Mientras le regalaba aquellas exquisitas caricias, en el momento en que pensé que se derramaría en mi boca, él se retiró sacando su verga, que quedó abierta y expectante, queriendo ser llenada nuevamente.
La sorpresa de sorprender a Claudia masturbándose pronto fue cambiada por el deseo que despertó en mí ver sus piernas al aire y uno de sus senos que se había librado de su prisión y se mostraba impúdico, mientras los suspiros se hacían cada vez más profundos y el masaje más frenético.
Mi pene rozaba con su culo y mi erección era total, dudo que ella no se enterara porque mi pantalón tenía un bulto muy visible. Cuando llevábamos la mitad del recorrido empezó a mover su culo arriba y abajo, no tarde mucho en correrme y cada vez me excitaba más.
Cuando mi novia me dijo que lo que realmente le gustaba era excitar, debo confesar que me puse celoso. Dejé de tratar el tema y seguimos jugando para terminar haciendo el amor, como siempre.
Estuve largo rato chupando sus pezones y mientras lo hacía metí mi mano entre sus piernas acariciando su coño de arriba a bajo lo cual agradecía soltando más jugos, quité del todo su vestido y bajé sus bragas, quería tenerla completamente desnuda
Buscando el consuelo espiritual, encuentra el placer de una manera inesperada en los brazos de un sacerdote.
No debe ser leída por nadie que no tenga 18 años. Esta historia contiene descripciones gráficas de sexo. Si esto te ofende, sal de esta pagina. Esto es ficción, la hipnosis no funciona de esta forma.
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