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Hembra insatisfecha

Me llamo Carlos, tengo 27 años y soy español, soy directivo de una importante empresa española en un país latinoamericano y estoy casado con C. Ella tiene apenas 20 años recién cumplidos y es realmente atractiva, no muy alta, apenas llega al 1.6 m, sin embargo tiene unos deliciosos pechos de talla 90 y unas caderas excepcionales, además de un rostro muy atractivo y una boca deliciosa.

Mi esposa es ingeniera (estudio en una Universidad privada y obtuvo el titulo en solo 3 años) en una importante compañía de dicho país centroamericano, y pese a que en las culturas latinas es necesario tener una fuerte personalidad para triunfar profesionalmente, mi esposa tenia esa faceta de su carácter curiosamente dividida: es enérgica y decidida en lo que se refería al trabajo, pero a veces tenia unas ideas ridículamente infantiles o caballerosas respecto de determinados aspectos de la vida… veréis a que me refiero.

El caso es que la empresa de mi mujer recibió una beca del gobierno de Turquía para asistir a un curso sobre Comercio Exterior en empresas de Ingeniería.

Dicho curso tenia una duración de mas de un mes, y en mi empresa pensaron que, aun siendo mi esposa la mas adecuada para asistir, tendría problemas familiares. Ella me lo contó y yo, queriéndola como la quiero y no deseando ser un estorbo en su carrera, la tranquilice: a fin de cuentas, un mes no es mucho, y la oportunidad es interesante.

Así pues, ella hizo sus maletas y viajo a Turquía, donde se reunió con una serie de profesionales llegados de distintos lugares de Latinoamérica en un centro de formación de altos profesionales que el gobierno turco tiene en una pequeña localidad costera, cerca de Estambul.

Allí fue donde conoció a G, un uruguayo de 54 años, no especialmente atractivo (mas bien un viejo arrugado y gordo) pero un gran conocedor de la psicología de las personas.

Debido a su formación como administrador de empresas, le fue asignado formar pareja, de cara a los grupos de trabajo, con mi mujer, de formación técnica.

-Vas a tener suerte -le dijo- fíjate como todos los hombres, apenas llegado, ya tratan de galantear con las mujeres… por mi no te preocupes, soy casado y amo profundamente a mi mujer… así que podremos ser buenos amigos.

Como pueden ver, cualquier hombre sabe lo que quiere decir esa frase (Estas deliciosa y acabaras debajo de mi en la cama, gimiendo como una zorra), es mas, la mayoría de las mujeres también así lo creería, pero C no, ella pensó que había tenido la enorme suerte de tener un amigo con el que poder hablar y que sabría aconsejarla en algunos problemas que teníamos en nuestra relación -nada serio, salvo cuando alguien quiere complicar las cosas mas de lo normal-.

El caso es que fueron pasando los días, el curso duraba muchas horas al día, había una primera sesión teórica de 5 horas en la mañana, luego almuerzo y otras cinco horas de planteamiento de casos prácticos por la tarde… y aun después de la cena, aquellos grupos que pretendían hacer un trabajo realmente bueno, como era el de mi esposa, trabajaban, usando para ello alguno de los pequeños comedores que había en la planta baja y que quedaban desocupados después de la cena.

Ya eran mas de las 12 de la noche cuando hicieron un descanso en la tarea que llevaban horas haciendo:

-¿Que te pasa C? ¿Te veo desconcentrada? ¿Hablaste con Carlos?

-No, precisamente me llamó pero le colgué apenas empezó a hablar… es un insensible y no me comprende: ojala aprendiera algo de ti

(Nota personal: para las mujeres los hombres buenos y comprensivos son aquellos que las tratan muy bien… sobre todo cuando quieren follárselas. los maridos que buscan el bien y el desarrollo en la vida de sus esposas, aunque a eso a veces implique decir algo un poco fuerte… son unos insensibles que ya no son como antes…)

-Hagamos una cosa, demos un paseo por la playa, las olas y la luna te calmaran un poco, charlaremos y veras como te arreglas con Carlos… te parece?

-Esta bien, G, tu si que eres un buen amigo

Ya se veían lejos, como a unos 200 o 300 metros, las luces del complejo, cuando, mientras hablaban, una nube despejo la luna.

-Mira que bonita la luna

Mi mujer se movió para verlo, en ese momento, G se inclino sobre ella, mirando sus ojos, y la beso…

Ella empezó a devolver el beso, pero de repente se aparto.

-No G!!! Por favor soy una mujer casada!!! No pensé que fueras… !!!!

En ese momento G se abalanzo sobre mi esposa, la sorpresa hizo que fácilmente cayera sobre la arena de la playa, aunque ella era fuerte, debido a las horas de gimnasio, la visión del espléndido cuerpo de mi mujer, ceñido por la blusa, junto con la mini falda y las botas altas de tacón alto, que aun así dejaban ver sus magnificas piernas desnudas, dieron fuerzas de sobra al grueso uruguayo, que se emocionaba ante la posibilidad de poseer el cuerpo de tan gloriosa joven.

Así, sus fuertes manos arrancaron la blusa, dejando al descubierto, mi mujer no llevaba sujetador, sus excelentes pechos, que empezó a devorar, mezclando sus bufidos ante tan suculento manjar con el ruido de sus manos arrancando la falda y liberándose el del cinturón con las peticiones de auxilio de mi esposa

-Por favorrr nnnooooo!!!!!!!!!!!!!!!

-Te lo ruegoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!

-Por dios soy una mujer casadaaaa!!!!!!!!!

Una vez hubo arrancado sus bragas, G se abalanzo sobre el delicioso coño de mi esposa, introduciendo en el su lengua y jugueteando con el clítoris… sin saberlo, había ganado la lotería…

-nnnnnnnnoooooooo!!!!!!!!!!!!

-nnnnnooo!!!!!!!

-nnnooo!!!

-nnnoo

-mmmmm…

-sss

-ssssssiiiiiiii

-sssssiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!!!!!

-Por dios no te pares, sigue sigue, oohhh , ooohhhh … esto no me lo ha hecho nunca mi marido!!

(Es cierto, nunca he sido capaz de hacerle sexo oral a mi mujer… que, en consecuencia, tampoco nunca me lo ha hecho a mi… en realidad, he de confesar, a estas alturas de mi relato, que apenas soy capaz de fornicar con mi mujer cada 9 o 10 días, y solo soy capaz de echarle un polvo en cada sesión… no es, ni muchísimo menos, que ella no posea un magnifico cuerpo que muchos hombres desean poseer, sino que mi capacidad sexual es bastante limitada… lo cual, como demuestra este relato, es un problema con una esposa con un cuerpo como el de la mía, que desea ser saciado).

-Úsame, por dios, soy tuya, tómame!!!!

La boca de G se trabajaba a conciencia el delicioso manjar que la suerte había puesto a su disposición, su lengua rodeaba el clítoris a gran velocidad, mientras ese movimiento era acompañado por la penetración, repetidas veces, de su lengua, profunda y experta, en el interior del sexo de mi mujer.

Sus gemidos eran impresionantes, y, ya abandonada al placer, no oponía la menor resistencia… mucho menos cuando alcanzo un profundo y prolongado orgasmo… después del cual aun no se sentía satisfecha

El uruguayo disfruto del placer de comerle el coño a mi esposa, pero por dentro sentía un placer todavía mayor: Su primer plan había sido tan solo ganarse el respeto de mi mujer para poder llevarla a un sitio solitario y allí follarla, pero esto era todavía mejor: él, un hombre de mas de 50 años, gordo, poco atractivo, estaba cepillándose a una deliciosa jovencita de 20 años, quitandosela a su marido… ahora era suya y no iba a desperdiciar la oportunidad… Poniéndose de pie, le dijo:

-Ponte a cuatro patas, vamos!! ponte a cuatro patas y chupamela zorra!!!

Mi mujer no lo dudo un instante, ya desnuda se puso a cuatro patas delante del uruguayo y se introdujo su miembro en la boca, el gemía de placer mientras miraba abajo y contemplaba el espectáculo. La boca de mi mujer se trabajaba su polla, mientras la lengua le daba el mayor placer que se pueda uno imaginar.

El pensaba en mi, y se decía “Dios que placer, ojala el españolito pudiera verlo, su esposa comiéndome la polla con unas ganas increíbles… te sientes humillado, eh huevon!!!”

La boca de mi joven esposa seguía trabajándose la polla del viejo, arriba y abajo, arriba y abajo, una y otra vez, mientras la lengua la ensalivaba y acariciaba.

Ella la comía con fruición, con verdadera hambre; el espectáculo de la joven semidesnuda, devorando la verga, podría encender a un muerto. El espectáculo de humillación y dominación, de placer y necesidad sexual, era impresionante.

-Ahhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!… Y el semen del viejo lleno la boca de mi esposa, que no dudo en tragárselo todo y limpiar con su dulce lengua los restos…

El se inclino sobre ella, la tiro encima de la arena y separo sus piernas bruscamente. Obviamente, iba a terminar el trabajo… le metió de golpe la polla, sin contemplaciones, los gemidos de mi mujer fueron espectaculares, abrazaba con sus piernas la espalda del viejo.

La escena del viejo gordo bufando y cabalgando encima de una sílfide de delicioso cuerpo era impresionante.

Arriba y abajo, arriba y abajo una y otra vez. Ella, perdiendo el control, decía de todo

-Fóllame Fóllame tu si que eres un hombre.

El seguía cabalgando encima de ella, bufaba y se esforzaba mientras acometía, sin condón obviamente, una y otra vez a mi esposa, miraba debajo de él y veía un esplendoroso cuerpo, dotado de unas excelentes tetas y unas caderas realzadas por la estrechez de su cintura, moviéndose adelante y atrás mientras gemía como una autentica perra en celo.

-Úsame córrete dentro de mi úsame soy tu puta, haré lo que desees… pero por dios comete mi coño, vuelve a hacerlo…

-Eso, mi chiquita, dijo el después de eyacular dentro de ella, te lo haré todos los días si te portas bien conmigo, aun quedan dos semanas y voy a hacer lo que desee con tu dulce cuerpo.

Se vistieron, lo que pudieron, llenos de arena, y cuando mi mujer salía de la ducha de su cuarto, llamaron a la puerta, sorprendida, fue a abrir, y allí se encontró al desagradable gordo que, con la sonrisa mas cínica y prepotente que se pueda uno imaginar,

dijo:

-Pero hoy, por inauguración… uno de regalo.

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