Llegamos el viernes e instalamos el campamento, desde el viaje, como todos viajamos juntos en una camioneta estuvimos recargados unos sobre otros y siento que desde ahí con el tequila, sabiendo que cada no tomaría a partir de ese momento un camino diferente en fin todo ese momento que encerraba algo especial nos atrevimos a cachondearnos, ya que nos abrazamos, tocábamos sin una supuesta intención (¡aja!), etc.
Tenía que confrontar a mis instintos contra mi razón, mi instinto era una mujer bella con cuerpo exuberante y vestida con ropas provocativas, mientras que la razón era otra mujer bella pero más inocente y jovial, con bonito cuerpo también pero ésta estaba vestida con un falda larga, blusa y un listón en la cabeza.
Cuando el agua cubrió por completo mis tetas, tuve que darme la vuelta porque me arriesgaba a ahogarme si me quedaba en esa posición, aunque lo resentí pues estaba gozando como nunca.
La estábamos haciendo sufrir y al mismo tiempo le provocábamos un inmenso placer y excitación. De nuevo, Flavio se apoderó de ella, la puso de rodillas en la cama dándole la espalda, sus manos se aferraban al cabezal. El paseó su miembro a lo largo de su sexo, luego lo encaró y la penetró con suavidad.
Ahí fue cuando descubrí porque tenía ese apodo de asesina, noté que ella comenzó a apretar mi verga muy duro con su vagina, la comenzó a apretar con ella, me dolía un poco, pero mi reacción fue acelerar el ritmo de penetración lo cual la calmó de hacer eso, seguimos follando duro hasta que nos vinimos, fue genial...
Me sorprendía a mi misma, nunca antes se me había pasado por la cabeza engañar a mi marido, nunca había tenido motivo, y ahora tampoco lo tenía pero en mi cabeza se empezaba a gestar la idea de tener una aventura extramatrimonial.
Notaba como con los suspiritos y pequeños escalofríos de excitación mi ano se contraía levemente. En uno de esos momentos aproveché para meter el primer dedo, que proseguiría en un trabajo circular hasta poder meter suavemente, sin esfuerzo, el otro, y así hasta tres.
Todo comenzó hace dos meses, cuando recibí una llamada de un viejo amigo al que hacia mucho que no veía, me llamaba para saber algo de mi como estaba y que tal me iba, me dijo que el mes de julio de este verano iba a venir a Málaga a pasar unas vacaciones aquí.
Es una chica estupenda: organizada, responsable, discreta, eficiente, muy avispada y observadora... y sabe escuchar como nadie, lo que la convierte en mi consejera y mi mejor amiga. Su ternura me proporciona la calma que en tantas ocasiones mi corazón solitario pide a gritos.
Unos días después volvimos a coincidir, estaba yo nadando en la piscina cuando ella apareció, al llegar llevaba puesta la parte de arriba del bikini, y en la cintura llevaba un pareo que le tapaba hasta las rodillas, se sentó en la toalla y se quito el bikini, quedándose en top-less como de costumbre, pero al quitarse el pareo me lleve un pequeño impacto