Después de esa mágica noche, seguimos saliendo y por supuesto cogiendo cada vez que tenemos oportunidad
Quince minutos de sexo duro con una señora de 50 años que era la madre de mi reciente novia.
Me encanta bailar y acariciarme mientras que de reojo veo como tus ojos no dejan de desvestirme, y cuando al fin te decides a bailar y poder sentir tu gran paquete que lo presionas en mi cuerpo, eso me acelera la respiración, y no puedo evitar en querer acariciarlo, para confirmar que realmente eres el que me puede volver loca esta noche, tu haz sido el elegido para hacerme gritar