Un estilo de vida lleno de vida excesos llevará a la joven protagonista a un sorpresivo reencuentro con su padre y al inicio de una relación prohibida llena de complicidad y deseo.
Desde que tengo uso de razón recuerdo que me atraían mucho las prendas y ropas de mi hermana, ella era un año y poco mayor que yo; cuando ella se iba a casa de alguna amiga a jugar yo me metía en nuestra habitación (compartíamos la misma habitación) y me probaba sus vestiditos por encima de mi ropa, eso era al principio, luego solía ponerme sus zapatos
Llego a mi casa pasada la medianoche, le explico a mi mujer un agravamiento temporal del estado de mi padre, que ella no comprobara, pues no lo ha visitado nunca y toda una noche de pensar en Marina y a la mañana siguiente una relación no acostumbrada con mi mujer que se extraña de mi deseo sexual tan urgente.
Me llamo Carmen, soy española y quiero relataros la forma en la que ha cambiado mi matrimonio y mi vida. Este si os gusta puede ser el primero de muchos relatos que os puedo contar y cantar las excelencias de lo que mas me gusta: El sexo.
Cuando era más pequeña, eran muchas las veces que me despertaba mojada, con la mano en mi rajita y soñando que el pene de Julián estaba entre mis piernas. Hacia casi un año que no le había visto, y cuando llego y le vi, me puse muy caliente.
Para cuando lo que voy a contar ocurrió yo ya había dejado de plantearme si mi madre sufriría o no, ya que ni mi hermano ni mi padre parecían estar muy afectados por el tema.
Siempre sentí una gran admiración por mi padre, en realidad por los hombres maduros de entre 35 y 45 años, sin ser gay (o sin saber que lo era), desde pequeño me gustaba observar a todos esos señores mayores, podría decirse que me atraían sus físicos fuertes, peludos y dominantes
Pues así pasaron los días, yo miraba a mi padre y empezaba a sentir atracción por él, y el ya sabiendo que te había visto con el se portaba muy amable conmigo y me daba regalos, platicaba mas y me invitaba a sus entrenamientos de fútbol. Yo me portaba a veces medio grosero.
Vagamente recuerdo de muy pequeños nuestros juegos en la piscina pequeña del camping donde veraneaba toda la familia, menos mi hermana que no había nacido aun.
Cuando a uno se le pone dura, o a una le pica la raja, necesita de alguien para aliviarse, si no hay del sexo contrario, de tu mismo sexo; si no hay sin vínculos sanguíneos no importa si los tiene, lo que realmente cuenta es lo cachondo que te pongas.
Se agacho delante mía y tomo mi pene en sus manos, le puso crema solar y empezó a acariciarlo muy suavemente, pasándoselo por sus pechos, yo estaba que me moría del gusto, y enseguida me corrí.
El monte nos acogió en su follaje que todo cubría, Esther me contaba que había soñado que era la única mujer en una orgía, estaba caliente, su paso ingles en la cabalgadura hacía mover sus senos
Empezó a lamer mi oído, mi cuello, bajo los tirantes y empezó a chupar mis senos, estaba súper caliente y me deje llevar, apretaba mis nalgas, su dedo ya buscaba desesperadamente la abertura de mi ano, mi vestido callo al suelo, me acostó en el sillón y empezó su exquisita mamada en mi vagina.
Esa tarde de verano al llegar desde la pileta de Claudia, encontré a mi madre preparando la valija con ojos llorosos, mis quince años me decían que algo no andaba bien, pero el mutismo de ella y de mi padre
Siempre he mantenido una relación muy especial con mi madre, soy hijo único y eso me ha permitido disfrutar enteramente de su cariño; siempre ha sido muy bella y con un cuerpo de modelo, morena clara, de pelo largo, con unas piernas exuberantes
Yo le aseguré a mi madre que no creía poder cumplir con mi hermana, pero ella lo dio por bueno asegurándome que así aguantaría mas; que no tenía importancia, pues estaba en plena forma y mi edad lo aguanta todo.
Mi padre, después que ya dejó de sacar leche, me levantó la cabeza de en medio de las piernas de la Tata, sonriéndome me dijo si me había gustado probar su leche y lamer el coño de la Tata; que me había parecido aquello que había visto y si me gustó.
Mi padre me siguió cogiendo en varias ocasiones, creo que por el embarazo no gocé como debía, lo único que me satisfacía por momentos eran las exquisitas mamadas que le daba a mi vagina.
Era una locura, pero seguramente papá viéndome “a lo perrito” y con la hendidura de mi concha expuesta, le debe haber excitado tanto de incitarlo a penetrarme sin cuidarse de que yo soy su hija, exaltando esta acción
¡Y qué mamadas le hacía! Incluso por debajo del agua. Jesús, totalmente desnudo y empalmado, salió un poco para secarse y en las escaleras las manos de su padre le retuvieron por la cintura. Jesús notó con indescriptible placer la lengua húmeda y caliente de su padre explorándole su agujero negro.
Se acercó a él y estiró su brazo hacia su polla: "venga, papi, a ver si lo que pasa es que eres impotente". Su comentario fue justo para evitar la protesta de Fran, que se dejó hacer un poco picado. Pero Jesús no conseguía ponérsela dura.
De un tirón me acostó y se puso entre mis piernas que abrió con sus manos. Besó mis piernas hasta llegar a mi clítoris que lamió de forma maravillosa. Me preguntó si era virgen y le dije que si, entonces metió primero un dedo y luego dos sin dejar de chuparla. Ese fue mi primer orgasmo, me retorcí de placer.