Liza empuñó la polla de Juan y se introdujo por su ya lubricado conejo. Ella se movía con movimientos compulsivos y secos. Juan jadeaba mientras se desembarazaba de su camisa y del sujetador de nuestra protagonista. Sus tetas se bamboleaban frenéticamente con el vaivén de sus caderas. En uno de esos momentos de placer se introdujo el dedo en el esfínter y obtuvo su primer orgasmo.
Me di la vuelta con la verga completamente empalmada. Aun no me salía ninguna palabra y no podía creer que Rebeca estuviera arrodillada delante de mí con mi polla en su mano. -Te voy a terminar de dejar "contento", como estabas antes- Me dijo a la vez que me besaba la punta de la polla con sus turgentes labios. El beso, se fue ensanchando a la vez que mi glande desaparecía en su boca.
Ya finalizado el cortejo que da diario inicio al martirio estudiantil, nos dirigimos entre risas vagas y estupideces al salón para tener la primera de las ocho horas que ese día nos tocaba a los alumnos del quinto tercera. Yo, como todos los compañeros de mi grupo, me ubiqué en mi banco al final del salón, posición más que óptima para cualquier adolescente que se precie de tal en la misma situación.
Hasta que me sucedió esto, yo ya había tenido experiencias con chicos, no era una novata en el sexo, se puede decir que empecé muy pronto a interesarme por el tema (os prometo una historia sobre ello más adelante) incluso había un chico que aunque no lo consideraba como mi novio ya había estado con el varias veces.
De como el extasis y el place surgio en el vapor
Uno de los amantes de nuestra protagonista le propone participar en sus reuniones de sábado noche, un grupo selecto de amigos, de sibaritas del sexo. Ella acepta, intrigada y excitada.
En una aburrida presentación de empresa con cóctel y baile, se forma una pareja, como por casualidad, y disfrutan de un magnífico momento de intimidad.
Después de años de separación unos amigos se reencuentran y recuperan tiempos perdidos en la habitación de un hotel.