Me llamo Juan y soy un padre de familia de 45 años. Mantengo una relación con mi mujer de lo más satisfactoria, pese al tiempo transcurrido en nuestro matrimonio.
Hay otras cosas que en un principio me dieron asco, pero luego, a fuerza de probarlas les he tomado el gusto y ahora, cuando la chica con la que estoy me obliga a hacerlas, me excito mucho.
Muy poco a poco, primero le suplique que ya que no teníamos contacto sexual, a cambio, para calmarme me diese sus bragas usadas, dudó y finalmente fue al baño, vino con ellas y me las dio, acto seguido fui yo el que fue al baño, ya sabéis a que.
Mientras Adriano gemía y se retorcía, desesperadamente, intentando controlar los espasmos que fulminaban su tirantísimo escroto a punto de estallar, y su pollón ondulaba con sediento desamparo, surcado por borboteantes venas inflamadas al límite, pero sin osar tocarse, aferradas las empapadas palmas a sus propias cachas con infinita ansia, María Santos Benjumea ordenó con helada diversión, contemplándole de modo férvido y carnívoro:
Ella acercó a mi su pie derecho y se puso a juguetear con mis testículos, que seguían muy grandes pero un poco más duros, asido ya mejor a ellos mi escroto, y luego seguía con sus dedos por mi pene, haciendo que este se columpiara, logrando la tercera vez que lo hizo que este se erigiera casi en pleno.
Ante mi sorpresa y prácticamente sin mirarme, sacó su pie de mi boca y se calzó la zapatilla. Enganchó una correa de perro en mi cuello, y a tirones me sacó de la habitación ante la atenta mirada de Marga.
Tengo que admitir que me tenia atrapado, yo ahí desnudo, con mi palo erecto y chorreante y ella completamente vestida excepto por sus zapatos. Si alguien entraba saldría muy mal de todo el asunto, me había tendido una trampa así que no me quedaba más remedio que aceptar mi derrota e intentar zafarme de esa humillación. Derrumbado caí en el sillón, ya estaba perdido.
Fui a casa de una amigo ha hacer un trabajo, después de un rato planeando como hacerlo lo escribimos en el ordenador y lo fuimos a imprimir, pero nos dimos cuenta de que no había papel.
¿Qué le hace tener en el corazón la convicción de que yo soy distinta de todas? No lo sé. Claudio es un ser que me rebasa en muchas cosas, sobre todo en comprensión. Soy su más linda sierva, adepta, Diosa, compañera, cómplice, musa, puta, soy su puente, soy sus ojos celeste y miel.
Me pidió por favor que guardara sus fotos en mi habitación, por que su madre tenía una sospecha y cuando Natalia no estaba en la casa la madre le revisaba la habitación en busca de las fotos.