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Hembra insatisfecha

Mi mujer no lo dudo un instante, ya desnuda se puso a cuatro patas delante del uruguayo y se introdujo su miembro en la boca, el gemía de placer mientras miraba abajo y contemplaba el espectáculo. La boca de mi mujer se trabajaba su polla, mientras la lengua le daba el mayor placer que se pueda uno imaginar.