pañales, al día siguiente empezó a usar bóxer como yo.

– Hola niño rata – Bruno se rió.

– Escuchaste Dav, mi hermano te saluda – yo sonreí por su mente ágil.

Me desvestí, fui al baño y mientras me cepillaba los dientes recordé que era el último día que pasaría con mi hermano, era la última noche y tenía que aprovecharla, desde la mañana rondaba por mi cabeza una idea pero estaba nervioso, hasta ahora habíamos negado lo que ocurría en las noches, en eso se basaba que nos empezáramos a llevar mejor, si hacía lo que estaba pensando podía arruinarlo todo, ya no habría vuelta atrás, rompería la burbuja en la que vivíamos, donde nadie se enteraba que a mi me gustaba exhibirme y a el mirarme… era la ultima noche… recordé. Terminé de lavarme los dientes y me contemplé en el espejo, aún no tenía la musculatura deseada, mi verga estaba flácida, no sabía lo que estaba haciendo… aún así, decidí llevar al límite aquella perversión que tenía por exhibirme, era la última noche, así que a pesar de mis nervios me quité el bóxer y abrí la puerta saliendo completamente desnudo.

Bruno estaba de espaldas por ello no me vio salir, se sentía genial estar así, podría decirse que siempre andaba encuerado pues no había gran diferencia entre usar bóxer o andar desnudo, pero esto era realmente diferente, sentía mi verga columpiarse de aquí a allá, así como las pequeñas corrientes de aire acariciando mis nalgas, ya no estaba nervioso. Llegue a mi cama dándole la espalda a Bruno, él empezó a decirme algo cuándo de golpe se quedó callado, yo voleé, Bruno me estaba viendo las nalgas, ¡genial! giré todo mi cuerpo para que viera mi polla y su reacción fue alzar rápido la mirada para verme a la cara.

– ¿Te molesta? – pregunté.

– No, para nada, solo no me lo esperaba – se giró, ahora él estaba nervioso.

Prendí la lámpara del buró y apagué la luz, quería que esta vez pudiera ver todo. Bruno seguía ordenando sus cosas pero de vez en cuando con discreción volteaba a verme. Me acosté en mi cama sin cubrirme abriendo bien las piernas y llevándome los brazos a la nuca para mirar al techo. Llevaba planeándolo desde la mañana, por eso, antes de ir a la escuela olvide a propósito ponerme desodorante, no necesitaba acercarme a oler mis axilas para saber que realmente apestaba, por el rabadillo del ojo pude ver como Bruno me miraba con más detenimiento. Mi verga estaba tiesa, completamente parada, era más excitante exhibirme así ante mi hermano. Cuando terminó de arreglar sus cosas se paró al lado de su cama y viéndome de frente tomó el resorte de su bóxer y se lo bajó de un tirón, yo me quedé helado, realmente tenía buen cuerpo, no era marcado pero se defendía ¡y su verga! ¿de donde imaginé que era pequeña?, colgaba semi erecta junto con sus huevos, más desarrollados que cuando lo vi desnudo por primera vez. Se acostó en su cama en la misma posición que yo, ahora entiendo porqué no dejaba de mirarme, era una sensación fascinante. Ya no podía más, así que empecé a oler mis axilas sin dejar de ver a mi hermano ¡vaya, realmente mi aroma era penetrante!

– ¿Porqué te hueles las axilas? – La voz de Bruno me sorprendió.

– No lo se… me gusta como huelo y eso me excita – Mi plan era solo masturbarme enfrente de él, pero no tomé en cuenta que tomaría sus propias decisiones llevándolo un poco más allá de lo que esperaba, se me ocurrió una idea.

Me levanté de mi cama para ir directo a la suya, Bruno no hizo el más mínimo intento por cubrirse pues estaba igual de excitado que yo, seguía abierto de piernas con las manos en la nuca, observándome. Su pene si que había cambiado, ahora estaba erecto, tenía una ligera curvatura a la derecha, me dieron ganas de tocársela.

– Arrímate – le dije.

No puso objeción, solo bajó los brazos para deslizarse a un lado, enseguida me acosté a un lado de él. La cama era individual por lo que nuestras piernas y brazos se tocaron al instante, eso realmente me gustó, tanto que puse una pierna encima de la suya, Bruno no decía nada, me acerqué más a él tomando su brazo para levantarlo, acerqué mi nariz a su axila completamente lampiña y descubrí que tenía un olor muy débil, pero aún así olía a hombre, de mi verga empezaba a salir líquido pre seminal. Ahora era su turno, levanté mi brazo y sin decirle nada mi hermano inclinó su rostro para olerme, al parecer le gustó porque no se quitó de ahí, en cambio, levantó su mano y la llevó a mi pecho, yo no hice nada para detenerlo, me gustaba que tuviera iniciativa, empezó a acariciar mi abdomen subiendo y bajando su mano, tocando suavemente todo mi cuerpo hasta que se detuvo en mis pezones, los rodeó con la punta de su dedo para después pellizcarlos suavemente.

– Más fuerte – le dije al oído.

Bruno me obedeció y sentí de repente la presión de sus dedos, mi verga estaba saltando de excitación.

Aquello se me había escapado de las manos, el fin ya no era masturbarme frente a mi hermano sino hacer algo con mi hermano, decidí ir más lejos y llevé mi mano hasta su miembro tocando primero sus testículos, eran pequeños pero el morbo de sentir los huevos de Bruno me excitó mucho, seguí y acaricie con mis dedos desde la base de su pene hasta su cabeza, al llegar a la punta descubrí que también él estaba soltando líquido, lo tomé entre mis dedos y ya lubricados comencé a sobarle su glande, escuché como empezaba a gemir. Él fue bajando lentamente su mano pasando por mi ombligo, bajó un poco más y se topó con el vello de mi verga, dejó de oler mi axila para mirar mi verga, al igual que yo acarició primero mis huevos, yo solo veía su mano tocándome, aquello era mejor de lo que me imaginé hacer ese último día, tomó mi verga con la mano y empezó a masturbarme, no podía creer que sintiera más placer con su mano que con la mía, hacía movimientos sutiles y lentos que hacían que disfrutara como nunca, ahora era yo el que estaba gimiendo, nos quedamos un rato así, dándonos placer el uno al otro.

Después giré mi cuerpo para quedar enfrente de él y agarré sus nalgas obligándolo a acercarse lo más posible a mi, quitó su mano y empecé a frotar mi verga contra la suya, estaba tan dura la verga de Bruno que sentía como se clavaba en mi vientre, la fricción de su pene contra el mío era lo más rico que había sentido. Mi hermano aprovechó la posición en que estábamos y me abrazó fuerte para mover su cadera embistiendo su verga lo más fuerte que pudo, hice lo mismo pegando todo mi cuerpo al suyo, acomodando mi cabeza sobre su cuello. Podía sentir todo su cuerpo contrayéndose, su pecho contra el mío me producía un morbo mas grande que el de exhibirme, estaba completamente desnudo sintiendo el cuerpo excitado de Bruno con mi propio cuerpo, mis manos acariciaban su espalda, piernas y nalgas. Era delicioso dejarse llevar por la calentura.

Lo empujé, poniéndome arriba de el, su rostro estaba rojo, nunca lo había visto así, su pecho era normal pero me atrajo tanto que me acerqué a culparle sus pezones, lamiendo los primero para después morder los suavemente. Bruno, gimiendo, empujó su cadera rozando otra vez mi verga. Enloquecí por completo y me acosté sobre su pecho, dejando caer todo mi cuerpo dándole fuertes embestidas a su pelvis, quería venirme de ese modo, me abracé completamente a su cuerpo y moví violentamente mi cadera, Bruno solo gemía.

– Espera – dijo en medio de un gemido – espera… – volvió a repetir, entendí, estaba a punto de venirse.

No le hice caso, me separé un poco para ver su rostro y seguí dándole fuertes en vestidas, veía como de esforzaba para no venirse pero era inevitable, empecé a hacerlo más rápido hasta que Bruno lanzó un gemido realmente fuerte, vi su rostro deformado por el placer mientras sentía su verga explotando, aventando chorros de leche sobre nuestros cuerpos.

Paré un momento, Bruno estaba recuperando la respiración, me hinqué sobre él sentándome sobre sus piernas, sentí mis huevos sobre los suyos, tomé mi verga que estaba embarrada de la venida de mi hermano y comencé a masturbarme enfrente de él, no tarde mucho pues lo que había pasado estaba fuera del límite de mi imaginación, el orgasmo recorrió todo mi cuerpo y apunté mi verga al pecho de mi hermano, la leche salió enseguida, manchando el cuerpo pre adolescente de mi hermano, dos descargas grandes le siguieron. Estaba tan extasiado que me acosté al lado de él. Respiré profundo, mi hermano seguía en silencio, asimilando lo que había pasado. Levanté mi mano y estaba manchada de semen. ¿De Bruno o del mío?, no me importó la respuesta, era hora de cumplir el reto. Me lleve la mano directo a mi boca y de un lengüetazo me tragué gran cantidad de nuestra corrida. Mi hermano solo se me quedó viendo, luego con su mano tomó el semen que le había arrojado a su pecho y se chupó la mano, se limpió todo el pecho así.

– Eres un asqueroso – le dije bromeando – Te tragaste mi leche.
– Tú te tragaste la mía, tu pene estaba embarrado completamente de mi corrida.
– Con razón sabía horrible – Bruno me lanzó un golpe en el hombro y ambos empezamos a reírnos.

A partir de ese día nos llevamos mucho mejor, como si tragarnos nuestros fluidos nos hubiera unido como amigos. A nuestros padres les extrañó al principio, pero les dio gusto que por fin hayamos dejado de pelearnos. Bruno me acompañaba a mis clases de atletismo, quería desarrollar su cuerpo para impresionar a las chicas y yo me iba a su cuarto a jugar RapidFire en las noches, ya no se me hacía tonto como antes. Nos contábamos secretos, nos cubríamos las espaldas, hacíamos un montón de cosas juntos, pero ya nunca volvimos a repetir aquello. Eso se quedó en una anécdota que a veces, entre risas, llegábamos a recordar.

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