Soy Sandra. Actualmente tengo 62 añitos pero en el momento en que se desarrollaron las aventuras de estos relatos tenía 22 , ningún tabú y mucha curiosidad. Leed los dos anteriores y disfrutad con la continuación. Espero vuestros comentarios y vuestros correos.
Como poco a fui descubriendo mi pasión y excitación al practicar el exhibicionismo.
Muchos no sabrán que en nuestra ciudad hace muy poco tiempo se han abierto salas de cine porno lo que ha provocado una nueva oportunidad para cambiar nuestras conductas sexuales.
Me estaba gustando, eché un vistazo a la cama de Bruno para asegurarme que siguiera en la misma posición, mis amigos no estaban pero había alguien que podía presenciar lo que estaba haciendo, mi respiración se entrecortó por el pensamiento que tuve, decidido, bajé un poco más las cobija, ahora a la altura de la cintura, tragué saliva, ahora mi mano estaba acariciando desde mi abdomen hasta mi pecho, tocando la musculatura de mi cuerpo, el apretar mi verga ya no me era suficiente, lo estaba disfrutando mucho así que decidí arriesgarme por completo, bajé rápido la cobija hasta donde terminaba mi bóxer, sin importar que mi hermano pudiera verme.
Nos conocimos hace mucho tiempo, y comenzamos a salir como amigos al principio, como pareja después durante dos años, relaciones normales si bien con algún juego erótico y morboso, nada de esto pasó por nuestra imaginación, un día él rompió la relación, me dejó, lo pase muy mal, y pensé que nunca más volveríamos a estar juntos, así fue un tiempo, pero tres años más tarde, reiniciamos la amistad, y ahí comenzó todo.
Un marido sospecha que su mujer puede ponerle los cuernos cualquier día, porque ya le gusta exhibirse desnuda ante jóvenes que pueden tomarla en cualquier momento. Y a él le excita verlo....
Nuestra pareja de lascivos exhibicionistas se propone hacer el amor en un jardín de un hotel donde se celebra una boda cuando se percatan de la presencia de otra pareja de semejantes intenciones.
Un marido observa cómo su mujer es follada por el joven y apuesto vecino, dentro del ascensor. Al llegar a casa remata el trabajo tomándola contra la pared, en la entrada de la casa.