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La profesora

Después de un rato follando en esta posición Tomás cedió su sitio a Alberto que rápidamente la embistió follándola con fuerza mientras Gonzalo debajo, la agarraba por las caderas tratando de acompasar su ritmo con las embestidas de Alberto, que parecía dispuesto a correrse a toda costa por la velocidad con que se movía lo que no le parecía bien a Lucía, al menos de momento.

Parejas

Carlos, se agachó a nuestras espaldas y nos levantó el vestido hasta la cintura a las dos. Elena no llevaba bragas pero yo sí, aunque eso no fue un impedimento, puesto que mis braguitas rojas fueron quitadas de inmediato con mi ayuda.

Mis historias

Con la misma precipitación introduje mi pene en aquella chorreante cavidad y solo necesite unas breves sacudidas para conseguir alcanzar mi propio clímax y eyaculé profusamente terminando de inundar las entrañas de Elena antes de caer derrumbado sobre ella.

La espía que me amó IV: El Viaje a Berlín

Salimos del agua y tal cual estábamos nos pusimos a comer ¡Bueno! Mas que comer lo que hacíamos era jugar y el juego era divertido, Irina cogía con una mano mi pito y con la otra colocaba un trozo de salchicha, se agachaba y... ¡Zas! Se la comía, yo la colocaba haciendo equilibrios sobre uno de sus erectos pezones y procuraba tragarme la salchicha chupándoselo al mismo tiempo

La última vez

Tomaste tu sostén para ponértelo, pero yo te dije que no, y quitándotelo me miraste sorprendida y me dijiste que como ibas a bajar así nada más, y ayudándote a ordenar tu blusa y abotonarla, te dije que así te quería, me diste un beso y me complaciste, y nos fuimos a desayunar.

Una joven monja fue a su despacho a consultarle un caso, aunque ella no tenía honorarios sabía como iba a pagarle

Al salir noté bajo la sotana el bien formado y delicioso trasero de la monjita, que aunque no era muy alta, si se manejaba unas formas de reina de belleza, al ponerme de pie ella notó mi erección y se sonrojó, a la vez que observé que miraba mi bragueta con un brillo lujurioso en los ojos color caramelo que se manejaba.

Un encuentro delicioso con mi amiga

Claudia permaneció dormida un buen rato y fue despertando entre gemidos y suspiros de goce. Cuando abrió los ojos, sorprendida al darse cuenta de que no era un sueño, no tuve clemencia. Empujé mi caliente aparato hasta el fondo y empecé a empujarla con violencia, masajeando ambas tetas.

Alice

Cuando llegamos a México, como nadie la esperaba dado lo intempestivo de su viaje, le ofrecí llevarla a su casa en mi auto que tenía estacionado precisamente en el estacionamiento de una de las Compañías para las que prestaba mis servicios, esa noche no pasó nada, la llevé a su casa y nos despedimos con un beso, yo como por casualidad en lugar de dárselo en la mejilla se lo dí en la boca y ella correspondió con calidez, quedamos de vernos en el curso de la semana

No imaginé que mi alumno me gustara tanto

Noté de reojo que no había soltado su verga aún, normalmente nunca veo directamente a la entrepierna de mis alumnos cuando se rascan pero como Iván estaba mirando a su vaso, me dejé llevar por la curiosidad y vi su mano sujetando un bulto debajo del short. Nunca me había interesado verle la verga a un hombre, ya había visto algunas en mi vida pero nunca me había dado morbo. Maldito alcohol. Levanté mi vaso, aún me quedaba la misma cantidad de whiskey que le serví a mi alumno, decidido, tomé todo de un trago. Si iba a pasar algo, estaba decidido a echar la suerte a mi favor.

Por fin logré tener conmigo a la mujer de mi vida, a la que había hecho casar con mi mejor amigo, que la desaprovechó

Debo reconocer que mi físico no es para impresionar a nadie. Apenas llego al 1,70 y mi humildad económica no me permitió jamás lujos como el gimnasio o deportes que me tomaran mucho tiempo, pues desde los 12 años casi me sostengo solo, pues mi madre apenas puede con los gastos que generan mis hermanos menores y yo he tenido que trabajar de casi todo.

Sólo iba a recoger unos discos a casa de su amigo, pero al verle una extraña y a la vez muy excitante sensación, recorrió su cuerpo

Mi deseo crece enormemente, y en el siguiente instante me encuentro pidiéndote cógeme ya, por favor... No siento que me escuches, así que junto fuerzas y te lo digo más fuerte, hasta que levantas tu cabeza y me preguntas si dije algo, separo mis muslos y con mis manos tomo tu cabeza y la jalo hacia mí, te incorporas un poco y mirándote a los ojos te digo como en un ruego: necesito sentirte dentro de mí.

Andrea, secretaria y amante en el bufete de abogados

Un buen día, mientras discutíamos asuntos de la oficina, me daba cuenta que se le quedaba viendo al bulto que formaba mi polla en el pantalón. Le hablaba, subía su mirada hacia mí y luego nuevamente la bajaba a la polla. No quise decirle nada para no interrumpir el placer que posiblemente eso le despertaba a ella y yo no quería que dejara de verla. Tan es así, que abrí mis piernas un poco más para que ella tuviera una mejor vista de lo que tanto deseaba.

Llámame Marta

Él tomaría el último tren, hacía frío y llovía. Ella no lo conocía pero al llegar a la estación entablaron conversación y juntos subieron a ese tren donde les esperaba un viaje muy excitante.