relatos eróticos muslos

19 relatos

La mirada de sus ojos

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Es curioso como puedes pasar conviviendo con compañeros de trabajo durante años y de pronto descubrir un buen día que te sientes atraída por ellos, o que te han sabido seducir.

¡Enséñame tú, papi! II

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Sujeté a mi hija mientras se derrumbaba sobre el sofá y continuaba a convulsionar, sus ojos estaban cerrados al igual que sus muslos, tenía un brazo sobre su frente y su mano estaba todavía crispada en una especie de agonía post orgásmica, la contemplé por largo rato mientras sus tetas se cimbraban y temblaban, finalmente se recompuso un poco.

Giulia encuentra a Sam

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Su verga luciente y mojada golpeaba mis muslos, luego mis nalgas, con mi mano acompañé su pene a mi vagina y eso fue el inicio de un bombeo continuo y frenético, me tiraba sobre su verga y jadeaba como desesperado, daba hasta una especie de pequeños ladridos de goce

Como desvirgué a mi cuñadita I

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Yo seguí bombeando hasta que no aguanté y sentí que me venía, y estuve a punto de sacarla, pero me dijo en un balbuceo rápido, tomo pastillas!!, con lo cual se la volví a meter hasta el fondo y la inundé con mi leche en tal cantidad que rebalsaba por sus labios vaginales y corría por sus nalgas mezclada con sus jugos cada vez más abundantes, y al mismo tiempo bañaban mis muslos y encharcaba las sábanas.

Duro trabajo

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Poco después entró Tamara, que así se llamaba nuestra jefa, iba vestida igual que por la mañana, excepto que llevaba una chaqueta negra que se quitó al entrar. Se sentó en un extremo de la mesa, de espaldas a la pizarra, mientras que nosotros lo hicimos a izquierda y derecha de ella en las esquinas de la mesa.

De niña a mujer V

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Ella se siente abrumada por mi ataque simultáneo: mi boca succionando sus pezones casi con desesperación, mi mano izquierda acariciando su costado tembloroso, dibujando los bordes de su seno, mi mano derecha filtrándose por debajo de sus muslos y sus húmedos glúteos.

Por los dos

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De pronto comenzamos a latir juntos, de una manera casi salvaje, como si nuestras dos naturalezas se sumaran en un solo deseo y ella me mordió de una forma segura y definitiva y yo estallé dentro de ella deshaciéndome en un liquido interminable que se fue derramando a golpes haciéndome sentir sus paredes como lenguas ansiosas que me estrujaran.

La mirada

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Y llegue al final del pasillo, nadie había allí a esa hora de la mañana, era aún muy temprano y allí yo estaba sintiendo que mi trasero tenía una presencia diabólica bajo su mirada.

La espía que me amó II: El encuentro

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Imprimí entonces toda la fuerza de que era capaz a mi ariete, ella se movía a una velocidad increíble suspirando y rechinando los dientes, de pronto lanzó un alarido que debió escucharse en la calle cuando yo no pudiendo aguantar más comencé a lanzar chorros de esperma en el fondo de su útero, el orgasmo fue simultáneo y esplendoroso

Perfiles II: El regalo

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Separé los muslos para facilitar la tarea, podía ver mis labios atrozmente separados y húmedos y entonces los deslice hasta el final , hasta que mis nalgas ocuparon sus espacio apretándolos y por fin mi sexo reposo en el preciso lugar en el cual sin lugar a dudas estuvo su sexo querido días antes.

Ilustrísima señora

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A determinados niveles de poder económico se puede uno permitir disfrutar de un viaje en yate privado. Ese era el caso de Rosa y su esposo Rodrigo. Magistrada ella, Gerente de una gran empresa de asesoría financiera, él. Ambos decidieron relajarse y desconectarse de su estresante vida profesional y fletar, junto a dos matrimonios más, un precioso yate con su correspondiente tripulación, naturalmente.

Naturalmente II: Luis y Ana

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Abrí, sin tener conciencia de que yo estaba desnudo. Pero la tuve cuando vi a Ana y Luis, completamente vestidos. Ana llevaba puesto el sujetador de un bikini, y una minifalda estampada, con vuelo, que resaltaba el moreno de sus muslos. En la mano, una camisa, que supuse pensaría ponerse más tarde.