Mi mujer no lo dudo un instante, ya desnuda se puso a cuatro patas delante del uruguayo y se introdujo su miembro en la boca, el gemía de placer mientras miraba abajo y contemplaba el espectáculo. La boca de mi mujer se trabajaba su polla, mientras la lengua le daba el mayor placer que se pueda uno imaginar.
La cosa se puso bastante rápida, le saqué el vestido y le comencé a chupar las tetas, tratando de no succionar tanto para que no me saliera leche, las toqué despacio pero con bastante desenfreno, de repente ponía mi mano en su vagina y la notaba caliente, como que si tuviera fuego ahí abajo y cada vez que lo hacia soltaba algun quejido de placer.
Una mujer casada hace poco tiempo pero sexualmente insatisfecha, se confiesa ninfómana. Y en una de sus experiencias se folla a un joven, amigo de su primo, en su propia casa.