Ser miembro del club implica la sumisión de todos los hombres que forman parte de él y poder disfrutar de una nueva dimensión en el concepto ama-esclavo.
Seguí bajando por su espalda hasta llegar a su cintura y allí me detuve de nuevo, subiendo de vez en cuando recorriendo su columna vertebral. A continuación me dediqué a sus piernas, bajando rápidamente hasta hacerme con sus pies y comencé a masajearle las plantas de los pies.
Luego empecé yo a hacerle una mamada y recibí su leche hirviendo en mi boca y cara, pero por mi seguridad la arroje a una lado, entonces decidió el chupármela nuevamente y llegar a saciar su sed de leche; de allí me volteo y empezó seguir besándome luego de 10 minutos cuando estábamos nuevamente calientes, me la empezó a meter suavemente, muy delicado por cierto acabando dentro de mí y quedándose dentro.
Una vez adentro comencé a lamer sus pies, sus zapatos y tacones, luego la pierna, hasta llegar a sus partes íntimas donde me ordeno que parara. Mi ama se quitó la ropa y se colocó un traje de cuero que solo tapaba sus senos y su pubis. Seguidamente me ordeno colocarme de espalda tirado en el suelo, comenzó a caminar sobre mi cuerpo, luego me ordeno besar y lamer sus pies, mi excitación era máxima, pero mi ama no me dejaba que me tocara.
Su miembro se había endurecido de tal forma que me era imposible continuar sin encajarlo dentro de una cavidad carnosa. Se incorporó, de rodillas detrás de mí que continuaba lamiéndole el coño a Alba y apuntó su pene directo a mi vulva.
Llega el final del misterio en torno al asesinato de un hombre en el transcurso de una tórrida orgía, tras una investigación no menos caliente...
En un primer momento me asusté, pero abro despacio la puerta, y pude ver a escondidas que mi hijo menor, Néstor, se estaba masturbando. La escena me produjo un morbo increíble, por lo que me quedé escondida mirando como mi hijo se satisfacía sexualmente. Observé como con su mano sostenía un respetable miembro al que sacudía con cierta violencia, sentado en el borde del inodoro, con sus ojos cerrados apuntando al techo.
Nuestros calientes amigos siguen con sus celebraciones a tres, esta vez celebrando el cumpleaños del compadre se prapara una follada monumental.
Una mujer deja volar su imaginación, sus dedos y algunos "amigos" vegetales por su cuerpo mientras recuerda a su amante.
Mi pene rozaba con su culo y mi erección era total, dudo que ella no se enterara porque mi pantalón tenía un bulto muy visible. Cuando llevábamos la mitad del recorrido empezó a mover su culo arriba y abajo, no tarde mucho en correrme y cada vez me excitaba más.